El triste maestro del cine
A sus 70 a?os forma parte de la leyenda de Hollywood. Director, actor y escritor, es el padre de t¨ªtulos m¨ªticos como 'La ¨²ltima pel¨ªcula' o 'Luna de papel'. Tras el asesinato de su mujer, en 1980, baj¨® al infierno. Perdi¨® todo. Robert Graves le ayud¨® a sobrevivir. Vuelve con nuevos proyectos.
A sus 70 a?os forma parte de la leyenda de Hollywood. Director, actor y escritor, es el padre de t¨ªtulos m¨ªticos como 'La ¨²ltima pel¨ªcula' o 'Luna de papel'. Tras el asesinato de su mujer, en 1980, baj¨® al infierno. Perdi¨® todo. Robert Graves le ayud¨® a sobrevivir. Vuelve con nuevos proyectos.
"De ni?o parodiaba a Roosevelt, Churchill y Stalin. ?sa debi¨® de ser la ra¨ªz de lo que luego ser¨ªa mi vocaci¨®n y mi oficio"
"En a?o y medio muri¨® mi madre, muri¨® un amigo y asesinaron a mi mujer. Eso provoc¨® grandes cambios en mi vida"
"Jean Renoir, Orson Welles, Cary Grant, James Stewart? no son s¨®lo parte de mi pasado, son mi actualidad"
Es un mito del cine, y su apariencia es la de un hombre melanc¨®lico, silencioso y a veces se dir¨ªa que incluso entristecido por la historia, por lo que ha visto y por lo que le ha sucedido. Fue un ni?o prodigio; desde los cuatro a?os se vislumbraba que pod¨ªa ser un genio. Su pel¨ªcula m¨¢s famosa, The last picture show (1971, traducida aqu¨ª como La ¨²ltima pel¨ªcula), refleja prematuramente aquella atm¨®sfera que ahora transparentan su rostro y su actitud, y cuyo origen ¨¦l ha contado descarnadamente. Cuando le conocimos, en Dei¨¤ (Mallorca), en el curso de los di¨¢logos que all¨ª organizan el actor y periodista ingl¨¦s Peter Florence y los hijos mallorquines del escritor brit¨¢nico Robert Graves, est¨¢bamos en medio de la algarab¨ªa de un baile, y Bogdanovich era aquel hombre de 70 a?os (naci¨® en Nueva York en 1935) que llevaba un pa?uelo al cuello (siempre lo lleva, vimos luego), una chaqueta blanca y el aire de ser un extranjero en todas partes que al fin siente que hay un sitio donde no tiene que decir ni media palabra, ni siquiera en su idioma. Poco despu¨¦s de darnos muy formalmente la mano, ese mismo hombre se anim¨® a subir al escenario, y desde all¨ª, acompa?ado precisamente por los hijos de Graves, cant¨® algunos blues maravillosos que nos trasplantaron a la atm¨®sfera de donde viene, y tambi¨¦n a aquella pel¨ªcula tan famosa, tan melanc¨®lica y tan dura. Quedamos luego para hablar, y lo hicimos bajo los ¨¢rboles de un hotel de Dei¨¤. ?l ya hab¨ªa dado unas cuantas entrevistas, a medios extranjeros y a medios locales, y tambi¨¦n a alguna televisi¨®n. Es un profesional, no desde?¨® a ning¨²n medio, respondi¨® a todo con la actitud de quien sabe que es un personaje que desata inter¨¦s en sus interlocutores; pero resulta dif¨ªcil sacarle de esa estancia de dif¨ªcil acceso que guardan los que tienen heridas o secretos. Ha trabajado con algunos de los grandes del cine, como Orson Welles, Bogart, Bacall, Brando (fue quien le dio el ¨²nico aut¨®grafo que pidi¨® nunca, cuando ten¨ªa 14 a?os), Jack Lemmon o Marilyn Monroe; sobre todos ellos ha escrito (su libro de Retratos y conversaciones est¨¢ a punto de salir en Espa?a). Ha sido director, ayudante de directores y actor. Ha hecho pel¨ªculas memorables, como ?Qu¨¦ me pasa, doctor? (1972), Luna de