Los otros 'plutones'
?Plut¨®n es un miniplaneta o un gran asteroide? Se avecinan cambios. Dos misiones de la NASA, 'Stardust' y 'New Horizons', tratan de recomponer el sistema solar y definir mejor de qu¨¦ est¨¢n hechos los 'cuerpos menores', el sinf¨ªn de asteroides y cometas que aportan riqueza al ambiente espacial.
El Sol y los nueve planetas ordenaditos, con sus ¨®rbitas y algunas lunas perfectamente dibujadas. As¨ª es como se presenta el sistema solar en los libros de texto. Pero en realidad el sistema solar es bastante m¨¢s complejo. Tiene, por ejemplo, un sinf¨ªn de asteroides y cometas, los llamados cuerpos menores. Pero menores en tama?o, no en importancia. Sobre todo ahora, que empiezan a estudiarse con m¨¢s detalle. Hoy mismo est¨¢ prevista la llegada a la Tierra de una c¨¢psula espacial con polvo procedente de la cola de un cometa. Y dentro de unos d¨ªas, o como mucho semanas, se lanzar¨¢ la primera misi¨®n a Plut¨®n, un planeta que es m¨¢s bien un asteroide grande. Mientras tanto, los hallazgos de los telescopios en Tierra est¨¢n cambiando la cara del sistema solar de una forma inimaginable para los astr¨®nomos hace apenas dos d¨¦cadas. Dentro de no mucho esos esquemas simplificados de los libros de texto dejar¨¢n de mostrar nueve planetas. ?Entonces, cu¨¢ntos? Tal vez ocho?, o tal vez decenas. Y todo gracias al estudio de esos cuerpos menores.
Mike Brown ya ha descubierto tres 'miniplanetas' de tama?o muy pr¨®ximo a Plut¨®n: Quaoar, 2004 DW y Sedna
En las misiones espaciales, los hitos, las fases cruciales, se planifican con una precisi¨®n de minutos y una antelaci¨®n de a?os. Y justo hoy, 15 de enero, es un d¨ªa marcado en rojo hace tiempo en los calendarios de la NASA. Si todo ha marchado seg¨²n lo previsto, esta ma?ana la nave Stardust habr¨¢ recibido de los operadores en Tierra la orden de soltar su carga para que aterrice en Utah (EE UU): una c¨¢psula de 46 kilos herm¨¦ticamente cerrada que alberga no m¨¢s de un miligramo de polvo de cometa. "Esta cantidad puede parecer peque?a, pero para los cient¨ªficos cometarios es un tesoro enorme", explica la NASA. En un miligramo habr¨¢ "alrededor de un mill¨®n de part¨ªculas".
Recuperar ese material es una operaci¨®n delicada; de hecho, otra similar para recoger part¨ªculas de viento solar obtenidas por la misi¨®n G¨¦nesis en 2004 se estrell¨® contra el suelo por el fallo de un paraca¨ªdas. La c¨¢psula reentrar¨¢ en la atm¨®sfera terrestre a 46.440 kil¨®metros por hora, la velocidad m¨¢s alta alcanzada por un objeto artificial que vuelve del espacio. Pero si todo va bien, Stardust (polvo de estrella, en ingl¨¦s) har¨¢ historia: ser¨¢ la tercera vez que el ser humano trae a la Tierra material extraterrestre -despu¨¦s de las rocas lunares y el polvo de viento solar-. Su estudio se realizar¨¢ en una sala ultralimpia en el Johnson Space Center, en Houston (EE UU), el mismo centro que custodia rocas lunares, meteoritos y las muestras de viento solar de la G¨¦nesis. Y un detalle: el responsable de Protecci¨®n Planetaria de la NASA ha determinado que no es peligroso traer a la Tierra polvo de cometa; es decir, no hay riesgo alguno de contaminaci¨®n biol¨®gica, por ejemplo. ?La explicaci¨®n? En primer lugar, los cometas son "cuerpos helados, lejanos del Sol (?). Uno de los lugares del sistema solar m¨¢s inh¨®spitos para la vida", dice la NASA. Pero es que, adem¨¢s, el polvo cometario es ya asombrosamente com¨²n en nuestro entorno: cada a?o caen a la Tierra m¨¢s de 30.000 toneladas de este material, en un constante sirimiri c¨®smico que empez¨® hace miles de millones de a?os, "y que tal vez hasta desempe?¨® un papel en la evoluci¨®n de la vida en la Tierra aportando compuestos org¨¢nicos necesarios".
