Ir¨¢n rompe los sellos
En un claro desaf¨ªo a la comunidad internacional, y en presencia de los inspectores del Organismo Internacional para la Energ¨ªa At¨®mica
Ir¨¢n levant¨® los precintos que el organismo hab¨ªa puesto en Natanz y anunci¨® que reemprend¨ªa su programa de investigaci¨®n nuclear, aunque no el proceso de enriquecimiento de uranio, que puede servir tanto para generar electricidad como para fabricar armas nucleares. El director del OIEA y Nobel de la Paz, Mohamed el Baradei, se?al¨® en Viena que Ir¨¢n quer¨ªa enriquecer uranio en "peque?as cantidades" con "fines cient¨ªficos". Pero el programa sigue siendo opaco. De Washington, pasando por Bruselas, Par¨ªs, Berl¨ªn, Londres y Mosc¨², abundaron las expresiones de "preocupaci¨®n" y "p¨¦rdida de paciencia", y las amenazas de llevar el tema al Consejo de Seguridad para proponer sanciones econ¨®micas contra Teher¨¢n.
Un Ir¨¢n dotado de armas nucleares ser¨ªa un elemento m¨¢s de desestabilizaci¨®n del fr¨¢gil equilibrio en toda la regi¨®n, y podr¨ªa provocar una carrera armamentista en Arabia Saud¨ª, Egipto y otros pa¨ªses. Ir¨¢n se siente, con raz¨®n, rodeado de Estados con armas nucleares: Rusia, China, Pakist¨¢n, India e Israel, adem¨¢s de EE UU, ahora muy presente en la zona. Naturalmente, dice que sus intenciones al dotarse de energ¨ªa nuclear son pac¨ªficas. Es el cuarto pa¨ªs del mundo productor de petr¨®leo, pero dada su falta de capacidad de refino, importa gasolina. Darle garant¨ªas existenciales ayudar¨ªa a alejar a Ir¨¢n de la carrera por el arma nuclear, pero ni EE UU ni Israel est¨¢n dispuestos a hacer concesiones de seguridad al r¨¦gimen teocr¨¢tico de Teher¨¢n.Es preocupante, por otra parte, que ni la diplomacia tranquila de la UE, protagonizada por la troika de Londres, Par¨ªs y Berl¨ªn -que se reunir¨¢ ma?ana-, ni las amenazas de la superpotencia americana, ni las ofertas del vecino ruso de reciclar y enriquecer todo el uranio iran¨ª, hayan servido para disuadir a Teher¨¢n. Pero su labor no se debe dar por terminada.
El momento elegido por Ir¨¢n para dar el paso es delicado, cuando se est¨¢ librando una lucha por el poder entre el l¨ªder espiritual, el ayatol¨¢ Jamenei, y el nuevo presidente Ahmadineyad, que no era el candidato preferido por el sistema, pero que gan¨® en elecciones relativamente plurales y que ha hecho furibundos llamamientos para acabar con Israel. Claro que en la pol¨ªtica antiisrael¨ª y el deseo de hacerse con el arma nuclear coinciden ambos. La coyuntura se complica con EE UU, atrapado en las arenas movedizas iraqu¨ªes, despu¨¦s de que un nuevo libro, de James Risen, haya puesto de relieve que en 2000 la CIA hizo llegar a los iran¨ªes unos planos, no del todo precisos, para construir la bomba. Una operaci¨®n tan mal llevada que Washington habr¨ªa perdido en ella a todos sus agentes secretos en Ir¨¢n y qued¨® a ciegas en materia de inteligencia sobre el programa iran¨ª.
No hay posibilidad de abordar el problema mediante una opci¨®n militar real de bombardeo contra unas instalaciones geogr¨¢ficamente dispersas y subterr¨¢neas. Europa est¨¢ en crisis pol¨ªtica, la situaci¨®n en Oriente Pr¨®ximo es peligrosa e Israel est¨¢ en busca de otro l¨ªder tras la repentina enfermedad de Sharon. Ir¨¢n sabe que las sanciones econ¨®micas que pudiera aprobar el Consejo de Seguridad de la ONU tendr¨ªan escasa eficacia. Muchas grandes empresas no las querr¨¢n y realmente no se sabe c¨®mo aplicar unas sanciones contra Ir¨¢n que no se vuelvan contra quienes las imponen a trav¨¦s de unos precios m¨¢s elevados del petr¨®leo.
Con Ir¨¢n est¨¢ en juego el futuro de la lucha contra la proliferaci¨®n nuclear. De momento, el pa¨ªs no ha retomado la construcci¨®n de sus centrifugadoras industriales de uranio, que, una vez a pleno rendimiento, podr¨ªan fabricar en unas semanas el suficiente uranio enriquecido para varias bombas. La Estimaci¨®n Nacional de Inteligencia de EE UU calcula que tardar¨ªa al menos 10 a?os en ser capaz de producir una bomba at¨®mica. Probablemente la soluci¨®n para frustrar las intenciones de Teher¨¢n no pase s¨®lo por imponer sanciones o aislar diplom¨¢ticamente al pa¨ªs, sino por avanzar hacia un r¨¦gimen de no proliferaci¨®n mucho m¨¢s estricto para todos, y que internacionalice el enriquecimiento de uranio y su suministro para fines pac¨ªficos. Pero esto es a largo plazo. El levantamiento de los sellos de Natanz plantea un reto a corto para el que Occidente no tiene respuesta.
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