papel (1973), Nickelodeon (1976), Todos rieron (1981), M¨¢scara (1985), Texasville (1991), Esa cosa llamada amor (1993)? Supo que iba a ser actor desde muy pronto; ¨¦l cuenta que en los anales de la familia consta que "desde que ten¨ªa cinco a?os daban por hecho que ser¨ªa actor; las cr¨®nicas familiares registran que en un viaje en tren de New London a Nueva York, en 1944, me dediqu¨¦ a simular conversaciones entre Roosevelt, Churchill y Stalin en un tel¨¦fono rojo de juguete?". Y desde el verano en que cumpli¨® 16 a?os "he trabajado sin cesar con actores profesionales". La vida le llev¨® enseguida a los estudios, donde conoci¨® a grandes del cine que le ense?aron algunas de sus convicciones m¨¢s hondas: "El ¨¦xito no es nada, es tan peligroso como el fracaso", "T¨² vales lo que tu ¨²ltima pel¨ªcula". Y el cine le hizo rico y le llev¨® a la bancarrota. En 1985 registraba 21 d¨®lares en su cuenta y una herida muy honda en su biograf¨ªa personal, pues su mujer de entonces, Dorothy Stratten, una actriz a la que ¨¦l hab¨ªa rescatado de los escenarios er¨®ticos, fue asesinada en extra?as circunstancias. Viaj¨® a Mallorca entonces en busca de Graves, de su literatura y de su consuelo; con el escritor ingl¨¦s afincado en la isla ide¨® proyectos que la industria nunca le ha dejado hacer, pero con ¨¦l hall¨® la paz suficiente como para rehacer las ilusiones deshechas. As¨ª que su regreso a Dei¨¤, donde ahora se ha encontrado con los activ¨ªsimos herederos de Graves (m¨²sicos, escritores, activistas culturales), supone para el autor de La ¨²ltima pel¨ªcula un reencuentro con un periodo de su vida en el que reconstruy¨® sus esperanzas. Su vida tiene en esta frase su resumen: "A los 34 a?os ten¨ªa seguridad financiera y mi futuro parec¨ªa asegurado; menos de cinco a?os despu¨¦s, todo esto se derrumb¨®, y antes de acabar 1980, mi carrera estaba arruinada y mi vida personal era una cat¨¢strofe. El asesinato de Dorothy Stratten, cuyas circunstancias he relatado en un libro de memorias, convirti¨® en insignificantes todas las dem¨¢s cosas que me hab¨ªan sucedido. El fracaso de cuatro pel¨ªculas en seis a?os, la muerte de varios amigos y mentores, incluso la muerte por c¨¢ncer de mi madre, no pod¨ªan prepararme para la explosi¨®n s¨ªsmica que se desat¨® cuando mataron a Dorothy". ?sa es la sombra que se proyecta sobre este hombre, sobre su mirada e incluso sobre su tono de voz. Sobre la m¨²sica que canta.
O sea, que desde los cuatro a?os, los que le rodeaban supon¨ªan que iba a ser actor despu¨¦s de escucharle hacer de Churchill, Roosevelt y Stalin?
Y lo hac¨ªa en serbocroata, que era el idioma que habl¨¢bamos en casa y era lo que ya hablaba antes que ingl¨¦s. S¨ª, los parodiaba; yo no lo recuerdo, pero eso es lo que siempre se dijo en casa. Debe de ser verdad, y debe de estar ah¨ª la ra¨ªz de lo que luego ser¨ªan mi vocaci¨®n y mi oficio. Yo mismo lo recuerdo vagamente. Mis padres siempre me lo repitieron, y dec¨ªan que eso fue lo que les llev¨® a pensar que yo iba a ser actor. Ellos eran muy t¨ªmidos, y aquello les pareci¨® muy gracioso. Yo no deb¨ªa de ser tan t¨ªmido, obviamente.
Y adem¨¢s, mientras a¨²n era un ni?o, tambi¨¦n hac¨ªa programas de radio en su propia casa, imitando personajes. ?De d¨®nde le ven¨ªa esa creatividad?
