La terminal de los carteristas
En la Estaci¨®n Sur de Autobuses se producen un centenar de robos al mes, el 30% de ellos superiores a los 400 euros
"Mantenga los objetos peque?os en la mano. Si le hacen alguna pregunta, no conteste, le quieren distraer. Si tiran monedas u otro objeto delante de usted, no lo recoja. Si le comentan que tiene un roto o una mancha en su ropa, no haga caso. Hay delincuentes que utilizan estos procedimientos para sustraer sus pertenencias". Estas instrucciones advierten desde hace un a?o a los m¨¢s de 50.000 viajeros que pasan a diario por la Estaci¨®n Sur de Autobuses. Desde que se instalaron, el n¨²mero de denuncias por robo ha descendido un 40%, seg¨²n el gerente de la estaci¨®n, Luis L¨®pez Delgado.
A pesar de que hay 52 c¨¢maras de seguridad grabando en toda la terminal y como m¨ªnimo tres vigilantes, los guardias coinciden en que la mayor¨ªa de los robos son inevitables: "Suelen darse por descuidos. No hay armas, no hay violencia. Ni siquiera te enteras hasta que ves a una mujer o un hombre llorando y gritando que le han robado la cartera. La v¨ªctima puede ser cualquiera, est¨¢n vigilando", explica uno de los guardias.
Desde que pusieron carteles de advertencia en los andenes los hurtos han bajado un 40%
Los viernes y en el comienzo de las vacaciones se producen 20 delitos diarios
Al mes se producen, seg¨²n la brigada m¨®vil de polic¨ªa, un centenar de denuncias por hurto. Las cifras suben en boca de los vigilantes de seguridad y m¨¢s a¨²n en fechas navide?as: "Si es viernes o antes de vacaciones podemos llegar a ver hasta 20 sustracciones en un solo d¨ªa", explica uno de ellos. En objetos perdidos pueden acabar en un solo d¨ªa ocho monederos y dos bolsos vac¨ªos.
Sin embargo, L¨®pez Delgado hace un balance muy positivo de la campa?a de navidad, aunque no da datos: "Este a?o ha habido un dispositivo policial especial y han bajado las sustracciones much¨ªsimo. Se ha pedido m¨¢s documentaci¨®n que nunca, y ha habido m¨¢s vigilancia, que ha dado sus resultados", explica.
Juan, de 60 a?os, acaba de llegar a la estaci¨®n desde un pueblo cerca de Toledo. Viene a visitar a su hijo que vive en Madrid. Es la primera vez que est¨¢ en la estaci¨®n de autobuses. Est¨¢ despistado e intenta buscar un cartel que le indique d¨®nde est¨¢ la salida. Deja la bolsa de viaje en el suelo y busca los carteles con la mirada. Apenas han sido unos segundos, pero cuando se agacha a coger la bolsa la encuentra abierta. Le han robado la cartera. Angustiado, pide ayuda en la ventanilla de informaci¨®n. Desesperado, llora. "Es que llevaba el dinero de un plazo para pagar la hipoteca de mi hijo", se lamenta. Le acaban de robar 900 euros.
Ocurri¨® hace un mes, aunque los trabajadores de la estaci¨®n han visto esta escena demasiadas veces. El caso de Juan est¨¢ dentro de las estad¨ªsticas: el 30% de las denuncias por sustracci¨®n superan los 400 euros. La mayor¨ªa de ellas son a personas mayores. Los autores llegan cada d¨ªa en cuanto se abren las puertas de la estaci¨®n de M¨¦ndez ?lvaro, la m¨¢s grande de Europa. Los carteristas se confunden con los 50.000 viajeros que a diario pasan por sus pasillos.
Los vigilantes de seguridad que cada d¨ªa recorren los 33.000 metros cuadrados de la terminal los conocen bien. Al igual que los polic¨ªas que patrullan la estaci¨®n vestidos de paisano y a los que se identifica demasiado f¨¢cilmente.
