El lenguaje de los m¨®viles se convierte en un fen¨®meno ling¨¹¨ªstico y social
La invasi¨®n de mensajes se incorpora a la literatura y a un diccionario espec¨ªfico sobre SMS
No resulta tarea f¨¢cil traducir una novela de Martin Amis, un autor que usa el argot con frecuencia, pero su ¨²ltimo trabajo, Perro callejero (Anagrama), supuso un problema a?adido: el lenguaje de los m¨®viles. Su traductor, Javier Calzada, comprendi¨® pronto que muchos de los SMS (siglas de la expresi¨®n inglesa short message system) incluidos en la novela por el pol¨¦mico escritor daban mucho juego en ingl¨¦s, pero trasladarlos al espa?ol, donde las vocales son el centro de las palabras, parec¨ªa imposible.
Para resolver semejante sopa de letras recurri¨® a sus hijos, los amigos de sus hijos e Internet. El resultado se lee as¨ª en una de las p¨¢ginas de Perro callejero: "Hacia mediod¨ªa hora de Londres recibi¨® el siguiente mensaje: 'Kerido: t agrdzdc tanto tu consolador mnsaje....no snada pro las cosas estan + clars ahora. Siento como si m hubieran quitdo un pso de encma. A1que mi pdre tenga que kedar hosptalizado en st andrews gravmt enfermo... ?sabs que pienso k m estoy enamorando d ti, clint".
"El problema no es la tecnolog¨ªa, sino la ignorancia", dice Mu?oz Molina
Pero la literatura no hace sino reflejar una vez m¨¢s la propia vida. El uso de m¨®viles y el env¨ªo de mensajes de texto se han convertido en un fen¨®meno social y ling¨¹¨ªstico. Los ¨²ltimos dos a?os han sido cruciales. Seg¨²n datos de Telef¨®nica, a finales de septiembre de 2005 el mercado espa?ol de m¨®viles habr¨ªa alcanzado un tama?o estimado superior a los 41,5 millones de l¨ªneas, lo que representa una penetraci¨®n estimada del 93,4% de la poblaci¨®n. Pero no todos los usuarios de m¨®vil se expresan igual. Los m¨¢s j¨®venes -casi un 70% tienen edades comprendidas entre los 16 y los 24 a?os- han adaptado su propio c¨®digo a base de abreviar las palabras para conseguir meter el m¨¢ximo de informaci¨®n en los 160 caracteres que caben en la pantalla.
Cada SMS sale por unos doce c¨¦ntimos de euro y el ahorro pasa por la ortograf¨ªa. Entre el autor de este mensaje de m¨®vil: "Hl a todos? q tal yo en kasa ya + adaptada studiando 1poco. T exo d-. Bss, tqm", y el de este otro: "Aviso a toda la poblaci¨®n: el simulacro de paz y amor ha finalizado. Guarden los langostinos, insulten a cu?ados y disu¨¦lvanse", media una diferencia de edad de casi 30 a?os y una frontera ling¨¹¨ªstica. Pero lo que a unos les limita porque acaba reduciendo su nivel de vocabulario, a otros -cada vez se ampl¨ªa m¨¢s el perfil del usuario a los 40 a?os- les ayuda a enriquecer la comunicaci¨®n y con ella el idioma del que una vez m¨¢s queda clara su capacidad de adaptaci¨®n. De momento, ya funciona un diccionario de mensajes de m¨®vil (www.diccionariosms.com) en el que se pueden consultar y traducir los t¨¦rminos SMS en castellano, catal¨¢n, euskera y gallego. El diccionario se ha realizado a partir de la recopilaci¨®n de abreviaturas que se emplean en los mensajes de m¨®vil y en los chats de Internet.
Quiz¨¢ los datos ayuden a contrastar la dimensi¨®n del fen¨®meno. El pasado a?o, entre el 31 y el 1 de enero, 113 millones de mensajes de texto terminaron en la red de Movistar, y la pasada Nochebuena, entre las ocho de la tarde y las doce de la noche, 33 millones de usuarios de la misma compa?¨ªa enviaron SMS; en otras fechas clave de las navidades se pueden realizar entre 20 y 30 millones de mensajes cortos.
Pero las expresiones aconsonantadas, abreviaturas como xq (porque) o el uso exclusivo de los verbos en el modo presente han trascendido ya el marco de la pantalla del m¨®vil y de los chats entre los m¨¢s j¨®venes que empiezan a usar el mismo c¨®digo en los ex¨¢menes.
"El problema no es la tecnolog¨ªa, sino la ignorancia", aclara el escritor y acad¨¦mico de la lengua Antonio Mu?oz Molina, usuario obligado de un m¨®vil por motivos de trabajo como director del Instituto Cervantes de Nueva York. "Lo que hace falta es una educaci¨®n que favorezca el uso de la palabra; lo dem¨¢s son c¨®digos que de una u otra manera la juventud ha utilizado siempre para distinguirse del habla de sus mayores".
El autor de El jinete polaco se niega a ser apocal¨ªptico sobre nada que tenga que ver con los avances tecnol¨®gicos o con la decadencia de la cultura. "Se dijo que el CD iba a acabar con el libro o que el ordenador acabar¨ªa con la m¨¢quina de escribir, pero las novelas se siguen escribiendo hasta con pluma. Se trata de tecnolog¨ªas distintas que no afectan a la naturaleza de lo que se hace". Lo preocupante es que se escriba con faltas de ortograf¨ªa o que ese c¨®digo particular se transfiera a otro tipo de comunicaci¨®n: "Nadie escribe como habla, ni se habla igual cuando te diriges a un amigo que cuando mandas un fax".
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