Fiebre del s¨¢bado noche
De c¨®mo el presidente del Gobierno consigui¨® el apoyo de Artur Mas a la reforma del Estatuto de Catalu?a
El viernes d¨ªa 20, la Ejecutiva de Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU) dej¨® en manos de su presidente, Artur Mas, la decisi¨®n de dar el s¨ª o el no en el ¨²ltimo tramo de la negociaci¨®n del Estatuto catal¨¢n, que durante toda la semana hab¨ªa sido objeto de intensas negociaciones entre el Gobierno y los partidos catalanes. El s¨¢bado 21, por la ma?ana, el Comit¨¦ Federal del PSOE ped¨ªa al presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero que cerrara la negociaci¨®n "con rapidez".
Mientras continuaba reunido el Comit¨¦ Federal, Mas recibi¨® la llamada telef¨®nica convoc¨¢ndole para esa misma tarde en La Moncloa. No era una sorpresa. "Est¨¢te localizable el fin de semana", le hab¨ªa dicho el viernes Zapatero a Mas. El presidente buscaba tres objetivos: recompensar con titulares (y despu¨¦s, fotograf¨ªas) al partido catal¨¢n de la oposici¨®n, un gesto de justicia distributiva consensuado con el tripartito, pues las grandes reformas las capitalizan los Gobiernos; abrir el abanico de alianzas posibles a una formaci¨®n, CiU, de tradici¨®n gubernamental moderada pese a su soberanismo creciente desde los bancos de la oposici¨®n, como forma de neutralizar los costes del pacto de Gobierno con Esquerra, tambi¨¦n crecientes dadas sus poco digeribles proclamas independentistas; y demostrar que parte del centroderecha discrepa del PP.
Zapatero busc¨® cerrar la negociaci¨®n sobre el Estatuto, ampliar el abanico de alianzas y abrir una brecha en el mundo del centro-derecha
Sobre financiaci¨®n, Mas acept¨® lo que CiU hab¨ªa rechazado durante la semana anterior a cambio de avanzar en lo referido a la Agencia Tributaria
La Moncloa no logr¨® localizar a Carod. De madrugada, Zapatero inform¨® del acuerdo al secretario general de ERC, Joan Puigcerc¨®s
Todo se desarroll¨® con la discreci¨®n de las ocasiones en las que los protagonistas saben que se juegan mucho y buscan el ¨¦xito. Mas hizo el viaje de Barcelona a Madrid en coche, acompa?ado de su esposa, Helena Rakosnik, porque quer¨ªa evitar que alguien le reconociera en los aeropuertos, como le sucedi¨® en septiembre. Entonces se negociaba el Estatuto en el Parlamento catal¨¢n y Mas hab¨ªa dejado claro a Zapatero que s¨®lo apoyar¨ªa la reforma si quien la pactaba era ¨¦l.
La reuni¨®n del pasado s¨¢bado empez¨® a las 17.00 en La Moncloa. La previsi¨®n era que durara unas cuatro horas, o menos. La pareja hab¨ªa reservado cena en un restaurante para las 21 horas. Pero Mas se qued¨® sin cenar, porque no termin¨® hasta cerca de la medianoche. La "discreci¨®n, para que nada se filtre" fue tan escrupulosamente guardada que Zapatero y Mas no se pusieron en contacto con el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall (aunque sobre esto, las fuentes discrepan), y el secretario general de CiU, Josep Antoni Duran Lleida (las fuentes coinciden), hasta que el acuerdo estaba muy avanzado, en torno a las 23.00.
Lo sab¨ªan eso s¨ª, el primer secretario del PSC y ministro de Industria, Jos¨¦ Montilla, y el jefe de los negociadores socialistas, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, quien, con el secretario general de su grupo parlamentario, Diego L¨®pez Garrido, asesoraba telef¨®nicamente al presidente. Mas tambi¨¦n se apoy¨® en el ponente de CiU en el proyecto estatutario, el joven y soberanista -aunque pragm¨¢tico- diputado auton¨®mico Francesc Homs, a quien sac¨® de una representaci¨®n teatral.
Las condiciones para el acuerdo hab¨ªan madurado durante la semana. El mi¨¦rcoles, CiU hab¨ªa rechazado alguna de las propuestas sobre financiaci¨®n que Rubalcaba hab¨ªa formulado a Duran y que, finalmente, fueron aceptadas el s¨¢bado. Como el incremento de la cesi¨®n del IVA del 35 al 50% y la de que coexistieran dos agencias tributarias. De hecho, Mas no hizo sino rubricar la f¨®rmula fraguada entre el vicepresidente econ¨®mico Pedro Solbes con su equipo y el consejero catal¨¢n de Econom¨ªa, Antoni Castells, esbozada p¨²blicamente por ¨¦ste, aunque eludiendo los detalles, hace dos semanas (ver EL PA?S del 11 de enero). Ambos habr¨ªan previsto "una cascada de concesiones a CiU, por fasc¨ªculos, para conseguir que ¨¦sta se aupara al pacto".
