Cachorro callejero

Alberto Rodr¨ªguez ha demostrado esta temporada con 7 v¨ªrgenes que el cine espa?ol actual es capaz de adentrarse en el mundo de la delincuencia juvenil con verdad, rigor y exigencia. Como ya lo hab¨ªan hecho en el pasado grandes como Bu?uel o Saura. Sus chicos de barrio dan pena y miedo a un tiempo, o quiz¨¢ consecutivamente, sin un orden concreto, lo que produce a¨²n m¨¢s terror. Una gran selecci¨®n y una estupenda direcci¨®n de actores hizo que nos olvid¨¢ramos de los rabiosos pero muy discretos acercamientos al tema de gente como Jos¨¦ Antonio de la Loma o Eloy de la Iglesia, donde sus toretes, vaquillas y perros callejeros daban sensaci¨®n de realismo hasta que abr¨ªan la boca y comenzaban a actuar. Con Volando voy, nueva pel¨ªcula de Miguel Albaladejo, volvemos a aquellos malos tiempos por culpa de una falta de exigencia con la interpretaci¨®n de muchos de sus actores secundarios (y no s¨®lo los que se meten en la piel de los delincuentes) que lleva a que numerosas secuencias se vengan abajo.

Adem¨¢s, Albaladejo nunca encuentra el tono adecuado para guiar las peripecias de su protagonista, El Pera, deambulando entre el drama social (donde precisamente consigue sus momentos m¨¢s satisfactorios), la comedia costumbrista (las m¨¢s que fallidas secuencias en el colegio), el chiste sin gracia (el risible asunto con el loro equivocado) y hasta una persecuci¨®n por las estrech¨ªsimas calles de Toledo que parece de dibujos animados por culpa de la err¨®nea decisi¨®n del director de variar la velocidad de sus fotogramas para otorgar m¨¢s rapidez al coche. Demasiado explicativa y un tanto discursiva, Volando voy cuenta una historia que se antoja apasionante y que en alg¨²n momento aislado lo es, pero que queda sepultada por demasiados altibajos de escritura, de direcci¨®n y de interpretaci¨®n.