La microtecnolog¨ªa ha muerto. ?Viva la nanotecnolog¨ªa!
Comenzar¨¦ disculp¨¢ndome por la provocaci¨®n del titulo de este art¨ªculo y corrigiendo su exagerada inexactitud, dado que la denominada microtecnolog¨ªa no solo no ha muerto, sino que goza de excelente salud, siendo la responsable de la mayor¨ªa de los avances m¨¢s espectaculares sucedidos en los ¨²ltimos a?os y, por tanto, del bienestar del que disfruta hoy nuestra sociedad. Baste como ejemplo decir que los actuales ordenadores son producto de esta tecnolog¨ªa a escala de la micra, es decir, de la millon¨¦sima parte del metro. Cabe suponer, sin embargo, que en los a?os pr¨®ximos la nanotecnolog¨ªa, es decir la tecnolog¨ªa a escala del nan¨®metro (mil veces m¨¢s peque?o que una micra), ir¨¢ desplazando a esta del protagonismo mantenido durante las ¨²ltimas d¨¦cadas.
Con el a?o que acaba de terminar se ha cerrado el A?o Internacional de la F¨ªsica con un elevado n¨²mero de celebraciones en el mundo. Asimismo, en nuestro pa¨ªs se han dedicado actos cient¨ªficos importantes dirigidos no solo a conmemorar tal acontecimiento sino, tambi¨¦n, a rendir homenaje a uno de los f¨ªsicos m¨¢s importantes del pasado siglo XX, Albert Einstein, quien, en 1905, realiz¨® una serie de publicaciones cient¨ªficas que revolucionaron la f¨ªsica y, con ello, el posterior desarrollo de la sociedad del siglo XX. De manera an¨¢loga, las denominadas nanociencia y nanotecnolog¨ªa podr¨¢n llegar a revolucionar nuestra sociedad actual cuando alcancen el grado de desarrollo y expectativas esperados.
En nuestro pa¨ªs la celebraci¨®n de este A?o Internacional de la F¨ªsica se clausur¨® el pasado mes de diciembre con un magn¨ªfico acto organizado por la Facultad de F¨ªsica de la Universidad Complutense de Madrid dedicado, precisamente, al binomio nanociencia y sociedad. Se presentaron numerosas ponencias y dos mesas redondas, y cont¨® con la participaci¨®n de cient¨ªficos muy ilustres, entre ellos tres Premios Nobel, dos de los cuales hab¨ªan recibido su distinci¨®n por sus aportaciones a la Qu¨ªmica (Jean-Marie Lehn y Sir Harold W. Kroto). Este hecho, sin embargo, no es casual y permite ver claramente la naturaleza multidisciplinar que impregna tanto la nanociencia como la nanotecnolog¨ªa. Si bien como qu¨ªmico debo admitir que la nanociencia es un descubrimiento de los f¨ªsicos, que supieron observar los fen¨®menos cu¨¢nticos que suceden en los materiales de dimensiones nanom¨¦tricas (nanopart¨ªculas), su desarrollo precisa de aquellos cient¨ªficos capaces, no solo, de crear tales materiales sino, tambi¨¦n, de modificar su naturaleza y propiedades; es decir, de los qu¨ªmicos. Fue Marcellin Berthelot, qu¨ªmico franc¨¦s del siglo XIX qui¨¦n afirm¨® que s¨®lo el qu¨ªmico crea sus objetos, y es esta capacidad la que distingue a la Qu¨ªmica de las otras ciencias.
Pero todo el mundo sabe que la Qu¨ªmica desde sus or¨ªgenes ha tratado con ¨¢tomos y mol¨¦culas, cuyas dimensiones est¨¢n, precisamente, en la escala del nan¨®metro. ?Qu¨¦ hay entonces de nuevo en estas denominadas nanociencia y nanotecnolog¨ªa? La respuesta hay que buscarla, como viene sucediendo a lo largo del desarrollo de la ciencia, en el avance de la tecnolog¨ªa actual. S¨®lo recientemente los cient¨ªficos han dispuesto de equipos avanzados tales como los denominados microscopios de fuerza at¨®mica y de efecto t¨²nel (AFM, STM) que permiten no s¨®lo ver sino, a¨²n m¨¢s importante, manipular los ¨¢tomos y mol¨¦culas a voluntad, permitiendo as¨ª conocer sus propiedades de manera individual y, tambi¨¦n, modificarlas. Es justo en estas estructuras de dimensiones nanom¨¦tricas donde aparecen nuevas y fascinantes propiedades que no posee el material macrosc¨®pico. Este hecho es de singular trascendencia en el avance de la ciencia y ser¨¢, sin duda, el origen de una nueva revoluci¨®n cient¨ªfica que llevar¨¢ a nuestra sociedad a entrar en el tercer milenio por derecho propio. Determinar c¨®mo y cuales ser¨¢n esos avances queda limitado ¨²nicamente por la imaginaci¨®n de qui¨¦n lo cuente.
Estamos, pues, ante un punto de inflexi¨®n hist¨®rico en el que, a diferencia de lo sucedido en anteriores ocasiones de nuestra historia, nuestra ciencia est¨¢ preparada para afrontar tan importante reto. Ahora toca a nuestras instituciones apoyar decididamente esta aventura cient¨ªfica mediante inversiones espec¨ªficas y creaci¨®n de la infraestructura necesaria. Los vientos que en este sentido soplan tanto desde el Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia como de algunas Comunidades Aut¨®nomas parecen venir de popa. El rumbo est¨¢ fijado. ?Viva la nanotecnolog¨ªa!
Nazario Mart¨ªn Le¨®n es presidente de la Real Sociedad Espa?ola de Qu¨ªmica.
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