En la negociaci¨®n se abord¨® primero la espinosa cuesti¨®n de c¨®mo denominar a Catalu?a: c¨®mo incluir en el Estatuto el t¨¦rmino naci¨®n referido de manera que resultara constitucional. Esta b¨²squeda dur¨® casi tres horas y aunque mediaron consultas con sus asesores, el redactado final es de Zapatero y Mas. La discusi¨®n pas¨® luego a la b¨²squeda del pacto sobre la financiaci¨®n. Otras tres horas, en las que Mas acab¨® encauz¨¢ndose por la senda Solbes-Castells rechazada la semana anterior.
Durante esta semana, Mas hab¨ªa llevado la negociaci¨®n de forma que el acuerdo parec¨ªa imposible, y as¨ª lo pregonaban sus portavoces, sobre todo los m¨¢s soberanistas, como David Mad¨ª. Su predecesor, Jordi Pujol, clamaba contra "un mal Estatuto" y advert¨ªa contra "un autogol" en porter¨ªa catalana. Afloraba as¨ª su angustia personal de quedar "emparedado en las enciclopedias entre Josep Tarradellas, que restaur¨® la Generalitat, y Pasqual Maragall, que preside la gran reforma estatutaria", seg¨²n un l¨ªder nacionalista. Todo ello configur¨® una situaci¨®n muy parecida a la de los ¨²ltimos d¨ªas de septiembre en el Parlamento catal¨¢n. En aquel momento el desenlace se produjo en una entrevista, el 29 de septiembre, entre Maragall y Mas, para salvar in extremis la reforma.
Entonces, Maragall y Mas dejaron en un segundo plano a los dem¨¢s, con gran enojo del l¨ªder de Esquerra Republicana (ERC), Josep Llu¨ªs Carod. Ahora ha sucedido algo similar. Tambi¨¦n ha habido un gran disgusto en ERC, que viene a pagar su "obsesi¨®n por no quedar otra vez desbordada por el protagonismo de CiU", seg¨²n un negociador socialista. "Les hab¨ªamos servido buenas bazas para su electorado, en puertos, aeropuertos y autopistas" y las han desaprovechado, lamenta.
Tambi¨¦n ha habido disgusto en Uni¨® Democr¨¤tica, el socio de Converg¨¨ncia. En sus filas se encaj¨® la reuni¨®n del s¨¢bado como un incumplimiento del pacto interno de compartir protagonismo. Y Mas les dej¨® en la estacada. En la tarde del s¨¢bado, Duran intercambi¨® ofertas desde el valle de Aran con Rubalcaba e intent¨® ponerse en contacto telef¨®nico con Mas, ignorando que ¨¦ste se hallaba en La Moncloa. Hasta que Zapatero le dijo a Mas: "Duran te est¨¢ buscando".
Conectar a Carod a medianoche cost¨® Dios y ayuda. La Moncloa no lo logr¨®. El secretario general de ERC, Joan Puigcerc¨®s, recibi¨® la noticia de boca de Zapatero. No ocult¨® la irritaci¨®n que le produjo el nuevo escenario pol¨ªtico en que se ve¨ªa metido de golpe. Los independentistas comenzaron a temer que estaban perdiendo su condici¨®n de aliados preferentes de Zapatero. O que pod¨ªan perderla. El m¨®vil de Carod daba fuera de servicio y nadie conoc¨ªa ning¨²n otro n¨²mero de tel¨¦fono porque se lo cambi¨® tras recibir varias amenazas.
Zapatero y Mas hab¨ªan negociado sin pausa ni para comer. Agua, caf¨¦ y tabaco. Apenas abordaron la coyuntura pol¨ªtica. Mas expres¨® a Zapatero su deseo de que, aprobado el Estatuto, se convoquen elecciones auton¨®micas en Catalu?a, pero quien tiene la competencia para disolver la C¨¢mara es el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall. Tambi¨¦n inst¨® a que, si CiU queda en la pr¨®xima convocatoria auton¨®mica como primera fuerza, los socialistas no le manden de nuevo a la oposici¨®n aunque no tenga mayor¨ªa, acabando as¨ª con el tripartito de izquierdas. Ambos quedaron encantados del encuentro y compartieron "horizontes", pero Zapatero, seg¨²n coment¨® a un colaborador, "mantuvo la moral republicana": ?dejar que las urnas decidan y apoyar luego como presidente catal¨¢n al de la lista vencedora? En cualquier caso, Maragall hizo de las tripas t¨¢cticas coraz¨®n estrat¨¦gico, con las dos efes: "Unos se hacen la foto y otros hacemos la faena".
Luis R. Aizpeolea, Enric Company y Josep Garriga.Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, entre los dirigentes de CiU Artur Mas (izquierda) y Josep Antoni Duran Lleida, celebrando en La Moncloa el pacto sobre la reforma del Estatuto de Catalu?a.
Con informaci¨®n de Luis R. Aizpeolea, Enric Company y Josep Garriga.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Reformas estatutarias
- Partidos nacionalistas
- Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero
- Relaciones Gobierno central
- Estatutos Autonom¨ªa
- Comunidades aut¨®nomas
- CiU
- Presidencia Gobierno
- Pol¨ªtica auton¨®mica
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Catalu?a
- Pol¨ªtica municipal
- Eventos
- Gobierno
- Espa?a
- Administraci¨®n Estado
- Partidos pol¨ªticos
- Pol¨ªtica
- Administraci¨®n p¨²blica
- Sociedad
- Estatutos
- Normativa jur¨ªdica
- Legislaci¨®n
- Justicia