Europa calla sobre los vuelos de la CIA
La visita de Condoleezza Rice a la UE forj¨® un pacto de silencio entre los Gobiernos de la Uni¨®n
Cuando los dirigentes europeos expresaron su asombro tras publicarse que Washington libr¨® parte de su guerra contra el terrorismo en Europa mediante el secuestro, confinamiento y traslado de presuntos terroristas a pa¨ªses donde las confesiones se obtendr¨ªan mediante tortura, el ex secretario de Estado de EE UU Colin Powell advirti¨® del cinismo de los gobernantes europeos. "Hay algo de la pel¨ªcula Casablanca en todo esto. Como cuando el inspector de polic¨ªa dice: 'Estoy escandalizado de que este tipo de cosas est¨¦n pasando", explic¨® a la BBC en diciembre. Powell, que advirti¨® de que esas pr¨¢cticas no eran ni algo "nuevo ni desconocido" para los europeos, adelantaba lo que empieza a ser un secreto a voces: que Europa ten¨ªa cierto conocimiento de las violaciones de derechos humanos que la CIA comet¨ªa dentro de sus fronteras desde el 11-S. Sin embargo, los Gobiernos europeos parecen haber suscrito un pacto de silencio sobre el esc¨¢ndalo, fraguado durante la reciente visita de la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, al viejo continente.
"Todos los pa¨ªses niegan tener algo que ver con lo que la CIA hizo dentro de sus fronteras"
?lvaro Gil Robles: " A Europa le va a resultar muy dif¨ªcil dar lecciones de derechos humanos"
"Si en Europa ha habido secuestros, confinamientos de detenidos sin cargos y traslados a pa¨ªses donde podr¨ªan ser torturados, es muy poco probable que esto haya sucedido sin el conocimiento de los Gobiernos europeos o sus servicios secretos", afirma la eurodiputada liberal brit¨¢nica Sarah Ludford, promotora de la comisi¨®n de investigaci¨®n en la Euroc¨¢mara sobre las actividades de la CIA, para quien "hay un intento de los Gobiernos europeos de resistir la investigaci¨®n".
Fue a principios del pasado noviembre, cuando un art¨ªculo de The Washington Post marc¨® el inicio del esc¨¢ndalo de las actividades de la CIA en Europa al sacar a la luz la existencia de centros de detenci¨®n secretos en el continente. El Post, que citaba a fuentes oficiales estadounidenses, no desvelaba qu¨¦ pa¨ªses estaban implicados a petici¨®n de los informantes, pero quien s¨ª lo hizo fue la organizaci¨®n de defensa de derechos humanos con sede en Washington, Human Rights Watch, que apunt¨® con el dedo a Polonia y Rumania.
Fue el pistoletazo de salida de una lluvia de graves acusaciones seg¨²n las cuales decenas de aviones de la CIA cargados de supuestos terroristas hab¨ªan hecho en Europa un alto en su camino hacia pa¨ªses donde los sospechosos ser¨ªan interrogados bajo tortura. Al avispero de aparatos sobrevolando territorio europeo se le suman los secuestros de cuatro ¨¢rabes en Europa. Espa?a, Irlanda, Reino Unido, Alemania, Italia, Suecia, Polonia, Portugal, Dinamarca... Casi ning¨²n pa¨ªs europeo queda libre de pecado y todos tienen algo en com¨²n: niegan tener nada que ver con las actividades que la CIA perpetr¨® dentro de sus fronteras, consideradas inaceptables para los est¨¢ndares de los derechos humanos en Europa.
Pero la supuesta ignorancia, cuestionada bajo el anonimato por los c¨ªrculos diplom¨¢ticos europeos, empieza a demostrarse falsa, seg¨²n investigaciones period¨ªsticas. La pen¨²ltima, la de que el espionaje suizo estaba al corriente desde noviembre de que Estados Unidos ten¨ªa centros secretos de detenci¨®n. El semanario suizo Sonntagblick desvel¨® recientemente que los servicios secretos suizos interceptaron una conversaci¨®n entre el ministro de Exteriores egipcio y la Embajada egipcia en Londres, en la que aseguraban tener pruebas de la existencia de las c¨¢rceles fantasma. Y la ¨²ltima, la publicada el jueves pasado por la revista brit¨¢nica The New Statesman, en la que un documento interno del Gobierno de Tony Blair muestra que Londres conoc¨ªa la existencia de los centros de detenci¨®n secreta y que desconoc¨ªa la suerte que corr¨ªan los rebeldes apresados por las tropas brit¨¢nicas en Irak o en Afganist¨¢n. El informe filtrado a la prensa recomendaba adem¨¢s pasar p¨¢gina sobre la cuesti¨®n de los detenidos y los vuelos lo antes posible ante la opini¨®n p¨²blica y aferrarse a las declaraciones de la secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, durante su reciente visita a Europa, en las que asegur¨® que EE UU no ha trasladado detenidos a pa¨ªses en los que pudieran ser torturados.
Fue precisamente la visita de Rice la que numerosas fuentes coinciden en se?alar como el punto de inflexi¨®n de la actitud de los Gobiernos europeos frente a la cuesti¨®n de las torturas y las actividades de la CIA en Europa. El consenso de que la consigna era dar carpetazo al asunto fue tal que, al d¨ªa siguiente, durante un encuentro de los titulares de Exteriores de la OTAN, al ministro belga, Karel de Gucht, se le ocurri¨® volver a poner el tema sobre la mesa y recibi¨® una reprimenda por respuesta. Fue Jack Straw, ministro de Exteriores brit¨¢nico, quien cort¨® de ra¨ªz la conversaci¨®n. "?No dijiste que hab¨ªas quedado tan satisfecho despu¨¦s de la cena con Rice?", le espet¨® el brit¨¢nico, seg¨²n cuentan fuentes diplom¨¢ticas, que estiman que los europeos hicieron "un sobreesfuerzo por creerse lo que les explicaba Rice", en parte, porque hay casos como el italiano (el secuestro a plena luz del d¨ªa y en Mil¨¢n de un ciudadano egipcio en 2003), en los que resulta muy dif¨ªcil justificar que las autoridades no sab¨ªan nada.
