Indefensi¨®n

Mi marido es uno de los miles de espa?oles que un d¨ªa decidieron montar una peque?a empresa y dejar de contar con una n¨®mina fija a final de mes. Tras varios a?os de duro trabajo, esfuerzo y pocos ingresos, parec¨ªa que 2005 pod¨ªa ser un a?o m¨¢s positivo. Hasta que el 28 de diciembre Telef¨®nica le cort¨® el tel¨¦fono por una aver¨ªa sin concretar. El 4 de enero (m¨¢s de una semana despu¨¦s), la empresa de mi marido, que se dedica a vender turismo rural a nivel de toda Espa?a, segu¨ªa borrada del mapa, ya que su medio de venta es el tel¨¦fono.

Adem¨¢s de las p¨¦rdidas considerables que le est¨¢ causando esta aver¨ªa, la situaci¨®n se agrava por la indiferencia, desprecio y falta de respeto que ha recibido por parte del servicio 1002. Ha llamado reiteradamente (m¨¢s de 60 llamadas en los ¨²ltimos d¨ªas), puesto 7 reclamaciones y abierto 5 boletines de incidencia cr¨ªtica. Sin embargo, nadie se ha puesto en contacto con ¨¦l, nadie da explicaciones ni nadie asume responsabilidades por la falta de atenci¨®n.

Les cuento esto porque estoy segura de que a muchos les ha ocurrido algo parecido y, normalmente, despu¨¦s de restablecerse el servicio, optamos por respirar aliviados y olvidar el incidente. Sin embargo, creo que es muy triste que tengamos una empresa de tal envergadura con un servicio tercermundista.

Sirva esta carta, pues, como queja (al menos) moral. ?Ah! Y si soy yo la que escribe es porque mi marido sigue llamando insistentemente a ver si alguien le soluciona el problema antes de que se le hunda la empresa.