Precisamente el estudio detallado de la composici¨®n qu¨ªmica de los cometas es una de las grandes aspiraciones de los investigadores, y no s¨®lo ahora. Stardust ser¨¢ la primera misi¨®n que traiga a la Tierra material cometario, pero no es ni mucho menos la ¨²nica interesada en estos cuerpos. Varias sondas legendarias han ido ya al encuentro de cometas, como la europea Giotto, que visit¨® el cometa Halley en 1986. Y hace apenas unas semanas se han publicado los resultados de Deep Impact, la sonda tambi¨¦n de la NASA que el pasado julio hiri¨® al cometa Tempel 1, tras chocar deliberadamente contra ¨¦l, para dejar al descubierto su interior y que pudiera ser observado con otros instrumentos en Tierra o en otros sat¨¦lites. Las observaciones revelaron efectivamente la presencia de much¨ªsimos compuestos org¨¢nicos, y tambi¨¦n que las capas externas del n¨²cleo del Tempel 1 no son realmente s¨®lidas, sino m¨¢s bien un conglomerado sin apenas consistencia de fin¨ªsimas part¨ªculas de polvo.
Tampoco faltan misiones para el futuro. Rosetta, lanzada en 2004 por la Agencia Europea del Espacio (ESA), har¨¢ un viaje de 10 a?os por el sistema solar para encontrarse con el cometa 67 P / Churyumov-Gerasimenko, sobre el que adem¨¢s dejar¨¢ caer un m¨®dulo que se anclar¨¢ a la superficie. Su misi¨®n: seguir al 67 P / Churyumov-Gerasimenko en su viaje de aproximaci¨®n al Sol para observar in situ c¨®mo se activa y desarrolla la hermosa estela t¨ªpica de estos cuerpos, que se forma cuando, por el calor, los hielos del cometa se subliman y se convierten en gas empujado por el viento solar.
?Por qu¨¦ interesa tanto la composici¨®n de los cometas? Aparte de por simple curiosidad, y para investigar su hipot¨¦tica aportaci¨®n a la emergencia de la vida en la Tierra, resulta que los cometas pueden ayudar a reconstruir el pasado remoto del sistema solar, su origen. Los cient¨ªficos creen conocer esa historia a grandes trazos, pero necesitan muchos m¨¢s datos para que todas las piezas encajen en el rompecabezas. Lo que se sabe es que, hace unos 5.000 millones de a?os, una enorme nube de gas -sobre todo hidr¨®geno-, con algunos granos de polvo, se desmoron¨® hacia su propio centro de gravedad y dio lugar al Sol. "Cuando eso ocurre, alrededor de la estrella en formaci¨®n el polvo sobrante forma un disco, y se va agregando en granos que crecen hasta dar lugar a cuerpos muy grandes que ser¨¢n los planetas", explica Javier Licandro, experto en asteroides del Instituto de Astrof¨ªsica de Canarias (IAC). Sin embargo, no todo el polvo que sobr¨® de la formaci¨®n del Sol acab¨® en los planetas. En algunas regiones, la gravedad de los cuerpos mayores interfiri¨® con el crecimiento de otros m¨¢s peque?os, que acabaron siendo expulsados, con un mecanismo tipo carambola de billar, a determinadas zonas del sistema. "As¨ª fue como se form¨® el cintur¨®n de asteroides entre Marte y J¨²piter", explica Licandro, "y tambi¨¦n el cintur¨®n transneptuniano".
