Shelley Winters, una genial secundaria

Se dec¨ªa de Shelley Winters (Ilinois, 1920) que ten¨ªa muy buen sentido del humor y que supo encajar con resignada alegr¨ªa el no haber sido una de aquellas rutilantes estrellas de los a?os dorados de Hollywood.

Era, en cambio, una actriz magn¨ªfica que convert¨ªa sus personajes en seres veros¨ªmiles y reales, y en ocasiones hasta entra?ables. El llamado estrellato se reservaba con harta frecuencia a simples estereotipos con glamour. Y aunque de joven Shelley Winters fue una rubia agraciada, bonita, sensual y con encanto, pronto se tuvo que aficionar a personajes de mujeres gru?onas o sacrificadas que acabaron por darle a ella misma el aspecto de burguesa insatisfecha que a veces encarnaba en el cine.

Con el tiempo engord¨® mucho, incluso demasiado, pero sigui¨® ri¨¦ndose de su propio aspecto, lo que hizo con retranca en La aventura del Poseid¨®n (1972), por cuyo trabajo fue nominada al Oscar.

Obtuvo dos estatuillas a lo largo de su carrera, por El diario de Ana Frank (1959), de George Stevens, y por Un retazo de azul (1965), de Guy Green, junto a Sidney Poitier, pero las actrices secundarias de la talla de Shelley Winters nunca han pasado a la historia por el n¨²mero de premios. La suya fue una carrera brillante pero oculta a los ojos del gran p¨²blico o de las revistas del coraz¨®n, aunque destac¨® en ellas con motivo de su matrimonio con el apasionado Vittorio Gassman, con quien intervino en Mambo (1954), de Robert Rossen, junto a la explosiva Silvana Mangano, en aquel momento en la cresta de la ola. Hasta hace seis a?os, Shelley Winters se mantuvo en forma, actuando en el cine o la televisi¨®n. Intervino en unas 130 pel¨ªculas, entre las que result¨® inolvidable Un lugar en el sol, de George Stevens, junto a Elizabeth Taylor y Montgomery Clift, en el personaje de la ingenua seducida y asesinada por un joven trepa, y por cuya interpretaci¨®n recibi¨® otra nominaci¨®n al Oscar.

Hay que hurgar en pel¨ªculas como Una vida marcada, de Robert Siodmak, Winchester 73, de Anthony Mann, La torre de los ambiciosos, de Robert Wise, La noche del cazador, ¨²nica pel¨ªcula dirigida por el actor Charles Laughton, Lolita, de Kubrick, Confidencias de mujer, de Cukor Alfie, de Gilbert, Pr¨®xima parada Greenwich Village, de Mazurksli o El quim¨¦rico inquilino, de Polanski, para admirar la versatilidad de esta actriz de car¨¢cter fuerte, que se contradec¨ªa con el aspecto fr¨¢gil de sus personajes.

Reflej¨® su curiosidad por la vida y las ganas de vivirla en dos libros autobiogr¨¢ficos, Shelley also known as Shirley (1980), y Shelley II: La mitad de mi siglo, y dej¨® constancia de ello en las obras que escribi¨® para el teatro.