Lo ignoro. Bueno, mi padre era pintor, era una persona con talante art¨ªstico. Tocaba el piano francamente bien; dominaba tanto la m¨²sica cl¨¢sica como la pintura. ?sas eran sus pasiones. Yo crec¨ª en una casa donde se pintaba: mi padre se levantaba de la cama, desayunaba y ya dedicaba el resto del d¨ªa a pintar. A mi madre le tocaba salir a trabajar para poder pagar los pinceles y las pinturas. M¨¢s adelante, mi madre tambi¨¦n descubri¨® su talante creativo y se convirti¨® en una excelente enmarcadora de cuadros. Usando pan de oro llegaba a hacer cosas incre¨ªbles. As¨ª que me cri¨¦ en una casa de artistas. Adem¨¢s, los amigos de mis padres eran pintores, escultores, m¨²sicos, escritores? Yo, sin embargo, me centr¨¦ en la actuaci¨®n desde peque?o. Eso era lo que me interesaba verdaderamente. Cuando era un cr¨ªo, mi padre me llevaba al Museo de Arte Moderno a ver pel¨ªculas; ve¨ªamos pel¨ªculas mudas, que a m¨ª me encantaban. Antes de ver pel¨ªculas con sonido, ya hab¨ªa visto much¨ªsimo cine mudo. En cierto modo segu¨ª la secuencia l¨®gica: primero, pel¨ªculas mudas, y luego, cine sonoro.
Una vez, en Berl¨ªn, en 1977, le ofrecieron ver cine mudo de Lubitsch, y usted se vio seguidas 13 pel¨ªculas?
S¨ª, eso ocurri¨®, fue apasionante. Yo soy un gran admirador de Lubitsch.
Y en 1952 produjo para su madre, que estaba en el hospital dando a luz, su propio programa radiof¨®nico?
S¨ª, le hice una versi¨®n de Blancanieves y los siete enanitos mientras ella daba a luz a mi hermana? Hac¨ªa la interpretaci¨®n de todos los personajes, incluidos los locutores. Yo ten¨ªa 11 o 12 a?os y me hab¨ªa regalado una grabadora antigua; era sencillo, creativo y muy divertido?
Supongo que hac¨ªa todo eso buscando la aprobaci¨®n de los dem¨¢s.
Claro, el arte es comunicaci¨®n, y cuando realizas una labor creativa, lo primero que quieres es que los dem¨¢s lo aprueben, lo disfruten o lo acepten. El arte no se hace tanto para agradar como para desarrollar las percepciones ajenas. Pero imagino que tienes raz¨®n: en este caso, yo hac¨ªa todo eso para agradar a mis padres, para alegrarles, porque eran personas bastante tristes. Sufrieron una gran tragedia que les convirti¨® en seres taciturnos. Su primer hijo, un hermano al que nunca conoc¨ª, vivi¨® hasta el a?o y medio, y muri¨® en un horrible accidente. Este drama familiar ensombreci¨® mi concepci¨®n, mi nacimiento y mi vida. Cuando eres un cr¨ªo y sientes la tristeza de tus padres es normal que hagas lo que sea para que sonr¨ªan. ?sta es una de las razones por las que desde que era un enano me propuse ser tan gracioso.
En 1973 [despu¨¦s de sus mayores ¨¦xitos] contaba usted que el cine era mejor que la vida; sin embargo, en 1985 [despu¨¦s de su propia tragedia personal] aseguraba que lo primero es la vida.
Sufr¨ª varias muertes. Tres fallecimientos que ocurrieron en un plazo de a?o y medio. Muri¨® mi madre, muri¨® un gran amigo y m¨¢s tarde asesinaron a Dorothy Stratten [la actriz, su mujer]. Estas tres desgracias tuvieron lugar entre 1979 y 1985, y eso provoc¨® grandes cambios en mi vida. Despu¨¦s de que mataran a Dorothy no quise seguir trabajando y comenc¨¦ a interesarme por otras cosas. Pero no encontr¨¦ nada con que ganarme la vida. Pens¨¦ que era capaz de escribir, pero no es algo que realmente me guste, as¨ª que?
Pues usted escribe muy bien?