Esta ¨²ltima regi¨®n de asteroides, entre 30 y 50 veces m¨¢s alejada del Sol que la Tierra y tambi¨¦n llamada "cintur¨®n de Kuiper", se considera la fuente de los cometas que vuelven a la Tierra cada 200 a?os o menos. En la pr¨¢ctica, eso equivale a sacar del congelador material preservado casi intacto durante miles de millones de a?os. Porque mientras que en los planetas, m¨¢s pr¨®ximos al Sol, el calor de la estrella ha inducido un sinf¨ªn de transformaciones qu¨ªmicas, en los asteroides del lejan¨ªsimo cintur¨®n transneptuniano las bajas temperaturas han funcionado como conservantes. Los objetos transneptunianos apenas han cambiado desde su formaci¨®n: son f¨®siles del pasado del sistema solar.
"En las part¨ªculas cometarias hay atrapada una informaci¨®n ¨²nica", ha comentado Don Brownlee, el investigador principal de Stardust en la Universidad de Washington. "El polvo cometario podr¨ªa tener registrada la ¨¦poca de formaci¨®n de los planetas". Las part¨ªculas que hoy vuelven a Tierra encapsuladas fueron recogidas por Stardust de la cola del cometa Wild-2 hace un a?o, usando un ingenioso dispositivo parecido a una raqueta de tenis con una especie de gel entre las cerdas.
Ahora bien, si los cometas como el que ha visitado Stardust son tan interesantes y proceden del cintur¨®n transneptuniano, ?por qu¨¦ no ir directamente a ese lugar y estudiar uno de los asteroides que lo integran? Genial idea; es la que se pondr¨¢ en pr¨¢ctica con la siguiente cita espacial importante de la temporada: el lanzamiento de la primera misi¨®n a Plut¨®n.
Porque Plut¨®n, hace ya tiempo que se sabe, es en realidad un miembro del cintur¨®n transneptuniano. No s¨®lo por su posici¨®n -cuarenta veces m¨¢s lejos del Sol que la Tierra y, por tanto, en los dominios de este cintur¨®n asteroidal-, sino por su peque?o tama?o y porque su ¨®rbita es distinta a la del resto de los planetas, mucho m¨¢s exc¨¦ntrica. Con un di¨¢metro dos tercios del de la Luna (2.300 kil¨®metros), Plut¨®n es con mucho el planeta m¨¢s peque?o.
Todo lo anterior ha hecho que sea tambi¨¦n el planeta m¨¢s desconocido. Es el ¨²nico virgen en cuanto a visitas de ingenios humanos, y dada su lejan¨ªa ni siquiera el telescopio espacial Hubble lo muestra con claridad. El Hubble puede ver mejor una galaxia ultraluminosa a 10.000 millones de a?os luz de distancia que la superficie de un objeto peque?o y oscuro que est¨¢, en t¨¦rminos relativos, aqu¨ª al lado. S¨ª se sabe, no obstante, que Plut¨®n tiene una tenue atm¨®sfera, y que en su superficie, a una temperatura entre 235 y 210 grados cent¨ªgrados bajo cero, debe de haber mucho hielo de metano y nitr¨®geno molecular. Son compuestos que muy probablemente recubren una capa interior de hielo de agua.
La nueva nave de la NASA, llamada New Horizons, aspira a hacer un an¨¢lisis completo del planeta y sus tres lunas, lo que le permitir¨¢ llegar a lo realmente interesante: "Los cient¨ªficos ans¨ªan comparar la composici¨®n y la superficie de Plut¨®n y sus lunas con la de los n¨²cleos cometarios", explica Alan Stern, investigador principal de la misi¨®n. Suponen ya que, como ocurre con los cometas, "explorar Plut¨®n y el cintur¨®n de Kuiper ser¨¢ como llevar a cabo una excavaci¨®n arqueol¨®gica en el sistema solar externo, una regi¨®n que nos permite profundizar en el pasado remoto de la formaci¨®n de los planetas", prosigue Stern.