Los carteristas son habitualmente extranjeros procedentes de pa¨ªses del Este o magreb¨ªes y alg¨²n suramericano. Suelen ir en peque?os grupitos, puede haber simult¨¢neamente hasta una decena y pasan varios d¨ªas seguidos en la estaci¨®n actuando.
"Si fueran viajeros no se pasar¨ªan todo el d¨ªa aqu¨ª, aunque a veces llevan maletas para disimular o billetes y nos lo ense?an cuando les preguntamos qu¨¦ hacen aqu¨ª. Entonces no puedes echarles de la estaci¨®n. Suelen pasarse un fin de semana entero o dos y, cuando los tenemos requetefichados, se van a otra estaci¨®n o a otra ciudad para seguir all¨ª su negocio", asegura un vigilante.
La brigada de seguridad ciudadana es la encargada de velar por la tranquilidad de los viajeros. Javier Cano Seijo, inspector jefe de la brigada m¨®vil, cree que por el entorno en el que est¨¢ ubicada la estaci¨®n es un lugar proclive a que act¨²en "delincuentes marginales", pero insiste en que es un sitio seguro y muy vigilado. "Como roban al despiste, es necesario que los usuarios est¨¦n alerta, de ah¨ª la necesidad de poner los carteles", cuenta Cano Seijo.
El responsable de la unidad de polic¨ªa m¨®vil explica que la manera en la que se roba hoy d¨ªa ya no tiene nada que ver con los sistemas sofisticados de los carteristas de anta?o. "Nada de ladrones de guante blanco o trabajos finos. Ahora son m¨¢s burdos. Por ejemplo, las bosnias llegan en grupo, empiezan a montar esc¨¢ndalo, a gritar, y acaban envolviendo a alguien que no puede zafarse. Cuando se quiere dar cuenta, le han limpiado la cartera".
Otra de las sustracciones m¨¢s frecuentes se da en los maleteros de los autobuses. Aprovechando la aglomeraci¨®n de viajeros en las salidas y llegadas de veh¨ªculos, los delincuentes se acercan con naturalidad al maletero y se llevan una bolsa cualquiera, como si fuera suya, en medio del caos pocos se percatan. El propietario, que suele estar ya montado en el autob¨²s, no suele percatarse de que no lleva su equipaje hasta que llegue a su ciudad. Por este motivo, algunas compa?¨ªas imponen a sus conductores que no abran el maletero hasta que est¨¦n todos los viajeros arriba, en caso de salidas, o hasta que est¨¦n todos abajo, en los casos de llegadas.
Mezclados entre los carteristas en la Estaci¨®n Sur tambi¨¦n trabajan algunos estafadores, aunque, seg¨²n explica el responsable de la brigada m¨®vil, Cano Seijo, est¨¢ pr¨¢cticamente erradicado. La estafa la protagonizaban ciudadanos de pa¨ªses del Este. Cuando llegaban los viajes de esta zona de Europa cargados de viajeros agotados, tras tres d¨ªas de recorrido por carretera, asustados e inquietos por llegar a Espa?a, muchos eran asaltados por compatriotas, que les ense?aban falsas placas policiales y les ped¨ªan dinero para no llevarles a la c¨¢rcel o para darles papeles falsos. "Los inocentes se lo cre¨ªan, les daban el dinero y, evidentemente, nunca m¨¢s les vuelven a ver el pelo", explica Cano Seijo.
Tambi¨¦n en la cafeter¨ªa de la estaci¨®n los vigilantes sospechan que se hacen trapicheos de papeles: "Hay mucho traj¨ªn de gente con carpetas, con documentaci¨®n. Siempre es igual. Llega un inmigrante que espera. Entonces aparece otro con una carpeta. Llama por el m¨®vil, y aparece una tercera persona, les presenta y se tiran un buen rato viendo papeles... Intercambi¨¢ndolos. Finalmente, se le llevan a otro sitio, all¨ª no s¨¦ lo que har¨¢n. No tengo ni idea de si es un delito o no, pero eso pasa a menudo".