Gracias? Ahora disfruto escribiendo mucho m¨¢s que antes, b¨¢sicamente porque creo que lo hago mejor? De todos modos, y siguiendo con aquella historia, m¨¢s tarde volv¨ª a trabajar dirigiendo M¨¢scara, despu¨¦s de tres a?os de par¨®n, y escrib¨ª un libro sobre Dorothy. Creo que es el mejor libro que he escrito jam¨¢s, por mucho que lo hayan criticado. Muchas cosas son mejores de lo que se lee en las cr¨ªticas, y son mejores que las propias cr¨ªticas, ?verdad?
?C¨®mo sobrevive usted a los ataques? No me refiero ¨²nicamente a los ataques profesionales, sino a los que proporciona la vida. ?Cu¨¢l es su reacci¨®n inmediata al sentirse atacado?
Pues no lo s¨¦. Tras el asesinato de Dorothy, lo que necesitaba era meterme en un agujero, y es lo que hice. Sin embargo, es preciso hallar el modo de seguir. No olvidas las cosas, pero aprendes a convivir con ellas.
As¨ª defini¨® usted aquel momento: "La lenta salida de aquel abismo cambi¨® mi perspectiva sobre muchas cosas, y particularmente mi concepci¨®n del cine".
No s¨¦ qu¨¦ decir? Las pel¨ªculas violentas me impacientan, me parecen innecesarias. Robert Graves vivi¨® aqu¨ª cerca, y esta ma?ana fui a colocar flores sobre su tumba. Fue un gran hombre. Y su mujer tambi¨¦n era una persona extraordinaria. Robert Graves dec¨ªa que antes de escribir un poema hab¨ªa que preguntarse: ?es este poema realmente necesario? Se trata de una pregunta muy interesante viniendo de un poeta. Las pel¨ªculas, aunque sean m¨¢s complejas de realizar que un poema, deber¨ªan incorporar tambi¨¦n esta pregunta antes de ponerse a andar: ?es necesario hacer esta pel¨ªcula? Hay tantas que son innecesarias, que no a?aden nada, que no dicen nada?
La cr¨ªtica y los espectadores han dictaminado sobre la necesidad de algunos de sus filmes: 'La ¨²ltima pel¨ªcula', 'Luna de papel'? ?Con qu¨¦ estado de ¨¢nimo las hizo?
La ¨²ltima pel¨ªcula naci¨® de la lectura de un libro que me ofreci¨® un buen material, muy potente, para llegar a hacer un filme de calidad. Sin embargo, no ten¨ªa ni idea de c¨®mo abordarlo. Y esto me encanta. Me gusta el reto de encontrar el modo de hacer las cosas que me apasionan y cuyo m¨¦todo desconozco. Se trataba de contar una historia de p¨¦rdida y de desesperaci¨®n, desde muchos ¨¢ngulos diferentes, y finalmente la hicimos. Luna de papel me lleg¨® ya en forma de gui¨®n, y pens¨¦ que era un buen material, a pesar del trabajo que me cost¨® arreglarlo para convertirlo en una buena pel¨ªcula. La historia era tambi¨¦n bastante sugerente, porque trataba sobre la relaci¨®n entre una hija y un padre, y entend¨ª que la hija era mejor que el padre. Eso me llam¨® la atenci¨®n, y tambi¨¦n me result¨® atractivo que la chica fuera m¨¢s fuerte que su padre.
En esas pel¨ªculas hay mucha p¨¦rdida, personajes que pierden y deciden seguir luchando?
Bueno, creo que es preferible seguir luchando que darse por vencido.
?En qu¨¦ pel¨ªculas suyas se ha visto reflejado?
No lo s¨¦. Creo que en cada pel¨ªcula hay algo de m¨ª mismo. De lo contrario, nunca las hubiera hecho. No podr¨ªa hacer pel¨ªculas que no contaran o reflejaran algo de mi propia naturaleza? Todos rieron, la pel¨ªcula que hice con Audrey Hepburn, es probablemente la que mejor refleja mi personalidad. Yo escrib¨ª el gui¨®n tratando de incorporar caracteres de personas que me interesaban especialmente. En aquella ¨¦poca [1980], mi yo pesaba mucho. Ben Gazzara y otros actores interpretaban papeles que eran parte de mi vida. Y sali¨® la pel¨ªcula m¨¢s personal que he hecho. Quiz¨¢ sea mi favorita.
