Delicatessen

Es ciertamente encomiable la labor que la serie de conciertos englobados bajo el ep¨ªgrafe de Sons (Cicle de m¨²siques independents de Castell¨®) viene realizando desde el pasado a?o en la capital de La Plana. Una ciudad de largo arraigo rockero que, no obstante, congrega escasas audiencias ante las delicadas propuestas de pop independiente anglosaj¨®n y estatal. La noche del mi¨¦rcoles presentaba un triple cartel formado por propuestas minoritarias aunque no por ello carentes de inter¨¦s. De hecho, The Montgolfier Brothers representan fielmente el prototipo de banda ensalzada por la cr¨ªtica especializada como un valioso secreto a voces.

Precisamente uno de sus miembros, Otto Smart (en realidad el tercer integrante de la banda s¨®lo para el directo), se encargaba de abrir la noche con las caricias ac¨²sticas de su guitarra y su voz susurrante, dejando caer los a?ejos temas que han ido conformando la discreta discograf¨ªa de su proyecto The Otto Show, macerado bajo la asimilaci¨®n de los nutrientes del m¨¢s recuperable easy listening del pasado siglo. Tambi¨¦n Andy Jarman sabe lo que es disponer de un c¨²mulo de temas viejos a desempolvar. Afincado en Sevilla desde principios de los noventa, form¨® parte de Strange Fruit y Aquaplane hasta dar forma a Southern Arts Society, quienes fueron la sorpresa absoluta (en uno de sus primeros conciertos) con sus serpenteantes composiciones de pop hipn¨®tico sustentado en bases electr¨®nicas.

Roger Quigley y Mark Tranmer, los falsos hermanos Montgolfier, tomaron el relevo con una exquisita puesta en escena, respaldada por proyecciones de Miss Marple (Agatha Chistie). El leve rasgueo de la guitarra y los bucles del teclado de Tranmer, entre las cenefas prestadas a The Durutti Column y el minimalismo de Michael Nyman, unidas a la pose de perdedor hicieron el resto. Incluida esa celestial Journey's End, que merece figurar entre los m¨¢s bellos temas del 2005.