Atr¨¢s qued¨® la petici¨®n de explicaciones a Washington que Jack Straw, realiz¨® por carta y en nombre de la UE a finales de noviembre. "Es como si a partir de ese momento, los l¨ªderes europeos se hubieran puesto de acuerdo para llevar a cabo un pacto de silencio", sostiene la eurodiputada Ludford. "Es como si el asunto de la CIA se hubiera convertido en un mal sue?o, del que m¨¢s vale no acordarse", a?ade.
?lvaro Gil Robles, comisario para los derechos humanos del Consejo de Europa, instituci¨®n que ha abierto una investigaci¨®n sobre las presuntas actividades de la CIA en Europa, subraya: "A partir de ahora a Europa le va a resultar muy dif¨ªcil dar lecciones de derechos humanos si no somos capaces en nuestra propia casa de aclarar hasta el final las dudas y las acusaciones que se han lanzado. No es posible silbar y mirar hacia otro lado".
La dificultad a la que se refiere Gil-Robles no se ha hecho esperar. El presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, la verbaliz¨® durante la reciente visita de la canciller alemana, Angela Merkel, a Mosc¨². Cuando Merkel interrog¨® a Putin sobre las violaciones de derechos humanos en Chechenia y las restricciones al funcionamiento de las ONG, el presidente ruso le contest¨®: "El di¨¢logo debe ser de igual a igual, y no podemos decir que en todos los pa¨ªses de Europa occidental todo vaya bien en materia de derechos humanos".
El desgaste de la credibilidad europea en cuestiones de derechos humanos obedece, seg¨²n Dick Oosting, director de la oficina europea de Amnist¨ªa Internacional, a lo que considera un ejercicio de cinismo por parte de los Gobiernos europeos. "Hay un d¨¦ficit en derechos humanos en la respuesta que se da al terrorismo. La UE sigue guardando silencio cuando se trata de problemas de derechos humanos dentro de sus fronteras. Critican a China o a Colombia, pero lo que pasa dentro de Europa es tab¨²", indica Oosting.
Las instituciones europeas alegan que "no tienen competencias para hacer m¨¢s de lo que quieren los Estados miembros", seg¨²n fuentes del Consejo Europeo, mientras que los Veinticinco no parecen muy dispuestos a incluir el tema en la agenda europea. Y son muchos los que coinciden en que esta pescadilla s¨®lo dejar¨ªa de morderse la cola si surgen pruebas claras de que alg¨²n pa¨ªs est¨¢ implicado, por ejemplo, si se demostrase que Polonia tuvo un centro de detenci¨®n secreto. Pero a la vez, eso s¨®lo ser¨¢ posible si los Gobiernos de Europa se muestran dispuestos a colaborar en las investigaciones en marcha.
Investigaciones paralelas
Tras dilatadas deliberaciones sobre la forma y el fondo, el pleno del Parlamento Europeo aprob¨® el pasado mi¨¦rcoles la puesta en marcha de una comisi¨®n temporal que investigue si hay centros de detenci¨®n ilegales de la CIA en Europa y si se utilizaron aeropuertos europeos para trasladar a presuntos terroristas a centros de tortura. La comisi¨®n nace ya algo descafeinada en su formato. Los eurodiputados optaron por la v¨ªa temporal, con menos atribuciones que las llamadas comisiones de investigaci¨®n, como la que se form¨®, por ejemplo, tras la cat¨¢strofe del Prestige.
Los 46 europarlamentarios que componen la comisi¨®n podr¨¢n llamar a expertos o gente que consideren que tenga informaci¨®n relevante, quienes no estar¨¢n obligados a acudir, por ser un grupo temporal. Los representantes pol¨ªticos podr¨ªan tambi¨¦n, en principio, buscar pruebas sobre el terreno, aunque las restricciones presupuestarias hacen poco probable esta opci¨®n.
La socialista Elena Valenciano, una de los tres titulares espa?oles de la comisi¨®n, explica que la opci¨®n temporal obedece a una soluci¨®n de compromiso entre los distintos grupos. "Lo importante es que al final se ha logrado un gran apoyo", indica. Jos¨¦ Ignacio Salafranca, de los populares, y el liberal Ignasi Guardans son los otros dos espa?oles titulares. Junto a ellos, los suplentes Antonio Masip, Jaime Mayor Oreja, Willy Meyer y Ra¨²l Romeva. Los eurodiputados, conscientes de que sus averiguaciones no ser¨¢n vinculantes, esperan que la comisi¨®n sirva para presionar a los Gobiernos para que cuenten a la opini¨®n p¨²blica lo que saben.
La investigaci¨®n de la Euroc¨¢mara se desarrollar¨¢ paralelamente a la del Consejo de Europa. Adem¨¢s, tres pa¨ªses, Espa?a, Italia y Alemania, han lanzado investigaciones judiciales de ¨¢mbito nacional. Pa¨ªses como Polonia o Alemania han decidido tambi¨¦n iniciar comisiones parlamentarias.
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