Guadarrama
Madrid tiene una asignatura pendiente en la sierra del Guadarrama. Ese espacio natural sin el que nuestra regi¨®n ser¨ªa, probablemente, uno de los lugares m¨¢s inh¨®spitos de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, requiere un tratamiento conservacionista acorde con su riqueza y trascendencia medioambiental. El mejor camino, por no decir el ¨²nico que ofrece garant¨ªas reales, es la declaraci¨®n de la sierra del Guadarrama como Parque Nacional. Una labor en la que se est¨¢ trabajando pero que encuentra grandes intereses de por medio que dificultan e incluso pueden llegar a malograr la operaci¨®n. El mayor es, sin duda, la presi¨®n inmobiliaria que se cierne sobre las ¨¢reas de monta?a. El fuerte crecimiento demogr¨¢fico, la mejora de las comunicaciones y, sobre todo, el precio desorbitado de la vivienda han determinada que municipios de Madrid considerados hasta hace bien poco como de segunda residencia sean contemplados ya por el mercado como de residencia permanente. Este fen¨®meno en alza incrementa el precio del suelo desbocando la codicia del sector inmobiliario y la voracidad insaciable de los Ayuntamientos. Los municipios serranos, a los que, por cierto, nunca ofrecieron alternativas econ¨®micas serias para un desarrollo sostenible, ven ahora en el ladrillo su gran oportunidad de obtener recursos ingentes que les permitan salir de la indigencia.
Y no me refiero ¨²nicamente a los pueblos m¨¢s atractivos o tur¨ªsticos de la Comunidad, que ya casi agotaron su suelo con las llamadas urbanizaciones de veraneantes, sino a esos otros m¨¢s peque?os que las circunstancias han convertido ahora en oscuros objetos de deseo. Si nadie le pone orden y freno a la presi¨®n urban¨ªstica podemos encontrarnos en pocos a?os con un gigantesco cintur¨®n de ciudades dormitorio en torno a la sierra del Guadarrama. Un desastre medioambiental s¨®lo comparable al acontecido en Levante, donde el maridaje de intereses entre constructores y ayuntamientos, sin distinci¨®n de colores y con toda la gama de corruptelas imaginables de por medio, ha conseguido que actualmente s¨®lo queden libres de cemento en la Comunidad Valenciana 17 kil¨®metros de costa.
En Madrid no hay playa, pero tenemos la sierra que es un gran privilegio y no podemos consentir que la asfixien. ?ste es el momento de empujar la declaraci¨®n de Parque Nacional con un planteamiento pol¨ªtico serio y riguroso sobre sus l¨ªmites y entorno. Hay por parte de la presidenta de la Comunidad Esperanza Aguirre un compromiso formal de que en Madrid el medio ambiente est¨¦ por encima del Urbanismo. Lo realiz¨® nada m¨¢s llegar al Gobierno regional y, si realmente quiere, a¨²n tiene la oportunidad de encabezar la apuesta por la conservaci¨®n de ese espacio natural. Por tensas que puedan ser las relaciones entre la se?ora Aguirre y la Ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, Madrid necesita que esta vez empujen en la misma direcci¨®n. Narbona ha expresado p¨²blicamente su apoyo a la declaraci¨®n de parque nacional para la sierra del Guadarrama y su preocupaci¨®n ante las ansias urbanizadoras de los ayuntamientos serranos, ansias en las que tampoco distingue de colores pol¨ªticos. Este mismo mes tiene previsto aprobar la ley de la Biodiversidad, que recoge los requisitos para obtener la declaraci¨®n y, seg¨²n dice la Ministra, Guadarrama hasta ahora cumple. Se trata de que los planes futuros no estropeen nada m¨¢s.
De otro lado hay que tener muy en cuenta que una parte importante de la vertiente norte de la Sierra pertenece a la Comunidad de Castilla y Le¨®n y all¨ª las circunstancias y sensibilidades son otras. Est¨¢ claro que para el Gobierno castellano-leon¨¦s el parque no es una prioridad y, encima, hay aspectos de la declaraci¨®n -como es el caso de la prohibici¨®n de practicar la caza y la pesca o las limitaciones a la actividad maderera- que no les entusiasman precisamente. Ello explica la lentitud deliberada con la que all¨ª est¨¢n manejando el expediente. La indispensable coordinaci¨®n con los trabajos de Castilla y Le¨®n hace evidente la necesidad de que tanto la Comunidad de Madrid como el Ministerio de Medio Ambiente insten al gobierno de Valladolid para que exponga sus criterios con premura y se negocie un acuerdo. La declaraci¨®n de Parque Nacional no puede esperar. O se consigue pronto un marco protector que ponga veto al desenfreno especulativo o, en pocos a?os, en la sierra del Guadarrama apenas quedar¨¢ nada que proteger.
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