Con retraso

Mientras el acuerdo catal¨¢n ha demostrado que Zapatero sabe hacer dos cosas al mismo tiempo, jugar y ganar, en Andaluc¨ªa la izquierda, otra vez como en anteriores ocasiones hist¨®ricas, ha llegado a un acuerdo en el cap¨ªtulo fundamental de la reforma del Estatuto: el de la financiaci¨®n. Acuerdo sin la derecha, que se pierde en intentar similitudes imposibles de este momento con febrero de 1980. No estamos ante un nuevo 28-F, ni es parecido el tiempo y el espacio en el que se desarrollan los acontecimientos. S¨ª es parecido el miedo de la derecha. Un miedo que en aquel momento la hizo ponerse en contra de que Andaluc¨ªa accediera a la autonom¨ªa por la v¨ªa del Art¨ªculo 151 de la Constituci¨®n y ahora la lleva a decir, como ha venido manteniendo Javier Arenas desde que se empez¨® a hablar de la reforma, que el Estatuto actual es bueno y su reforma innecesaria. Alguien ha dicho estos d¨ªas que dentro de 20 a?os podremos volver a ver a la derecha defendiendo la bondad de las reformas a las que ahora se opone, y es posible, porque es exactamente lo que est¨¢ ocurriendo, que defiende ahora, con bastante inoportuno retraso, las que cuando se hicieron le dieron tanto v¨¦rtigo. PSOE e IU tienen a punto del final los trabajos de la ponencia para la reforma del Estatuto andaluz. La izquierda andaluza se ha puesto de acuerdo, mientras los ciudadanos ven c¨®mo la derecha insiste en que nada ser¨¢ bueno, a causa de los perjuicios que para Andaluc¨ªa tendr¨¢ el acuerdo sobre el Estatuto de Catalu?a que, por cierto, no pareci¨® malo a Piqu¨¦, pero que como s¨ª le pareci¨® malo a Acebes-Zaplana-Rajoy, se vio en la tesitura de tener que plantearse la posibilidad de irse del PP. No se ha ido, ya saben, porque tambi¨¦n dicen que Piqu¨¦ se aviene f¨¢cilmente a la estrategia que marque el partido, lo mismo que le est¨¢ pasando a Arenas en Andaluc¨ªa, que aunque es l¨ªder de un PP mucho m¨¢s fuerte y representativo que Piqu¨¦ en Catalu?a y que, por tanto, aporta electoralmente mucho m¨¢s al PP nacional, sigue a pies juntillas la estrategia que le marca Madrid, que le ha llevado a irse de los trabajos de la Ponencia y ha intentar encontrar cada d¨ªa una idea para justificar su no participaci¨®n en algo que va a volver a ser decisivo para Andaluc¨ªa. El PA no se sabe si busca su sitio o ha decidido tambi¨¦n perderlo, en perjuicio propio.