El gran estanco del sur de Francia
La Jonquera teme perder los beneficios de la venta de tabaco
Centenares de franceses cruzan a diario la frontera de La Jonquera en busca de tabaco, alcohol, gasolina o sexo. La diferencia de precios y la facilidad para llegar al producto anhelado dictan su inexorable ley. Pero aunque en la comarca del Alt Empord¨¤ han proliferado aparatosos prost¨ªbulos y gigantescas gasolineras, el tabaco segu¨ªa siendo hasta ahora el superventas. Hasta que lleg¨® la ley del tabaco. Dif¨ªcilmente el estanco con mayores ventas de Espa?a, el principal suministrador de las grandes superficies, podr¨¢ mantener sus niveles.
A pesar de que los propietarios de grandes superficies presionaron a los pol¨ªticos para que la ley incluyera la zona de La Jonquera como una excepci¨®n parecida a los duty free de los aeropuertos, desde el 1 de enero la ley del tabaco proh¨ªbe la venta fuera de los estancos y las m¨¢quinas expendedoras autorizadas. La duda se centra en si los seis estancos del t¨¦rmino municipal dar¨¢n abasto al volumen de ventas que genera el p¨²blico franc¨¦s. Muchos de esos estancos ni siquiera tienen tiempo de desempaquetar el producto, que ofrecen directamente de las cajas amontonadas al otro lado del mostrador. El Ayuntamiento teme que la nueva ley fomente la venta ambulante, aunque ser¨¢ dif¨ªcil que los aparatosos cartones de tabaco puedan ofrecerse de la misma manera que se ofertan ahora, por las calles de El Pert¨²s, los "Rolex aut¨¦nticos" o las mini-c¨¢maras de v¨ªdeo.
Durante los primeros d¨ªas de la nueva ley, la mayor¨ªa de los supermercados de la zona optaron por forzar la situaci¨®n manteniendo la venta. La visita de los inspectores de Salud les oblig¨® a cerrar y la mayor¨ªa est¨¢n pensando en reconvertir sus zonas de tabaco para vender otros productos. Piel, navajas, prendas de deporte o pornograf¨ªa son algunas de las posibilidades. Un polic¨ªa nacional, alojado en un hotel de la zona, admit¨ªa durante la primera semana de vigencia de la ley que el tabaco continuaba vendi¨¦ndose "en todas partes".
Los compradores franceses no tienen duda alguna de que, si se mantienen los precios, seguir¨¢n "bajando" a La Jonquera para adquirir tabaco, aunque tengan que hacer cola. Un grupo de franceses de Macon sal¨ªa el pasado mi¨¦rcoles de un supermercado con cuatro bolsas repletas de paquetes de tabaco. En cada bolsa, cinco cartones de Elixyr, una de las marcas baratas de mayor venta. Cada cajetilla de tabaco cuesta en Espa?a 1,50 euros; en Francia, afirman, los impuestos han elevado su precio hasta 4,50 euros. "Venimos un par de veces al a?o a proveernos de tabaco, aunque tengamos que hacer 600 kil¨®metros", dice Kate, la conductora del veh¨ªculo en el que viajan. Los 20 cartones de tabaco Elixyr les supondr¨¢n un ahorro de 1.160 euros respecto al precio de Francia. No es extra?o que las autoridades francesas lamenten que la enorme diferencia de precio del tabaco en Espa?a reste eficacia a sus pol¨ªticas antitab¨¢quicas, ni que en La Jonquera proliferen compradores a gran escala que revenden el tabaco de contrabando en suelo franc¨¦s. Ni tampoco que los estanqueros del sur de Francia est¨¦n inmersos en una crisis.
El propietario de un estanco de La Jonquera, que prefiere guardar el anonimato, asegura que en alg¨²n caso se ha dado la paradoja de que los supermercados vend¨ªan marcas de tabaco m¨¢s baratas que las expendedur¨ªas. "Los estancos que suministraban a esos supermercados aplicaron un descuento ante el gran volumen de ventas, aunque est¨¢ prohibido porque hay un precio oficial", explica.
En La Jonquera se da el ¨²nico caso en Espa?a de estancos situados casi pared por pared. Las expendedur¨ªas n¨²meros 1 y 2 se encuentran a s¨®lo 10 pasos, cuando la ley establece limitaciones de distancia y en funci¨®n de la poblaci¨®n. Lo cierto es que el comercio fronterizo, y La Jonquera no es una excepci¨®n, se ha movido siempre en un terreno de sombra y sospecha que evoca los ecos del estraperlo. S¨®lo uno de los cuatro estancos consultados accedi¨® a hablar con EL PA?S, reclamando preservar su anonimato. No fue posible hablar con los representantes de las grandes superficies de la zona.
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