Las gaviotas de Alcal¨¢

En el acceso a la antigua Complutum, lindando con el nuevo cementerio jard¨ªn, justo donde comienza el parque natural de Los Cerros, a lo largo de la ribera del Henares, a un paseo del centro de la ciudad, se suceden tres vertederos de residuos urbanos.

Uno de ellos est¨¢ ya colmado y, por tanto, sellado. Forma un altozano artificial muy inestable que requiere cuidados continuos de sustentaci¨®n. Otro vertedero es todav¨ªa un proyecto: se est¨¢ llevando a cabo un vaciado gigantesco, mediante la extracci¨®n de arcilla industrial al borde mismo del r¨ªo, una cantera a cielo abierto de tres kil¨®metros de di¨¢metro y 400 metros de profundidad.

El vertedero que ahora nos preocupa es el que est¨¢ en uso, situado sobre una explotaci¨®n minera anterior, que se transforma aceleradamente en una monta?a de basura de dimensiones colosales, que contamina no s¨®lo por su contenido, sino por su forma piramidal ajena al entorno geol¨®gico, conformado por tesos calizos hendidos por profundas c¨¢rcavas pluviales en sus laderas.Este vertedero requerir¨ªa tambi¨¦n la atenci¨®n de las autoridades sanitarias, sin querer crear alarmas infundadas, porque del mismo se alimentan varios miles de aves salvajes: cig¨¹e?as que ya no emigran, cuervos, grajos, urracas, palomas, gaviotas..., y sus depredadores naturales: las aves rapaces. Verlas evolucionar es un espect¨¢culo natural, si el origen de su concentraci¨®n no fuese tan artificioso.