480 diarios
La industria tabaquera necesita captar cada d¨ªa en Espa?a 480 fumadores para poder mantener su negocio, reemplazando as¨ª a los fallecidos y los que abandonan este h¨¢bito. En total, seg¨²n las primeras estimaciones del Centro de Estudios sobre Promoci¨®n de la Salud, en 2006 precisar¨¢n de m¨¢s de 175.000 consumidores, ya que s¨®lo las muertes por enfermedad asociadas al tabaquismo superar¨¢n los 55.000 anuales.
Por este motivo, la estrategia publicitaria de las compa?¨ªas se centra en los m¨¢s j¨®venes, aquellos que pueden garantizar a las empresas un consumo durante d¨¦cadas. As¨ª se pone de manifiesto en el tipo de actividades que vienen patrocinando o en las que se han anunciado, como el motociclismo. Nunca aquellas que desarrollan personas de la tercera edad. Los datos confirman esta hip¨®tesis. Un porcentaje elevado de los nuevos fumadores son adolescentes, ya que la edad media de inicio en Espa?a es de 13 a?os. El 25 % de los j¨®venes fumadores son varones y el 35,8 %, mujeres.
Hacienda y las administraciones auton¨®micas perciben miles de millones de euros de este vicio
Un porcentaje elevado de los nuevos fumadores son adolescentes, ya que la edad media de inicio en Espa?a es de 13 a?os
Gastarse dos euros y medio en un paquete de tabaco rubio es demasiado y las tabaqueras lo saben. Adem¨¢s son conscientes de que si no consiguen retener a los adolescentes como semillero de nuevos fumadores, el negocio se les viene abajo. Hay que suplir a los mayores de 40 que dejan de fumar. Para ello han inventado las denominadas "marcas baratas", cuyo precio es de entre un 55 y un 60 % el de las normales y que han ganado cuota de mercado de forma espectacular en el ¨²ltimo a?o. Acabar con esta pr¨¢ctica ser¨ªa posible con s¨®lo cambiar el sistema impositivo para que todas las cajetillas paguen un fijo alto, independientemente del precio de venta, con lo que muchas marcas no ser¨ªan rentables. El Ministerio de Econom¨ªa dice que no lo descarta.
Diez meses antes de que haya entrado en vigor la ley antitabaco, se hac¨ªa lo propio con el Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT) de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, al que Espa?a est¨¢ adherida formalmente desde hace un a?o. El pacto internacional contra los humos y la nicotina fue alcanzado por 171 pa¨ªses en mayo de 2003, despu¨¦s de arduas negociaciones que tanto Estados Unidos como la industria tabaquera trataron de boicotear. Al final y de momento, s¨®lo 57 pa¨ªses lo han rubricado. Han quedado fuera EE.UU, sede de la multinacional Philip Morris, compa?¨ªa l¨ªder del mercado tab¨¢quico, y China, el mayor consumidor de cigarrillos del mundo.
En nuestro pa¨ªs, la nueva ley regula d¨®nde se puede fumar; qu¨¦ lugares est¨¢n autorizados para vender tabaco y la publicidad. Uno de los tres objetivos que persigue la norma es retrasar el inicio de la edad a la que los j¨®venes empiezan a fumar. Los menores de 16 a?os no podr¨¢n entrar en lugares donde se permita aunque les acompa?e un adulto.
Pero tampoco podemos obviar que el sistema sanitario espa?ol dedica cada a?o casi 4.000 millones de euros a atender enfermedades directamente causadas por el tabaquismo. En este punto, lo parad¨®jico es la forma en la que el Estado decide declarar la guerra total a los fumadores sin renunciar a la vez a los suculentos beneficios econ¨®micos que esta adicci¨®n produce para las arcas p¨²blicas. De cada cajetilla que se vende, un 71,42 % de su precio son impuestos. En el mercado espa?ol existen 14.487 expendedur¨ªas de tabaco, todas ellas con concesi¨®n administrativa. De ellas, 8.500 son de car¨¢cter general (s¨®lo son estancos) y algo menos de 6000 son de car¨¢cter complementario. De su montante, Hacienda y las administraciones auton¨®micas perciben miles de millones de euros directamente de este vicio con el que se ha decidido acabar.
No se han hecho bien las cosas. No se ha sabido garantizar la eficacia de la norma. Las autoridades aseguran que no tiene por qu¨¦ ocasionar p¨¦rdidas millonarias al sector hostelero y ponen como ejemplo Noruega donde en junio de 2004 entr¨® en vigor y cafeter¨ªas y restaurantes no se han resentido. Irlanda tambi¨¦n ha aplicado la prohibici¨®n de fumar y casi el 95 % de los ciudadanos est¨¢n de acuerdo con la implantaci¨®n de la nueva norma. Otra cuesti¨®n ser¨¢ lo que suceda en los centros de trabajo. Todav¨ªa es pronto para saberlo. El ¨²nico caso en el que se ha estudiado el tema es Italia, donde la prohibici¨®n de fumar est¨¢ en vigor desde el a?o pasado y donde se ha realizado una encuesta entre 177 empresas. La conclusi¨®n de los investigadores es que el 75 % de las compa?¨ªas tienen problemas con los fumadores y que las pausas que hacen para salir a la calle a echarse el cigarrillo reducen hasta en un 10 % la productividad de estos empleados. De hecho, un 3 % de las compa?¨ªas encuestadas estudian ya m¨¦todos legales para poder reducir el salario a los fumadores. ?Se imaginan algo as¨ª en Espa?a?
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