Ser responsable
Me parece que, a estas alturas, eso de la responsabilidad social de las empresas ya ha dejado de ser una moda, para convertirse en algo m¨¢s serio. Bueno, siempre fue algo serio, pero hac¨ªa falta convencer a todos, sobre todo a los no convencidos. Que una empresa se decida a ser socialmente responsable exige una toma de posici¨®n, a veces un poco heroica. Y esto exige, a su vez, argumentos s¨®lidos.
Un argumento que suena mucho es el de que a las empresas les conviene ser socialmente responsables, porque esto mejora su cuenta de resultados: clientes contentos, trabajadores motivados, riesgo bajo... Puede que ayude a vender la idea, pero no me convence. Primero, porque si lo que pretenden las empresas es aumentar sus beneficios, y la responsabilidad social es un medio para ello, ya se encargar¨¢n ellas de ponerla en pr¨¢ctica. Y entonces, ?a qu¨¦ viene todo ese rollo de la responsabilidad social? Y segundo, porque si el objetivo es ganar dinero, el d¨ªa en que resulte m¨¢s rentable maltratar a los trabajadores o perjudicar al medio ambiente, lo har¨¢n, y entonces... ?adi¨®s responsabilidad social!
Otro argumento es que la sociedad lo pide. Bien, pero esto nos lleva a un planteamiento poco atractivo: estamos ante un conflicto de poderes, y todo radica en ver qui¨¦n gana, si la sociedad -las ONG, por ejemplo- reclamando cosas o la empresa neg¨¢ndose a darlas. As¨ª, la responsabilidad social acaba siendo un coste, como lo es pagar los impuestos u observar la legislaci¨®n laboral.
Y si pensamos que las empresas deben devolver a la sociedad lo que de ella han recibido, entramos en otro terreno resbaladizo: la suma de costes y beneficios. La sociedad dir¨¢: "Yo doy a la empresa un marco legal estable, una mano de obra cualificada, un sistema institucional favorable...". "Pues yo", dir¨¢ la empresa, "ofrezco empleos y rentas, pago impuestos, produzco bienes ¨²tiles... ?Es suficiente?". No me parece que por esta v¨ªa lleguemos muy lejos, si no queremos acabar otra vez en un conflicto abierto o latente.
Me parece que, como su propio nombre indica, la responsabilidad social de la empresa debe plantearse como un problema de eso, de responsabilidad: en definitiva, un problema ¨¦tico. Afortunadamente, todas las ¨¦ticas -excepto la llamada ¨¦tica del ego¨ªsmo, que tambi¨¦n se la han inventado algunos- tienen un concepto de responsabilidad. En definitiva, todos somos responsables, primero, de nuestras acciones (y omisiones), y segundo, de los efectos que se derivan de esas acciones (y omisiones), al menos de los efectos previsibles y evitables.
Por tanto, las empresas se enfrentan a una larga lista de responsabilidades: deben cumplir los contratos, obedecer las leyes, pagar las facturas de sus proveedores y los salarios de sus trabajadores, entregar a tiempo los productos o servicios comprometidos, procurar no hacer da?o al medio ambiente..., y tratar bien a sus empleados, y a sus clientes y proveedores, de acuerdo con su dignidad y derechos. Y no enga?arles, ni mentir a la comunidad local sobre sus actividades, ni ocultar sus desaguisados ecol¨®gicos... Y tratar de mejorar su competitividad, para preservar su actividad y seguir ofreciendo rentabilidad a sus accionistas, productos y servicios a sus consumidores, y empleo a sus trabajadores.
Me parece que ¨¦se es un buen enfoque para plantear los temas de responsabilidad social de las empresas, sobre una base com¨²n a la responsabilidad de todos los agentes sociales: trabajadores y familias, consumidores y proveedores, bancos, gobiernos, ONG y organismos internacionales. Todos tenemos nuestras responsabilidades que, en cuanto afectan a nuestra funci¨®n de miembros de una comunidad, son responsabilidades sociales. La empresa forma parte de varias comunidades y, por tanto, tiene tambi¨¦n varios ¨¢mbitos de responsabilidad, que se entrelazan con los de los otros actores sociales.
Es bueno, pues, plantear la responsabilidad social como un conjunto de deberes ligados a formar parte de una sociedad, deberes que son de naturaleza ¨¦tica.
Y tambi¨¦n, claro est¨¢, son deberes pol¨ªticos, y ecol¨®gicos, y econ¨®micos, porque estamos hablando de realidades sociales complejas, con muchas dimensiones, que hay que considerar siempre.Por eso, a la hora de decidir si una empresa es responsable de esto o de aquello, hay que parase a calcular tambi¨¦n cu¨¢nto cuesta esa responsabilidad, y qui¨¦n cargar¨¢ con las consecuencias econ¨®micas de ese coste, y qu¨¦ implicaciones pol¨ªticas tiene, etc¨¦tera.
Esta manera de ver la responsabilidad social de las empresas no resuelve todos los problemas, ni mucho menos. Decir que soy responsable s¨®lo me lleva a la siguiente bater¨ªa de preguntas: ?de qu¨¦ soy responsable?, ?ante qui¨¦n?, ?c¨®mo he de descargar esa responsabilidad? Y no podemos pretender tener respuestas f¨¢ciles. Pero asumir la responsabilidad ¨¦tica de las acciones sociales de la empresa la legitima, al menos, para asumir un punto de vista como agente moral y defenderlo. O sea: no act¨²a al dictado de nadie, pero debe dialogar con otros para determinar cu¨¢l es su responsabilidad. Lo que ya es mucho.
Antonio Argando?a es profesor del IESE.
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