"Quiero ser ateo en todo"
Llu¨ªs Maria Tod¨® (Barcelona, 1950) escribi¨® El mal franc¨¨s, obra autobiogr¨¢fica distinguida con el Premio Josep Pla, para vencer un bloqueo creativo. El autor era incapaz de encauzar su sexta novela. Casualmente, encontr¨® unos diarios de juventud datados en 1969 en los que rese?aba sus vivencias en Francia. Tod¨®, un enamorado de la cultura francesa, fue all¨ª para cursar estudios universitarios. El viaje tambi¨¦n tuvo algo de inici¨¢tico, porque le permiti¨® asumir su homosexualidad.
La lectura de esos papeles le hizo abandonar la novela que ten¨ªa entre manos para debutar en el g¨¦nero memorial¨ªstico, aunque sin excluir toques de ficci¨®n. "El tema del descubrimiento de la homosexualidad es un mecanismo para poner en marcha la escritura, no es el asunto principal", explica el escritor y traductor de Balzac, Bossuet, Maupassant o Flaubert, entre otros muchos literatos. "Lo importante es el relato de lo que sucedi¨® en aquella primavera del a?o 69. Por entonces militaba en un partido de extrema izquierda. La polic¨ªa me buscaba sin que lo supiera. Me avis¨® mi padre por carta".
El mal franc¨¨s se divide en tres partes bien diferenciadas: la reproducci¨®n de los diarios, los comentarios de Tod¨® fechados en 2004 y los fragmentos de una hipot¨¦tica novela inconclusa. "Me interesaba reflexionar sobre lo que ha pasado en Catalu?a en los ¨²ltimos a?os", apunta el escritor, uno de los firmantes del manifiesto contra el nacionalismo. "Lo firm¨¦, pero ahora soy reticente a algunos aspectos. Por ejemplo, no creo que sea necesario fundar un nuevo partido. Eso s¨ª, soy todav¨ªa muy cr¨ªtico con el monolitismo nacionalista".
Tod¨® ha disfrutado tanto con la escritura de este libro, lleno de iron¨ªa, que ahora se muestra reacio a volver a la novela, un g¨¦nero que hab¨ªa visitado en cinco ocasiones (Los placeres ficticios, El joc del mentider, L'adoraci¨® perp¨¨tua, El cant dels ad¨¦us e Isaac i els dubtes). "Hab¨ªa llegado el momento de hablar en primera persona, sin m¨¢scaras ficticias. Escrib¨ª este libro en estado de euforia. Ahora me cuesta mucho pensar en concebir una novela. Todo depender¨¢ de la acogida de la obra. Me gustar¨ªa que tuviera una continuaci¨®n", dice el autor, y a?ade: "Pongo estas memorias bajo la advocaci¨®n de Josep Pla y Stendhal, dos de mis ¨ªdolos literarios. Ambos supieron hablar de s¨ª mismos de una forma h¨¢bil e inteligente".
El t¨ªtulo no es un eufemismo de la s¨ªfilis, sino una confesi¨®n. "Admiraba la lengua francesa. Representaba una cultura europea y liberal. En el libro se habla mucho de Proust, una de mis obsesiones desde aquella ¨¦poca. Entend¨ªa el arte como una religi¨®n. Su lectura me cambi¨® la vida para siempre. He tenido que luchar contra su concepci¨®n trascendente y religiosa de la literatura, porque quiero ser ateo en todo".
El mal franc¨¨s es tambi¨¦n un peque?o ajuste de cuentas. Tod¨® se siente algo marginado en el mundo literario local. "La sociedad literaria catalana decret¨® que yo era s¨®lo un traductor. Por eso quer¨ªa que mi pr¨®ximo libro fuera algo fuerte para que recordaran que tambi¨¦n soy escritor".
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