Si New Horizons parte antes del 3 de febrero llegar¨¢ a su destino en 2007 -porque podr¨¢ usar la gravedad de J¨²piter para tomar impulso, por as¨ª decir-. En caso contrario, habr¨¢ que esperar hasta 2015 para saber si Plut¨®n es como se cree que es, y si es cierto que se parece a los cometas.
Pero la Uni¨®n Astron¨®mica Internacional tiene pendiente una cuesti¨®n respecto a Plut¨®n, y no es probable que espere a los resultados de New Horizons para resolverla. Es su categor¨ªa: ?se le sigue catalogando como planeta, o se le considera asteroide, dada su pertenencia al cintur¨®n de Kuiper? La pregunta puede parecer trivial, pero muchos astr¨®nomos y aficionados se la toman muy en serio. Hasta el punto de que el comit¨¦ creado especialmente para decidirlo no ha logrado llegar a un consenso despu¨¦s de varios a?os de trabajo. En septiembre pasado, Brian Marsden, director del Minor Planet Center -el centro al que se deben comunicar los hallazgos de asteroides para que sean catalogados oficialmente- y miembro del comit¨¦ sobre Plut¨®n, declaraba: "Cada vez que pienso que algunos de nosotros estamos llegando a un consenso, entonces alguien dice algo que revela claramente que no es as¨ª".
Marsden es partidario de que Plut¨®n ya no sea considerado planeta. As¨ª, el sistema solar tendr¨ªa s¨®lo ocho planetas. Pero otra idea, parece que la que cuenta con m¨¢s apoyos por ahora, es a?adir adjetivos al t¨¦rmino planeta: planeta "gigante gaseoso" para J¨²piter, Neptuno y Urano; planeta "terrestre" para Marte, la Tierra, Venus y Mercurio; planeta "asteroidal" o "transneptuniano" para Plut¨®n, y tal vez incluso planeta "hist¨®rico"? para Plut¨®n, visto que la cultura tambi¨¦n tiene su peso en las nomenclaturas. La gracia es que as¨ª tendr¨ªamos un sistema formado por cientos de planetas. Porque la gran sorpresa de los ¨²ltimos a?os es que podr¨ªa haber decenas o incluso centenares de plutones m¨¢s all¨¢ de Neptuno. "Nadie lo sabe exactamente, pero creemos que debe de haber muchos objetos transneptunianos al menos tan grandes como Plut¨®n", se?ala Licandro.
Desde que saben eso, los astr¨®nomos tienen un problema (adem¨¢s de c¨®mo llamar a Plut¨®n): los modelos de formaci¨®n y evoluci¨®n del sistema solar no explican esta profusi¨®n de grandes objetos tan lejanos y con ¨®rbitas muy raras. Lo explica Jos¨¦ Luis Ortiz, que dirige un programa de b¨²squeda de estos objetos en el Instituto de Astrof¨ªsica de Andaluc¨ªa (IAA): "Son objetos relativamente grandes en ¨®rbitas muy inclinadas y con excentricidades muy variadas. Queda claro que existen mecanismos, que por ahora desconocemos, que han sido responsables de formar un sistema solar externo, m¨¢s all¨¢ de Neptuno, algo extravagante. Hay teor¨ªas para todos los gustos. Algunas hasta implican que pudiera haber objetos de gran tama?o pertenecientes a otro sistema estelar capturados por nuestro sistema solar tras un encuentro de una estrella con nuestro Sol. Esto significar¨ªa que podr¨ªamos estudiar materia de otros sistemas solares dentro de nuestro propio sistema solar. Tambi¨¦n hay quien piensa que podr¨ªa haber objetos del tama?o de Marte m¨¢s all¨¢ de Plut¨®n a¨²n sin descubrir".