Usted vivi¨® toda su vida rodeado de grandes del cine?
Desde los 16 a?os. Ah¨ª tuve mi primera experiencia con actores profesionales. Aprend¨ª much¨ªsimo?
?Qu¨¦ piensa de la industria de entonces?
En 1962, el viejo Hollywood estaba aproxim¨¢ndose a su fin, mientras el nuevo emerg¨ªa con pel¨ªculas como Shadows, de John Cassavettes?, The Wild Angels, Bonnie and Clyde, Faces? Nosotros nos convertimos en parte del nuevo Hollywood. Yo ten¨ªa un pie en el antiguo y otro en el nuevo? Fue una ¨¦poca muy interesante. Algunos actores y directores del viejo Hollywood siguieron trabajando, pero la mayor¨ªa no lo hizo, y yo mismo me encontraba a mitad de camino. Pienso ahora que el viejo Hollywood era m¨¢s interesante.
En una ocasi¨®n se dirigi¨® a un actor compar¨¢ndole con James Cagney y ¨¦l no ten¨ªa ni idea de qui¨¦n era Cagney?
Ocurri¨® hace muy pocos a?os; le coment¨¦ que me recordaba a ese gran actor y ¨¦l no ten¨ªa ni la m¨¢s remota idea de qui¨¦n era Cagney?
Y a otro le pidi¨® que lo hiciera como Cary Grant?
Y no ten¨ªa ni idea de qui¨¦n era el punto de comparaci¨®n? Es horrible. Los actores deber¨ªan conocer sus ra¨ªces, qui¨¦nes estuvieron antes que ellos, cu¨¢les fueron sus etapas anteriores? Igual que los directores: todos deber¨ªamos conocer a quienes nos han precedido. Esta convicci¨®n la hered¨¦ de mi padre, que ten¨ªa un gran sentido de los antecedentes pict¨®ricos y musicales.
Ley¨¦ndole y viendo sus pel¨ªculas tiene uno la impresi¨®n de que le gusta m¨¢s el pasado que el presente.
Probablemente. De la misma manera, si hubiese vivido esta experiencia en los a?os cuarenta o cincuenta, tal vez habr¨ªa querido pertenecer a la ¨¦poca del cine mudo. Siempre hay una ¨¦poca dorada que precede a la que te toca vivir. Al menos as¨ª lo siento yo. Mis pel¨ªculas han sido calificadas de elegiacas. Ciertamente, Luna de papel y La ¨²ltima pel¨ªcula lo son. Pero esto ha de deberse a mi afici¨®n por celebrar el pasado.
Al final de su ¨²ltimo libro puede leerse: "Mantener vivo el pasado en la pantalla es uno de mis objetivos, como mantener la memoria de muchos seres memorables?". ?Qui¨¦nes son esos seres memorables que ha conocido, c¨®mo influyeron en la persona que es usted hoy?
Est¨¢n todos dentro de m¨ª. Los cito, y recuerdo sus palabras constantemente. Cualquiera de ellos es fundamental para m¨ª: Jean Renoir, Howard Hawks, Orson Welles, Cary Grant, James Stewart? No s¨®lo son parte de mi pasado, son mi actualidad.
Dijo alguna vez que Renoir era el mejor.
Bueno, sin duda era el mejor director. Al menos en Occidente. Sus pel¨ªculas eran tan simples y a la vez tan complicadas. Hac¨ªa pel¨ªculas sobre gente, y la gente no cambia. Son mejores o peores personas, pero no cambian.
Y tiene palabras muy hermosas para Cary Grant, para Katharine Hepburn, para James Stewart?
