La paraplej¨ªa gana a las dunas
Josep Busquets, en silla de ruedas desde que sufri¨® un accidente de tr¨¢fico a los 19 a?os, es el ¨²nico discapacitado que ha finalizado la carrera
Para Josep Busquets (Sant Joan de les Abadesses, 1963), las mayores dificultades en el rally Dakar aparecen cuando desciende de su Nissan Patrol. La fin¨ªsima arena del desierto traba las ruedas de su silla, le hace pr¨¢cticamente imposible desplazarse por el campamento, y lo obliga a aguardar a que Ferran, su copiloto, y Jos¨¦ Mar¨ªa, siempre a su lado, empujen su silla de ruedas. "Cuando llegamos a la tienda preciso de tres personas que, tirando como leones, tardan cinco minutos para moverme 50 metros", asegura este piloto gerundense.
Un accidente de tr¨¢fico trunc¨® su carrera deportiva a los 19 a?os.
El conductor y el viajero del asiento trasero salieron indemnes del accidente. Pep, como as¨ª lo conoce todo el mundo, iba en el asiento del copiloto y qued¨® postrado en una silla de ruedas. Por aquel entonces se hab¨ªa proclamado, dando brincos encaramado a una moto de trial, campe¨®n de Catalu?a j¨²nior.
"Tras el accidente busqu¨¦ algo para subsanar la nostalgia que sent¨ªa por la competici¨®n", afirma Busquets, siempre con una gran sonrisa pintada en su rostro. Los raids [pruebas estilo Dakar] comenzaban a calar hondo en Espa?a entonces y, tras meditarlo con Albert Bosch, un amigo del pueblo y que ahora compite en el Dakar con un coche id¨¦ntico al suyo, Pep no dud¨® ni un momento: "Nos inscribimos en el campeonato nacional de raids, con un Suzuki Samurai, y conseguimos tres podios en 1991. Al a?o siguiente ganamos el campeonato de Espa?a T-1 [coches de producci¨®n] y en 1993 fuimos subcampeones del T-2 [coches preparados para la competici¨®n]", explica este gerundense, un apasionado aventurero que, a partir de entonces, centr¨® todo su empe?o en un solo objetivo: participar en la m¨¢s exigente carrera por etapas del mundo; el rally Dakar. Tard¨® algunos y al final lo consigui¨®.
Cuando, navegando con su moto a la deriva por la inmensidad del desierto, Thierry Sabine concibi¨® el Dakar, el ya fallecido ex piloto franc¨¦s se empe?¨® en crear una carrera abierta a pilotos no profesionales que, aunque no sin apuros, pudieran gozar de las experiencias ¨²nicas que ofrece el desierto.
Tras muchos esfuerzos, Busquets consigui¨® un coche para participar en la edici¨®n del a?o 2000 que, excepcionalmente, part¨ªa de Dakar con rumbo a Ciudad del Cabo. Adem¨¢s, en aqu¨¦l raid de 2000, el piloto espa?ol gan¨® la Toyota Trophy, la categor¨ªa reservada a veh¨ªculos de la marca japonesa.
"Cuando llegamos a la meta me dejaron colgado encima del coche con silla y todo", sonr¨ªe Pep, el ¨²nico piloto parapl¨¦jico que ha conseguido terminar la prueba y que, lejos de molestarse, incluso bromea con los miembros de su equipo acerca de su minusval¨ªa. "Mira si somos cojonudos en nuestro pueblo", dice con iron¨ªa Bosch, "que al que va en silla de ruedas lo mandamos al Dakar". Y Pep, sin pausa, le replica a carcajada abierta: "Mira que el d¨ªa que me levante y me ponga a perseguiros....ya correr¨¦is ya...", espeta el conductor del Patrol n¨²mero 431 y que, en la actualidad, y tras los problemas del inicio del rally, ocupa la posici¨®n 109?, a 38 horas de St¨¦phane Peterhansel, ocho veces ganador de la carrera que ayer descans¨® en la capital de Mauritania, y actual l¨ªder de la clasificaci¨®n general.
"En la primera etapa se nos rompi¨® la barra que evita que el puente delantero se desplace y, entre penalizaciones y el tiempo que tardamos en tratar de reparar el problema, perdimos ocho horas", se lamenta Busquets, cuyo principal temor en esta prueba se reduce a un piso que abunda mucho en esta zona del planeta. "Cuando me engancho en una duna, miro al copiloto y no s¨¦ qu¨¦ decir, s¨®lo pedir disculpas. Lo fundo. Tratar de desembarrancar el coche de una duna es duro, pero que lo deba hacer una persona sola es terrible. El t¨ªo queda KO", apostilla el piloto.
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