Patras, el carnaval del Peloponeso

Hist¨®rica puerta de Grecia hacia Occidente, Patras se abre este a?o, m¨¢s que nunca, al resto de Europa, ya que se presenta como su capital cultural. Lo hace desde el mar, varada en el golfo de Corinto, aquel en el que Cervantes perdi¨® la movilidad de su mano izquierda y al que ahora se dirigen los turistas en su camino hacia las islas J¨®nicas o la Grecia continental. Situada a 210 kil¨®metros de Atenas, en la entrada del Peloponeso, Patras es ciudad de paso. Mira al Mediterr¨¢neo, propone cultura y aguarda con esperanza. A trav¨¦s de las azules aguas llega hoy una de sus principales fuentes econ¨®micas: los enormes ferries que, fletados desde Italia o el Adri¨¢tico, transportan pasajeros. Atr¨¢s, muy atr¨¢s, quedan los tiempos en los que su puerto era uno de los m¨¢s activos de Europa y el comercio de la uva hizo de ella uno de los enclaves m¨¢s pr¨®speros de Grecia. Aquello permanece en el recuerdo y en la arquitectura: en sus calles se levantan hermosos edificios neocl¨¢sicos ahora restaurados (gracias a los Juegos Ol¨ªmpicos y a la capitalidad cultural).

Patras, la tercera urbe griega, tras Atenas y Sal¨®nica, es hoy sobre todo conocida por su fabuloso carnaval y por su universidad. Dicen los griegos que no hay joven de su pa¨ªs que no haya estado al menos una vez, en Patras. O van a estudiar -sus facultades de ingenier¨ªa son las m¨¢s prestigiosas del pa¨ªs- o a festejar el carnaval, considerado como uno de los m¨¢s importantes del mundo.

Son los estudiantes quienes dan color y vida a una ciudad que acoge a unos 200.000 habitantes y que presenta una de las tasas de paro m¨¢s elevadas de Grecia. Las antiguas f¨¢bricas cerraron a finales de los ochenta y durante los noventa, y hoy se han reconvertido en centros de exposici¨®n o en locales que acogen actividades l¨²dicas y culturales. Algunas de estas antiguas naves (la rebautizada f¨¢brica del arte, por ejemplo), as¨ª como viejas escuelas ahora restauradas, acoger¨¢n las actividades previstas con motivo de la capitalidad cultural. Pero no todo est¨¢ listo; en Patras, como sucedi¨® en Atenas, a¨²n no se han iniciado algunas de las obras presupuestadas en 17 millones de euros para celebrar la capitalidad.

Esta peque?a urbe aparece dividida en dos: la parte alta, la m¨¢s antigua y pintoresca, y la baja, m¨¢s moderna y cercana al mar. Desde el frente mar¨ªtimo se puede comenzar un paseo que, entre escalones y callejuelas, lleva a la iglesia de Andr¨¦s Ap¨®stol, que all¨ª muri¨® crucificado, y algunas de cuyas reliquias se exhiben en el templo, considerado el mayor de los Balcanes y centro de peregrinaci¨®n para muchos cristianos. Enfrente, majestuoso, se levanta el faro, cuya cafeter¨ªa, situada sobre el mar, sirve como centro de reuni¨®n de los lugare?os. Siguiendo el ascenso, aparece Ypsil¨¢ Al¨®nia, la plaza m¨¢s bonita de la ciudad, tambi¨¦n una de las m¨¢s vivas. Situada en lo alto de una colina, los ¨¢rboles regalan sombra a la multitud que, por las tardes, llena las terrazas de las pasteler¨ªas, cafeter¨ªas y tabernas que la rodean. Nadie deber¨ªa marcharse de all¨ª sin beber un buen ouzo y probar las pitas o los sabrosos pasteles.

Aunque los oriundos abusen del coche, Patras est¨¢ hecha a escala del peat¨®n. La ascensi¨®n contin¨²a hacia el Castro, construido hacia el 551 despu¨¦s de Cristo, que reposa en lo alto de la colina, sobre los restos de la antigua Acr¨®polis, para proteger la ciudad. En el camino, el viajero topar¨¢ con el Ode¨®n romano, m¨¢s antiguo que el de Atenas (160 antes de Cristo), que acoger¨¢, entre otros eventos de la capitalidad, el recorrido que la voz de Maria Farantouri realizar¨¢, en julio, por la m¨²sica de Nino Rota y Manos Xatzidakis. Tambi¨¦n el hamam turco merece una visita: uno de los pocos de Europa que a¨²n funciona tanto para hombres como para mujeres.

Noches a ritmo de rock

La vida cultural de Patras transcurre en sus museos (el Hist¨®rico y Etnol¨®gico, el Arqueol¨®gico, el de la Prensa y el de Arte Popular), pero tambi¨¦n en los locales que han visto nacer a los mejores grupos indies del pa¨ªs. Bandas como Raining Pleasure, Abbie Gale o Serpentine se forjaron en bares como el Rocky Rackoon o el Steps, situados en la zona peatonal de Gerokostopoulo.

La vida nocturna de la ciudad se extiende por otras zonas peatonales, como San Nicol¨¢s o Trion Nauarxon, cuyas cafeter¨ªas durante el d¨ªa se convierten en bares cargados de ambiente por la noche. Es entonces cuando la gente guapa se deja caer por el Karavatis, el Cibo Cibo o el Entos-Ektos, en San Nicol¨¢s.

En verano, la marcha se traslada hacia la marina, suerte de puerto ol¨ªmpico barcelon¨¦s en miniatura, que concentra algunos de los bares con mejores vistas sobre el mar.

La m¨²sica es una constante en Patras, que cada verano celebra un importante festival internacional. Pero la joya de la agenda arranca hoy: el carnaval, una de las m¨²ltiples herencias venecianas que conserva. Instaurada a mediados del siglo XIX, la celebraci¨®n implica a toda la ciudadan¨ªa. Dicen que no existe habitante en Patras que no colabore, de una manera u otra, en este espectacular montaje, que se prolonga durante todo el mes de febrero. Los participantes lucen su ingenio en las carrozas tem¨¢ticas de los desfiles y se disputan el tesoro escondido en alg¨²n punto de la ciudad, tesoro que, por cierto, no tiene remuneraci¨®n econ¨®mica. El carnaval de este a?o promete ser de lo mejor con motivo de la capitalidad: invitados brasile?os le dar¨¢n un aire m¨¢s internacional.

Antes de dejar Patras, un par de excursiones cercanas. La primera, a unos 10 kil¨®metros del centro, la bodega Achaia Clauss, es el templo del maurodafni (un tipo de vino dulce, t¨ªpico de la regi¨®n). La segunda lleva al hermoso puente de Harilaos Trikoupis, conocido como Rio-Antirio, que desde agosto de 2004 une estas dos localidades separadas por el istmo de Corinto. Es uno de los puentes cableados m¨¢s largos del mundo y la puerta m¨¢s r¨¢pida de acceso a las joyas del Peloponeso.