Lo cierto es que los g¨¦lidos suburbios del sistema solar son un nuevo punto caliente para la investigaci¨®n astron¨®mica. La b¨²squeda de objetos transneptunianos, de plutones, se est¨¢ convirtiendo en una competici¨®n casi tan dura como la de los planetas extrasolares -los que orbitan otras estrellas-. Ortiz lo ha sufrido. El pasado julio, su grupo anunciaba la detecci¨®n de un objeto casi tan grande como Plut¨®n, el 2003 EL61, y el mismo d¨ªa, unas horas despu¨¦s, un equipo estadounidense liderado por Mike Brown, del Instituto Tecnol¨®gico de California, respond¨ªa con otros dos objetos (tambi¨¦n hace saber que, pese a no haberlo comunicado y, por tanto, no poder reclamar derecho alguno de descubridor, 2003 EL61 tambi¨¦n hab¨ªa sido detectado antes por ellos).
La cosa no acaba ah¨ª. Uno de los dos mundos descubiertos por Brown es mayor que Plut¨®n, as¨ª que es presentado ni m¨¢s ni menos que como el "d¨¦cimo planeta". ?Consecuencias? Arrecian los comentarios y los blogs hablando de la "guerra de los d¨¦cimos mundos". Las discusiones sobre la categor¨ªa de Plut¨®n se polarizan. Llueven los e-mails al Minor Planet Center. El propio Brown, que hasta ahora defend¨ªa que Plut¨®n debe ser considerado asteroide, admite ahora un cambio de postura: "Plut¨®n ha sido un planeta durante tanto tiempo que el mundo se siente c¨®modo con esa palabra", declar¨®. "Me parece l¨®gico que cualquier objeto mayor que Plut¨®n, y m¨¢s lejano, tambi¨¦n sea considerado un planeta".
Pero ?y los objetos que son casi como Plut¨®n? Se conoce ya una decena de objetos de tama?o pr¨®ximo al de Plut¨®n en el cintur¨®n transneptuniano, e incluso m¨¢s all¨¢. "No es nada f¨¢cil poner la barrera", se?ala Licandro. Ortiz opina: "Plut¨®n fue catalogado como planeta mayor con premura, sin conocer su di¨¢metro y sin conocer otras muchas cosas, como que hab¨ªa muchos cuerpos menores muy cerca en ¨®rbitas muy parecidas. Por razones hist¨®ricas se le puede seguir denominando as¨ª, pero creo que no tiene sentido que los nuevos grandes cuerpos en el cintur¨®n de Kuiper se llamen planetas, por grandes que sean". No falta quien ve en todo el debate una cuesti¨®n de dinero: es m¨¢s f¨¢cil obtener fondos para buscar el d¨¦cimo planeta que el 37? objeto transneptuniano.
D¨¦cimo planeta o no, Brown ya tiene la fama asegurada. Entre 2002 y 2004 descubri¨® tres objetos de tama?o muy pr¨®ximo a Plut¨®n: Quaoar, 2004 DW y Sedna, que est¨¢ 70 veces m¨¢s lejos del Sol que la Tierra y ostenta por ahora el r¨¦cord de objeto m¨¢s lejano dentro del sistema solar. "Desde la superficie de Sedna podr¨ªas tapar el Sol con la cabeza de un alfiler", ha dicho Brown.
Lo que parece claro es que el sistema solar a¨²n tiene muchos secretos por contar. Estos objetos s¨®lo empezaron a buscarse, tras predicciones te¨®ricas precisas, a finales de los a?os ochenta. "Lo que estamos encontrando es s¨®lo la punta del iceberg", ha dicho Stern, el de la misi¨®n a Plut¨®n. "Creo", dice Ortiz, "que debe cambiar la forma en la que se ense?a el sistema solar en las escuelas".
En el sitio de Internet de la administraci¨®n espacial norteamericana, NASA (www.nasa.gov), se puede encontrar amplia informaci¨®n sobre las misiones 'Stardust' y 'New Horizons'.
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