?pera, ciencia y poder

Un estreno de ¨®pera siempre introduce un estado de excitaci¨®n e incertidumbre ante las posibles reacciones, especialmente si tiene lugar en temporadas regulares y no en circuitos especializados. Pero el p¨²blico, sea de estreno o no, suele tener un olfato especial para distinguir el trigo de la paja, y el de anteayer en Ginebra se fue quitando de encima r¨¢pidamente los prejuicios para dejarse llevar por una obra que en ning¨²n momento cae en trivialidades, genialidades de artista o experimentalismos fuera de sitio, y cuyos principales mandamientos son mantener la tensi¨®n dram¨¢tica, la correspondencia entre orquesta y voces y la complementariedad entre un texto de inter¨¦s y una m¨²sica que lo realza. Si a ello se le a?ade una interpretaci¨®n a la altura de las circunstancias, el resultado o la consecuencia es que la representaci¨®n desemboc¨® en un ¨¦xito rotundo en la sala, con muchos bravos y, sobre todo, con la sensaci¨®n de que la ¨®pera bien hecha en el siglo XXI tiene su sitio al lado de las de ¨¦pocas pasadas.

Bien es verdad que el libreto a partir de la Vida de Galileo, de Bertolt Brecht, es excelente en la definici¨®n de personaje principal (espl¨¦ndido Claudio Otelli) y posee adem¨¢s un tema inmortal: las relaciones entre progreso cient¨ªfico e inmovilismo del poder, en este caso el eclesi¨¢stico. El dolor de los personajes est¨¢ en primer plano; los aspectos filos¨®ficos y pol¨ªticos complementan los existenciales y afectivos. Jarrell (Ginebra, 1958) utiliza una gran variedad de tipos de canto, la orquesta se mueve entre cierta flotaci¨®n y un descriptivismo lleno de contrastes. La m¨²sica y el canto est¨¢n al servicio de lo que se est¨¢ contando y no a beneficio de los hallazgos del compositor. Es una ¨®pera en estado puro.