En algunos bancos m¨¢s aislados de la terminal se cobijan del fr¨ªo, cerca de la puerta trasera, para poder escaparse, toxic¨®manos y alg¨²n borracho. "Duran poco por aqu¨ª porque en seguida les echan los vigilantes", explica un dependiente de uno de los comercios. Seg¨²n explican los vigilantes, suelen ser clientes de una narcosala cercana que se refugian del fr¨ªo hasta que les echan. "No suelen dar problemas, ni molestar a la gente, pero ¨¦ste no es un sitio para estar, es un espacio para los viajeros", explica uno de los guardias. ?ste a?ade que a pesar de que son gente tranquila, a veces, dan "guerra" cuando, en busca de alguna moneda olvidada, se les quedan los dedos atrapados en los cajetines de las cabinas o en las m¨¢quinas expendedoras.
Los trabajadores de la estaci¨®n coinciden con los vigilantes en que muchos robos se evitar¨ªan con m¨¢s cooperaci¨®n de los viajeros: "Algunos pasajeros lo est¨¢n viendo y miran para otro lado porque tienen miedo a represalias. Han visto c¨®mo le quitan la bolsa, o la cartera a la gente, pero nadie sabe, van a lo suyo, prefieren evitarse l¨ªos", explica un guarda de seguridad.
?ste no fue el caso de Alberto, un chico de 27 a?os que no pudo evitar intervenir cuando vio c¨®mo robaban a una se?ora. "Hab¨ªa mucho jaleo en la estaci¨®n porque era viernes. Estaba esperando a subirme al autob¨²s cuando me fij¨¦ en una chica rumana de unos 25 a?os que ten¨ªa mal aspecto y estaba merodeando por el and¨¦n. Se acerc¨® al maletero de un autocar donde hab¨ªa varios pasajeros recogiendo su equipaje. Con toda su sangre fr¨ªa, le abri¨® el bolso a una se?ora de unos 50 a?os y se fue con su cartera", explica Alberto. "Entonces la par¨¦, y le dije que eso no era suyo. Lo neg¨® y se intent¨® marchar. La cog¨ª del brazo, tir¨® la cartera y ech¨® a correr". Por esta vez el descuido tuvo un final feliz.
Leyendas de M¨¦ndez ?lvaro
Era la segunda ronda y la segunda vez que el guardia de seguridad pasaba por ese punto. Cuando vio una se?ora de unos 60 a?os recostada sobre la pared, el vigilante crey¨® que simplemente le hab¨ªa vencido el sue?o. Pero, pasaron dos horas y segu¨ªa all¨ª. Igual que la primera vez, con la boca semiabierta y gesto de paz en la cara. Cuando se acerc¨® para despertarla, estaba helada. "Llevaba muerta tres o cuatro horas, por lo menos, y a m¨ª casi me da algo", explica el vigilante que se la encontr¨®. Lleva trabajando en la estaci¨®n seis meses. "Aqu¨ª pasan much¨ªsimas cosas, demasiadas", asegura.
Cuenta que otro de los puntos calientes de la estaci¨®n son los ba?os de hombre. Todos los trabajadores a los que se les pregunta coinciden en que son lugares de encuentro para chaperos, aunque bajan la voz para hablar de ello. "Todos los d¨ªas y a cualquier hora te encuentras parejas de hombres en el ba?o. Suelen mantener las relaciones dentro de las cabinas individuales.Hay de todas las edades, desde se?ores de 70 a?os hasta menores.
Cuando les pides explicaciones, te dicen que ven¨ªan juntos, que se estaban ayudando y que no es delito que dos personas est¨¦n juntas en el mismo ba?o. Pero por lo menos les sacas los colores, porque es un esc¨¢ndalo p¨²blico, y m¨¢s en una estaci¨®n", explica un vigilante. Un mando policial le quita importancia: "No hay m¨¢s encuentros que en otras estaciones".
Un conductor relata que en los ba?os de las d¨¢rsenas te encuentras de todo: "Apenas est¨¢n vigilados, as¨ª que te puedes encontrar a uno pinch¨¢ndose, a otro con los pantalones bajados o a un se?or mayor a quien le han robado".
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