En la ¨¦poca dorada de Hollywood, lo que se buscaba en los actores era, adem¨¢s de consistencia, un magnetismo y una personalidad que traspasara la pantalla. El p¨²blico deber¨ªa poder entender y distinguir f¨¢cilmente entre una pel¨ªcula de Bogart y otra de Cagney o de John Wayne? Este culto a la personalidad result¨® muy interesante. Te permit¨ªa escribir teni¨¦ndolo en cuenta. Pod¨ªas escribir un di¨¢logo visualizando a tal o cual actor interpretando tus palabras. Y aquellos actores ejemplificaban lo que te digo. Y esto ya no ocurre, probablemente porque todos los actores quieren parecerse a Marlon Brando, quien precisamente buscaba ser diferente en todas sus pel¨ªculas. Tampoco quiero decir que aquellos actores interpretaran siempre de manera parecida en todas las pel¨ªculas que hicieron. F¨ªjate en Cary Grant en Only angels have wings [S¨®lo los ¨¢ngeles tienen alas] o en His girl friday [Luna nueva]? Se trata de interpretaciones totalmente diferentes en las que ellos mantuvieron absolutamente su personalidad. A Brando, eso le gustaba. Actualmente, los actores quieren ser como Marlon. ?ste es el cambio m¨¢s radical. Antes hab¨ªa contratos con los estudios, y ¨¦stos impon¨ªan un estilo. Eso ya no ocurre.
?Acaso no ha quedado nada de los buenos y viejos tiempos?
No. Ocasionalmente han aparecido actores personalistas, como Clint Eastwood, Barbra Streisand, Bruce Willis o Burt Reynolds? Son una especie de estrellas a la vieja usanza. Actualmente, lo que los actores cultivan y necesitan demostrar es su versatilidad.
?Se siente c¨®modo con la industria de hoy d¨ªa?
No. Y no creo que nadie se sienta c¨®modo. Ni siquiera la industria se siente c¨®moda consigo misma.
?Y cu¨¢l ser¨¢ el futuro de la industria?
Me parece interesante que hayan bajado las cifras de taquilla. La gente no va al cine como antes. Quiz¨¢ sea por efecto del tipo de cine que se ve ahora. Yo adoro la experiencia de ir al cine, y aunque no creo que se acabe, s¨ª es cierto que se est¨¢ transformando en algo distinto.
Orson Welles fue una persona importante en su vida. El¨ªjame un recuerdo suyo, o de alguno de sus preferidos.
Orson era un ser humano extremadamente complejo. Muy diferente a cualquier persona que haya conocido. Era m¨¢s grande que la vida misma. No deb¨ªa de ser nada f¨¢cil ser Orson Welles. No era un hombre simple, pero s¨ª muy gracioso. Probablemente la persona m¨¢s graciosa que he conocido nunca, aunque tambi¨¦n terriblemente deshonesto. Por supuesto que era brillante, cuando le escuchabas o cuando manten¨ªas una conversaci¨®n con ¨¦l. De una fascinaci¨®n inagotable. Evidentemente, se trataba de un cineasta extraordinario, brillante en todo. Y llev¨® una vida muy pr¨¢ctica. Prefiero quedarme con lo que alcanz¨® en lugar de a?orar las cosas que nunca lleg¨® a realizar. Y Renoir fue un hombre extraordinario; era el director preferido de Orson. Era un poeta, un santo. Esto ¨²ltimo no debe confundirse con debilidad o con fragilidad. Era incre¨ªblemente fuerte. Sus pel¨ªculas tienen esa enorme densidad que jam¨¢s disminuye.
En sus pel¨ªculas frecuenta usted temas como la adolescencia y la infancia. Y dijo en una ocasi¨®n: "Para poder llegar a hacer lo que [los actores] hacen con tanta magia y humanidad es necesario tener un matiz infantil, efectuar un cierto retorno a la ni?ez". ?Qu¨¦ siente ahora acerca de su propia adolescencia?
Creo que est¨¢ muy relacionada con la inocencia. Es importante mantener, por todos los medios, a ese ni?o que llevamos dentro. Es parte de nuestro esp¨ªritu. Y es dif¨ªcil conservar el esp¨ªritu. En ocasiones, las heridas y las cicatrices te hacen perder la conexi¨®n con esa ¨¦poca de la inocencia; sin embargo, es muy importante que el artista se mantenga cerca de su esp¨ªritu. Tambi¨¦n es importante mantener la inocencia, y respetarla. Creo que el gran peligro de no estar en contacto con la propia inocencia es precisamente el de perderla?
