Resistencia en el nombre de Dios
Ham¨¢s cuenta con gran apoyo popular gracias a su red de servicios sociales
"El beduino se venga despu¨¦s de 40 a?os", dice un proverbio ¨¢rabe. Pero s¨®lo dos d¨¦cadas ha necesitado el Movimiento de Resistencia Isl¨¢mica Ham¨¢s para hacerse con el poder, despreciando siempre las t¨¢cticas pol¨ªticas a corto plazo, volc¨¢ndose en un intenso trabajo social que ha sustituido a la inoperante -y a menudo corrupta- Autoridad Nacional Palestina (ANP), sin ceder en sus posiciones sobre una negociaci¨®n con Israel que no rinde frutos y lanzando, hasta hace un a?o, a sus militantes suicidas a despiadados atentados contra civiles israel¨ªes. Ning¨²n palestino olvidar¨¢ el 25 de enero de 2006, d¨ªa en el que Al Fatah, el partido fundado por Yasir Arafat y que encabez¨® las aspiraciones palestinas durante medio siglo, sufri¨® una derrota humillante.
Nofal: "Nuestro programa es llegar al Parlamento para proteger la resistencia"
Shihab: "Aguantamos los ataques de Israel. En el futuro, veremos qui¨¦n aguanta m¨¢s"
El 9 de diciembre de 1987 estall¨® con virulencia la primera Intifada y s¨®lo cinco d¨ªas despu¨¦s naci¨® Ham¨¢s con el sello de los Hermanos Musulmanes de Egipto, pa¨ªs que hasta 1967 dominaba la franja de Gaza. El jeque tetrapl¨¦jico Ahmed Yasin y Abdelaziz al Rantisi, poseedor de una voz atronadora que hac¨ªa vibrar a sus fieles, figuraron entre sus fundadores. Arranc¨® de inmediato su campa?a contra la secular Al Fatah, la promoci¨®n de su ideario -Estado teocr¨¢tico en el que la Sharia (ley isl¨¢mica) cumpla el papel de la Constituci¨®n- y el impulso a las organizaciones sociales que tanto apoyo le han granjeado ahora.
Cont¨® Ham¨¢s para su promoci¨®n con el soporte financiero de Arabia Saud¨ª y las donaciones de infinidad de musulmanes de los pa¨ªses ¨¢rabes. Tambi¨¦n aportaron fondos a su red de asociaciones caritativas, y siguen aportando, diversas organizaciones no gubernamentales y organismos oficiales de la UE y Estados Unidos (USAID). Los dirigentes de Ham¨¢s moderan hoy el lenguaje respecto de su proyecto pol¨ªtico-religioso e insisten en que no impondr¨¢n nada que no deseen los ciudadanos y que no se tomar¨¢n la revancha. Como muestran comedimiento en sus proclamas de que no habr¨¢ revanchas contra los cargos medios de Al Fatah. Se aprecia, no obstante, cierta incertidumbre entre ellos y en el deseo generalizado. Aunque ampliamente superada por los deseos de ver jubilados a los prebostes m¨¢s odiados de la ANP.
A mediados de la d¨¦cada pasada, los militantes de Ham¨¢s sufrieron un acoso incesante. En 1996 una oleada de detenciones a manos de las fuerzas de seguridad palestinas concluy¨® con un millar de sus dirigentes entre rejas. Los leales a Ham¨¢s no han olvidado esa persecuci¨®n. "Nos torturaban m¨¢s cruelmente que los israel¨ªes", afirma un hombre que purg¨® penas en prisiones palestinas e israel¨ªes.
