Un m¨²sico para la felicidad
Durante m¨¢s de dos siglos, los aniversarios del nacimiento y la muerte de Mozart se han celebrado festivamente como los del mayor genio innato de la m¨²sica conocido en el mundo occidental. En el siglo XIX, sus bi¨®grafos se sent¨ªan sobrecogidos por su historial como ni?o prodigio, por su enorme productividad en todas las formas de m¨²sica instrumental y vocal y por la triste historia del misterioso encargo de componer un r¨¦quiem para un mecenas desconocido, un r¨¦quiem del que Mozart pronto se convenci¨® de que era para su propia muerte, y que, de hecho, fue incapaz de terminar. En tales circunstancias, los bi¨®grafos lo trataron como a una especie de icono intocable. En el siglo XX, se realiz¨® un an¨¢lisis mucho m¨¢s cuidadoso de sus m¨¦todos y estilos a la hora de componer, de su gran capacidad como dramaturgo y de la extraordinaria riqueza tanto de su vida emocional como intelectual. Hubo tambi¨¦n una nueva conciencia de las numerosas dolencias que hab¨ªa padecido, de la infelicidad provocada por la inseguridad econ¨®mica y profesional y por la negligente forma en que sus mecenas sol¨ªan tratarle. Todo ello parec¨ªa hacer de su perfecci¨®n est¨¦tica, del car¨¢cter siempre en¨¦rgico y emocionalmente estimulante de su m¨²sica, algo incluso m¨¢s milagroso.
Una vez que fue posible escri
bir sobre Mozart como ser humano en lugar de como icono milagroso, los bi¨®grafos empezaron a hacer conjeturas sobre el modo en que su vida pudo afectar a su m¨²sica. Yo escrib¨ª una biograf¨ªa corta en parte como huida de mi principal preocupaci¨®n profesional por las terribles tragedias pol¨ªticas del siglo XX y este motivo, sin duda, ha influido en mi punto de vista sobre la vida personal de Mozart. Era hijo de unos padres afectuosos que enseguida reconocieron su genio excepcional. Su padre fue el popular autor de un libro de texto muy utilizado sobre c¨®mo tocar el viol¨ªn. Fue capaz de ense?ar a sus hijos no s¨®lo los conceptos b¨¢sicos de los instrumentos musicales y la composici¨®n, sino tambi¨¦n franc¨¦s e italiano. Ten¨ªa unos considerables conocimientos sobre historia europea reciente y unas opiniones muy s¨®lidas, y en su mayor¨ªa desfavorables, sobre el estamento militar. La madre de Mozart pose¨ªa el afecto, el humor y la extrovertida curiosidad por la gente que tambi¨¦n caracterizaban a su genial hijo. Su hermana mayor era una pianista de talento, tambi¨¦n educada escrupulosamente por su padre, y fue una compa?era de juegos constante y por lo general no celosa de Mozart durante su ni?ez y adolescencia.
Una vez que abandon¨® su Salzburgo natal en busca de fortuna como pianista, compositor y aspirante a Kappellmeister (director de las actividades de m¨²sica coral e instrumental de alg¨²n pr¨ªncipe o alguna ciudad importante), pas¨® unos a?os econ¨®micamente muy desiguales y nunca consigui¨® un puesto fijo con ese cargo. Pero siempre fue querido y apreciado por los m¨²sicos y cantantes con los que trabaj¨® y para los que compuso. Su padre nunca aprob¨® a la familia Weber en la que Mozart entr¨® a trav¨¦s del matrimonio, pero si restamos importancia al hecho siempre recalcado de que Aloysia Weber, de 18 a?os, rechaz¨® su propuesta de casarse, hay datos mucho m¨¢s significativos, como que su futuro suegro le sirvi¨® de excelente copista y en una ocasi¨®n le regal¨® las obras completas de Moli¨¨re; que estuvo m¨¢s o menos felizmente casado con Constanze Weber; que sus tres cu?adas (incluida Aloysia), sus maridos y su suegra Cecilia le quer¨ªan; que eran cantantes capaces de interpretar su m¨²sica y la apreciaban; y que le ofrecieron una vida familiar mucho m¨¢s variada de la que hab¨ªa conocido en Salzburgo. Adem¨¢s, un porcentaje considerable de sus ingresos proven¨ªa de las clases de piano, que impart¨ªa fundamentalmente a mujeres j¨®venes con talento, con algunas de las cuales mantuvo amistades importantes, en su mayor¨ªa plat¨®nicas.
Mozart tambi¨¦n era un hombre
de una gran curiosidad intelectual. Se uni¨® a los francmasones y sus amistades dentro de esa sociedad le presentaron a muchos de los principales cient¨ªficos y fil¨®sofos que resid¨ªan en Viena. Las asociaciones mas¨®nicas tambi¨¦n estimularon su inter¨¦s por la Ilustraci¨®n europea. Ning¨²n otro compositor ha escrito una m¨²sica tan profunda y emocionalmente conmovedora, tanto para las masas cat¨®licas tradicionales como para los ideales laicos "progresistas" inspirados por el desarrollo de las ciencias naturales y los movimientos en favor de la educaci¨®n p¨²blica, el trato humano de los prisioneros y los comienzos de la democracia pol¨ªtica moderna. En ning¨²n momento pretendo negar la importancia de los problemas econ¨®micos y de salud de Mozart. Pero cuando me maravillo ante la absoluta calidez y el poder expresivo de su m¨²sica, tambi¨¦n siento que esa m¨²sica refleja su temperamento b¨¢sicamente feliz, inmerso en un entorno de enorme afecto en sus relaciones personales y de gran est¨ªmulo intelectual, derivado de sus amistades y de su nuevo conocimiento entre los francmasones.
BIBLIOGRAF?A
Mozart. W. Hildesheimer (Destino).
Mozart. Peter Gay (Mondadori
Mozart. W. Hildesheimer (Destino).
Mozart. Peter Gay (Mondadori).
Autorretrato de Mozart. P. A. Balcells (Acantilado).
Misterioso Mozart. Philippe Sollers (Alba).
1791. El ¨²ltimo a?o de Mozart. H. C. Robbins
(Siruela).
Mozart. Biograf¨ªa de uno de los grandes artistas de la historia de la humanidad. Gabriel Jackson (Pen¨ªnsula).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.