En las dedicatorias de su ¨²ltimo libro, usted se refiere a los que ha perdido: "Todos fueron desapareciendo de forma tan intensa y siempre antes de tiempo"?
A todos ellos, personas que murieron j¨®venes, les dedico mi libro. Como Audrey Hepburn; como mi madre, que muri¨® a los 60 a?os; como John Ridder; como Dorothy; como John Cassavettes? Una cosa es perder a un ser querido cuando tiene 90 a?os y otra cosa cuando se va a los 60. Es igualmente triste, pero no es tan tr¨¢gico. Imag¨ªnate, River Phoenix muri¨® a los 33. Es horrible: lo que realmente pierdes es todo el tiempo que podr¨ªas haber compartido con ellos. Cuando se van, una parte de ti se va. Es doloroso porque quieres a las personas por lo que las define, por lo que las hace diferentes, eso es lo que llegas a querer. Hay algo muy especial en ellas, algo que amas, algo con lo que no volver¨¢s a conectar cuando ya no est¨¦n. Puedes hacerlo con su esp¨ªritu; aunque esto, siendo importante, no es lo mismo.
Es como una aspiradora emocional, como si te arrebatasen algo.
S¨ª, yo siento ese vac¨ªo, el efecto de esa aspiradora emocional.
Como ser humano, ?c¨®mo se siente en el mundo en el que vive ahora?
Intento mantenerme alejado de la pol¨ªtica porque nunca hab¨ªa estado en niveles tan bajos. El mundo se encuentra en una situaci¨®n bastante precaria. Sin embargo, no hay gran cosa que yo pueda hacer. Quiz¨¢ un pu?ado de buenas pel¨ªculas y rodearme de unos cuantos amigos y de gente a la que yo quiera. Tengo dos hijas, un nieto y varias ex mujeres, pero nos llevamos bien. Me mantengo cerca de mis amigos y sigo haciendo pel¨ªculas.
En 1985 vino usted a Dei¨¤ para hablar acerca de un proyecto cinematogr¨¢fico sobre las novelas de Graves?
Estuve tambi¨¦n en 1981, y en 1982, y efectivamente estuve en 1985. Y muchas veces m¨¢s. Me gustar¨ªa adaptar las novelas de Robert Graves; es dif¨ªcil, pero espero que alg¨²n d¨ªa se pueda hacer. Realmente, ahora mismo estoy barajando m¨¢s proyectos cinematogr¨¢ficos que nunca.
?Uno en especial?
Tres o cuatro. Son muy diferentes, pero todos tratan sobre familias o relaciones desestructuradas. Uno de ellos est¨¢ basado en un hecho real ocurrido en Hollywood y otro trata sobre una familia de Tejas que est¨¢ destrozada? Hay muchos proyectos, castings que ya han sido realizados, guiones ultimados?
?Por qu¨¦ no viene a Europa a hacer alguna pel¨ªcula?
Hay una que se pretende hacer en Inglaterra, pero dependemos del dinero. La ¨²ltima que hice, The cat's meow, estaba ambientada en Estados Unidos, pero se hizo en Europa, que es donde surgi¨® el dinero. En fin, soy una persona optimista, y aunque a veces me hundo, intento reponerme de nuevo.
?Y c¨®mo se siente ahora?
Hoy me siento bien. Este lugar [Dei¨¤] hace que se recupere mi esp¨ªritu. La escritura de Robert Graves me ayud¨® mucho, estuve aqu¨ª con ¨¦l en mis peores tiempos, y aunque ¨¦l estaba ya muy enfermo, estar a su lado fue algo formidable. Su familia me quiere mucho.
Cuando le vi anoche, cantando sobre el escenario, daban ganas de abrazarle, desearle que se sintiera bien, que contara con los que le est¨¢bamos oyendo?
Muchas gracias.
Daban ganas tambi¨¦n de entrevistarle. Usted ha hecho muchas entrevistas. ?Qui¨¦n fue su mejor entrevistado?
Orson Welles.
?Y la mejor persona?
Renoir, porque era el m¨¢s humano. Y la persona m¨¢s buena que conoc¨ª en mi vida fue Dorothy Stratten.
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