Diarios Erasmus
La Universitat de Val¨¨ncia premia relatos y fotograf¨ªas de alumnos para potenciar la beca europea
"Octubre. Acabo de llegar y todo me suena a chino. No tengo ni piso ni amigos y estoy viviendo en un albergue mohoso. Ya es d¨ªa 15, el dinero comienza a desaparecer, sigo sin comprender nada, las clases ya han comenzado y yo ni siquiera estoy matriculado. Odio Padova y pienso en el d¨ªa en que acept¨¦ irme de Erasmus". Vicente Boluda, estudiante de Derecho, comienza con un estilo directo el texto con el que ha ganado el tercer premio del concurso de relatos de la Semana Internacional Erasmus, organizada por la Universitat de Val¨¨ncia. Boluda refleja en el primer p¨¢rrafo la desorientaci¨®n que suele embargar a los universitarios en las primeras semanas de estancia en el extranjero con la beca europea Erasmus. Que sus impresiones cambien, sin embargo, s¨®lo es cuesti¨®n de tiempo.
La Semana Internacional naci¨® en 2003, impulsada desde la Oficina de Relaciones Internacionales de la facultad de Econom¨ªa y limitada al campus de Tarongers, que concentra el ¨¢rea de Sociales de la universidad. Hace dos a?os se pusieron en marcha los concursos de relatos y fotograf¨ªas, a la que se han presentado 30 obras en la ¨²ltima edici¨®n. Durante esa semana, celebrada en diciembre, se colocan expositores en las facultades con informaci¨®n sobre los destinos a los que pueden marcharse los estudiantes, se dan charlas y se organizan actividades para los alumnos extranjeros que estudian en Valencia.
El objetivo principal, sin embargo, son los aut¨®ctonos. "Nuestra universidad tiene un problema, y es que recibimos muchos estudiantes de fuera y enviamos menos. La Semana Internacional se cre¨® justamente para dinamizar la salida de nuestros alumnos", explica ?ngel Ort¨ª, coordinador de la iniciativa. La Universitat de Val¨¨ncia recibi¨® 1.200 estudiantes europeos y export¨® 900 durante el curso 2003-2004. Y la facultad de Econom¨ªa acogi¨® ella sola a 400 el curso pasado y envi¨® al extranjero a poco menos de 300.
La Oficina Internacional otorga tres premios al concurso de relatos y otros tres al de fotograf¨ªa. Por este orden: Una agenda digital con localizador GPS; una c¨¢mara fotogr¨¢fica digital y un diccionario de ingl¨¦s.
Boluda tuvo que conformarse con el diccionario. Su relato, el menos literario de los tres premiados, levant¨® algo de revuelo entre el jurado por el tono pol¨ªticamente incorrecto con el que narra su a?o Erasmus. Aunque sus palabras se aproximen bastante a los recuerdos que muchos j¨®venes tienen de su estancia. Para Navidad, Boluda admite simple y llanamente estar "enamorado de la ciudad italiana: "Enero. Salgo de mi casa en direcci¨®n al aeropuerto; les he dicho a mis padres que quiero quedarme (?mentira!) pero que no puedo porque tengo que aprobar el curso. Est¨¢n convencidos de que asisto a todas las clases y de que los profesores me conocen. Profesores. Ya es hora de hablar con ellos".
La imagen que ilustra este reportaje, presentada por Francisco Fortu?o, de 23 a?os, fue tomada cerca de Leeuwarden (Holanda) y le vali¨® el primer premio del concurso de fotograf¨ªa. La escena acredita otra de las costumbres Erasmus: Aprovechar la estancia en el extranjero para hacer peque?os viajes de exploraci¨®n del entorno.
En el segundo premio de relatos, Miriam Romero reflexiona sobre la apertura de la "mente" y el "alma" que proporciona la experiencia. Y el relato ganador, escrito por Jaume Azara, estudiante de Administraci¨®n y Direcci¨®n de Empresas, aborda la crisis que suelen padecer los universitarios al regresar a su medio.
Un momento decisivo que cierra el diario del a?o Erasmus escrito por Boluda: "Junio. Mi ¨²ltimo mes. Intento pensar en otra cosa, pero no puedo. Realizo los ex¨¢menes con el mismo miedo que en febrero pero lo apruebo todo. Sigo sin entenderlo. No quiero irme. Me despido de gente que quiz¨¢s vea de nuevo o que quiz¨¢s nunca vuelva a ver, gente con la que he compartido algo ¨²nico, algo que nunca olvidar¨¢, algo que me provocar¨¢ sonrisas y l¨¢grimas el resto de mi existencia: la vida Erasmus. Ya estoy en casa y, sin embargo, me siento lejos de ella".
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