Abundan quienes aseguran que la segunda Intifada (2000-2005) fue tambi¨¦n la respuesta de los fundamentalistas a esas redadas. Al igual que la OLP de sus primeros a?os, la carta fundacional de Ham¨¢s aboga por la destrucci¨®n del Estado jud¨ªo. Y como le sucediera a Arafat, y sus partidarios, ya se aprecian en el movimiento islamista s¨ªntomas evidentes de mesura. Su arrolladora irrupci¨®n en el Parlamento y en el futuro Gobierno auguran una p¨¦rdida de peso de los extremistas. Algunos de sus dirigentes hablan de que el retorno a las fronteras previas a la guerra de los Seis D¨ªas, en junio de 1967, bastar¨ªa para declarar una tregua de larga duraci¨®n. "Pero no para siempre", afirm¨® ayer Baha Yusef, portavoz de un candidato triunfador en Ramala. "No quiero destruir Israel, pero deseo volver a mi pueblo. ?Por qu¨¦ el mundo se preocupa tanto de la destrucci¨®n de Israel y guarda silencio cuando nos destrozan a diario?", se preguntaba hace d¨ªas Jalil Nofal, miembro de la c¨²pula islamista.
Los carism¨¢ticos Yasin y Al Rantisi perecieron asesinados por los misiles de la aviaci¨®n israel¨ª en la primavera de 2004. Pero ya entonces Ham¨¢s gozaba de gran poder¨ªo. El relevo estaba garantizado en un movimiento que no ensalza a ninguno de sus jefes y que enfatiza su car¨¢cter de grupo que toma decisiones colegiadas. "Nuestro programa es claro. Llegamos al Parlamento para proteger la resistencia. La gente que nos vota lo sabe. Ning¨²n l¨ªder de Ham¨¢s est¨¢ de acuerdo en entregar las armas. No podemos fallar a quien nos apoya", dec¨ªa Nofal.
Nunca han defraudado, por el momento, a sus disciplinados seguidores. La red asistencial montada por Ham¨¢s ha levantado durante a?os escuelas, cl¨ªnicas, orfanatos, reparte libros de texto a los pobres entre los pobres... Y, tras los asesinatos de los supuestos colaboracionistas con Israel, los empleados de las asociaciones caritativas no dudan en acudir a casa de la viuda o de los hu¨¦rfanos para prestar ayuda econ¨®mica. Son una de sus prioridades. De la unidad del pueblo palestino y de no hacer distinciones partidistas, ha hecho Ham¨¢s su bandera. Y tambi¨¦n del cumplimiento de su palabra.
En febrero de 2005, con la mirada puesta en las urnas y en la evacuaci¨®n de la franja de Gaza, se comprometieron a un alto el fuego que caduc¨® a finales de 2005. No han reanudado sus ataques terroristas en suelo del Estado jud¨ªo ni lanzado cohetes Kassam, a pesar de que el Ej¨¦rcito israel¨ª prosigue sus operaciones militares en territorio ocupado y ha capturado a 800 activistas de Ham¨¢s en los meses previos a las elecciones. Pero s¨ª fueron sangrientos los ataques suicidas perpetrados por las Brigadas Ezed¨ªn al Kassam, el brazo armado que se embarc¨® en una oleada de atentados suicidas despu¨¦s de que el colono Baruch Goldstein perpetrara una matanza de musulmanes en Hebr¨®n, en 1994.
Nada hac¨ªa pensar hace una d¨¦cada que los islamistas se decantar¨ªan por participar en la vida parlamentaria. Las legislativas de 1996 y las presidenciales de 2005 fueron, a su juicio, producto de los Acuerdos de Oslo de 1993, de los que abominan. Y aunque opinan que fue una rendici¨®n, el pragmatismo se impone. Hace una semana, en la ciudad de Gaza, los dirigentes de Ham¨¢s apenas conten¨ªan su satisfacci¨®n. "No te dicen lo que piensan de verdad sobre las elecciones", dec¨ªa un simpatizante buen conocedor de sus l¨ªderes. Estaban convencidos del ¨¦xito. Hoy se conoce la verdadera fuerza del grupo fundamentalista, marcado en Occidente por los atentados suicidas, pero que en las calles palestinas suscita admiraci¨®n. "Ahora aguantamos los ataques de Israel. Pero en el futuro, veremos qui¨¦n puede aguantar m¨¢s", dice Mohamed Shihab, elegido diputado en Gaza. Creen ciegamente que la paciencia juega a su favor.
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