De v¨ªctima de Pinochet a presidenta
La victoria de Michelle Bachelet supone el ascenso de la primera mujer a la Presidencia de Chile, pero al mismo tiempo implica que una v¨ªctima de la sangrienta dictadura del general Augusto Pinochet se har¨¢ cargo del palacio de La Moneda. A pocos metros del palacio presidencial en el cual el 11 de septiembre de 1973, bajo los ataques de la aviaci¨®n golpista, el presidente constitucional Salvador Allende decidi¨® suicidarse como acto de protesta, una multitud festej¨® anoche una victoria llena de expectativas y esperanzas. Al muy ajustado triunfo (139.000 votos) del socialista Ricardo Lagos en 2000, ha seguido ayer una victoria m¨¢s rotunda, con una diferencia a favor de Bachelet de m¨¢s de 500.000 votos.
Los cuatro a?os de mandato que se abrir¨¢n a partir del pr¨®ximo mes de marzo, tras la toma de posesi¨®n de la nueva presidenta, marcar¨¢n el final definitivo de la transici¨®n pol¨ªtica chilena. Bachelet ha prometido, a grandes rasgos, dos tipos de reformas; acabar con la herencia del pinochetismo -con el sistema electoral binominal, por ejemplo- y poner en pr¨¢ctica medidas sociales para corregir en Chile lo que se caracteriza como una de las m¨¢s desiguales redistribuciones de la riqueza en Am¨¦rica Latina.
Pero en ambos casos, el nuevo Gobierno de Bachelet tendr¨¢ que actuar con gran energ¨ªa. Para aprobar una reforma constitucional o el cambio del sistema binominal, por ejemplo, se necesitar¨¢n 69 votos en la C¨¢mara de Diputados y 23 en el Senado. A¨²n con los avances logrados por la Concertaci¨®n en las elecciones legislativas del pasado 11 de diciembre, dicha coalici¨®n tiene 66 y 20 votos, respectivamente. La derecha chilena mantiene, pues, su poder¨ªo en los asuntos m¨¢s importantes. Algo que oblicuamente ha se?alado el candidato derrotado, Sebasti¨¢n Pi?era, cuando anticip¨® anoche que la lucha "no ha terminado".
Michelle Bachelet, hija del general Alberto Bachelet, muerto en prisi¨®n despu¨¦s de haber sido torturado por su lealtad al Gobierno constitucional de Allende, y ella misma detenida junto con su madre, la militante socialista ?ngela Jeria, en el siniestro campo de concentraci¨®n de Villa Grimaldi, en Santiago, concentra ahora las grandes esperanzas de cambio y progreso en Chile. Es uno m¨¢s, entre otros, de esos raros castigos despiadados propinados en contadas ocasiones por la historia a dictadores como Augusto Pinochet y la camarilla militar y civil que le apoy¨®.
Las mujeres, que tradicionalmente han votado a la derecha en Chile, han optado masivamente por Michelle Bachelet en un pa¨ªs en el que todav¨ªa ayer tuvieron que ejercer su derecho al sufragio en urnas separadas a las de los hombres. El giro a la izquierda que afecta a Am¨¦rica Latina tuvo ayer en Chile su confirmaci¨®n con una victoria socialdem¨®crata en toda regla.
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