Jueces sobradamente preparados
Hace unos meses naci¨® en Catalu?a el Centro de Preparaci¨®n de Oposiciones para las Carreras Judicial, Fiscal y de Secretarios Judiciales, con sede en el Centro de Estudios Jur¨ªdicos y Formaci¨®n Especializada del Departamento de Justicia de la Generalitat. El anuncio de su creaci¨®n destap¨® el tarro de las m¨¢s viejas esencias y puso sobre el tapete recurrentes discusiones sobre un tema de inter¨¦s candente: ?qu¨¦ jueces queremos para el siglo XXI? Me abstengo, por hoy, de hacer esas mismas reflexiones respecto a los fiscales y a los secretarios judiciales, que merecen m¨¢s tiempo y otra pluma m¨¢s cercana. La cuesti¨®n, que afecta a la entra?a constitucional del derecho del ciudadano a obtener la tutela judicial efectiva de sus derechos e intereses leg¨ªtimos, merece ser abordada hoy desde una doble perspectiva: el sistema de selecci¨®n de los jueces espa?oles y el m¨¦todo de preparaci¨®n hasta su acceso.
El sistema de selecci¨®n de los jueces en Espa?a sigue siendo el de la oposici¨®n. Espa?a se suma al modelo de juez continental burocr¨¢tico-funcionarial frente al sistema profesional que adoptan los pa¨ªses anglosajones. En Inglaterra, por ejemplo, el juez es elegido entre juristas de una media de 50 a?os de edad que han destacado en el ejercicio de la abogac¨ªa durante m¨¢s de 25 a?os. La judicatura se nutre, pues, de profesionales acreditados y experimentados en la contienda judicial y en la pr¨¢ctica del derecho. En nuestro pa¨ªs, lo decisivo, en cambio, es haber superado con ¨¦xito dos ex¨¢menes orales (previa, hoy, una preselecci¨®n escrita sobre conocimientos generales de derecho) que suponen la asunci¨®n memor¨ªstica de casi 400 temas. No sucede as¨ª en Francia, ni en Alemania, ni en Holanda ni en Portugal, asemej¨¢ndose nuestro sistema s¨®lo al italiano, recientemente cambiado, por cierto, mediante la introducci¨®n de una previa selecci¨®n a trav¨¦s de un diploma que expiden precisamente escuelas universitarias. En Francia ni siquiera se requiere ser abogado para presentarse a las pruebas de acceso a la Escuela Nacional de la Magistratura y en Holanda los ex¨¢menes se componen de una prueba de inteligencia y otra de personalidad. En definitiva, tenemos en Espa?a jueces sobradamente preparados... en derecho. Aspirantes que han adquirido una formaci¨®n t¨¦cnico-jur¨ªdica completa y exhaustiva; aspirantes que entran en la Escuela Judicial ( radicada, por cierto, en Barcelona), donde ser¨¢n sometidos a una sobrecapacitaci¨®n, esta vez m¨¢s abierta, m¨¢s amplia y extrajur¨ªdica; pero, en cualquier caso, t¨¦cnica.
El sistema, cruel e inhumano, olvida la vertiente profesional del juez, desconoce las aptitudes aplicativas y l¨®gicas del derecho, e impide una visi¨®n social y de inmersi¨®n en la realidad a la que ¨¦ste se aplica. Porque -y ¨¦sta es la segunda parte del problema- el m¨¦todo de preparaci¨®n de las oposiciones no puede ser sino la puesta a contribuci¨®n de los medios necesarios para alcanzar el fin: sacar la oposici¨®n; esto es, la t¨¦cnica de la memorizaci¨®n y retenci¨®n del temario te¨®rico, la lucha del opositor contra el coaspirante y la lucha contra s¨ª mismo. Hoy el cuerpo de opositores puede cifrarse en torno a los 5.500 y el promedio de plazas gira alrededor de las 150 en los ¨²ltimos tres a?os. La media de edad alcanza los 29 a?os y el tiempo de oposici¨®n se acerca a los cuatro a?os. Cuatro a?os, a un promedio diario de unas ocho horas de estudio, dando cuenta peri¨®dicamente a un preparador; figura clave, donde las haya, en nuestro sistema de preparaci¨®n de oposiciones; persona que se convierte, a lo largo de los a?os, en maestro, ejemplo, tutor, confidente, padre espiritual y amigo; a veces, el ¨²nico contacto social del aspirante. Con palabras claves ha definido la situaci¨®n Carlos G¨®mez, el anterior director de la Escuela Judicial: los aspirantes acceden a la carrera judicial con un d¨¦ficit de conocimiento de la realidad, derivado de su juventud y de la intensa dedicaci¨®n a la preparaci¨®n te¨®rica. Me pregunto: ?hoy puede aceptarse un juez con un d¨¦ficit de conocimiento de la realidad? Ah¨ª es donde ha de encontrar espacio el nuevo centro de preparaci¨®n de opositores.
Es obvio que este centro no va a cambiar -porque no lo puede cambiar- el sistema actual de acceso a la judicatura; pero s¨ª puede, y debe hacerlo desde su inicio, introducir nuevas pautas de preparaci¨®n. Pautas que preparen, no al opositor, sino al futuro juez, para una funci¨®n socialmente trascendental y p¨²blicamente comprometida. El opositor va a tener a su alcance un centro de estudios, lo que comporta su biblioteca, su aulario, su lugar de relaci¨®n y consulta. Va a tener a su disposici¨®n, no un preparador -que tambi¨¦n-, sino a un grupo de profesores especialistas y espec¨ªficamente dedicados. Va a tener a su disposici¨®n un tutor que controlar¨¢ y dirigir¨¢ la proyecci¨®n de su oposici¨®n. Y va a disponer de los mejores y ¨²ltimos textos para la preparaci¨®n. A ello deber¨¢ unirse todo un conjunto de t¨¦cnicas instrumentales y complementarias: conferencias sobre temas concretos impartidas por especialistas, visitas a los ¨®rganos jurisdiccionales, t¨¦cnicas de l¨®gica y razonamiento, t¨¦cnicas de relajaci¨®n, t¨¦cnicas de aprovechamiento del tiempo, t¨¦cnicas de oratoria, etc¨¦tera. Se pretende, en fin, cumplir la doble finalidad de una opci¨®n hoy por hoy necesaria: preparar al aspirante para superar con ¨¦xito los ejercicios de la oposici¨®n y formar al futuro juez desde una perspectiva social y humana.
El tiempo ser¨¢, como siempre, el que dicte el veredicto sobre el ¨¦xito o el fracaso del proyecto, pero en cualquier caso se habr¨¢ intentado lo ¨²nico posible: formar a un juez para integrarlo, con todo su poder de decisi¨®n, en la sociedad actual.
Guillem Vidal es magistrado de la Sala de lo Civil y lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a.
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