Definiciones del mundo

Aunque en el texto de contraportada se califica a este libro de novela ("esperanzadora novela de sensibilidad exquisita") lo cierto es que de ning¨²n modo se trata de una novela. M¨¢s bien deber¨ªamos decir que es una serie de piezas cortas que tienen un denominador com¨²n; y las tales piezas son todas ellas pura indagaci¨®n personal, con el autor como personaje principal y conductor del texto y su hijo discapacitado como motivo. El mismo Kenzaburo O¨¦ (Ose, Jap¨®n, 1935) la describe sin que quepa lugar a dudas: "He trenzado mi vida con mi hijo disminuido y mis pensamientos suscitados por la lectura de William Blake en una serie de textos breves". Ese trenzado es la verdadera trama del libro. En realidad, O¨¦ ha formado un libro con ellos en torno a la relaci¨®n con su hijo, que es un tema recurrente suyo, y con ese apoyo, dice, tambi¨¦n "he querido escribir un libro de definiciones del mundo, la sociedad y la humanidad basado en mi propia vida".

Todos los textos operan de la misma manera: se centran en una an¨¦cdota de su vida con su hijo y a prop¨®sito de ella desarrolla siempre el mismo esquema. La primera an¨¦cdota habla de un cuchillo que el chico parece tomar contra su madre; esa reacci¨®n altera notablemente al autor, que se hace llamar K., y reflexiona sobre el incidente tratando de entender el verdadero sentido del aparente intento de agresi¨®n. Sus pensamientos, su esfuerzo, lo llevan a relacionar el acto con unos versos de William Blake. A partir de este hecho, su relaci¨®n con la obra de Blake adquiere una nueva luz, que ilumina su vida, sus convicciones y su relaci¨®n con el hijo y que le obliga a repensar su propia concepci¨®n del mundo y habla de asuntos tan importantes como la dependencia, el amor filial, el compromiso con la vida y la sociedad... Hay un momento en que un joven estudiante radicalizado le acusa de utilizar al hijo (K. est¨¢ muy dedicado a ¨¦l) "como justificaci¨®n para no enfrentarse al tumulto de la sociedad". El reproche es falaz, pero le obliga a reconocer que "hab¨ªamos (por la familia al completo) estado prisioneros de su presencia (la del hijo disminuido) durante los ¨²ltimos diez a?os, o si se prefiere desde los ¨²ltimos veinte, desde el momento de su nacimiento".

Ciertamente, la dedicaci¨®n

de K. es obsesiva. La discapacidad del hijo es para ¨¦l un misterio que intenta penetrar. Est¨¢ muy preocupado por lo que ser¨¢ de ¨¦l cuando ellos, sus padres, falten, y de esta preocupaci¨®n nace la extrema atenci¨®n que le dedica y el inter¨¦s extraordinario en descifrar su modo peculiar de relacionarse con el mundo; sin duda que quiere entenderle, ante todo, para asegurarse de su futuro, pero tambi¨¦n entenderlo en la misma medida en que su relectura de Blake, motivada por las an¨¦cdotas o incidentes del hijo, le descubre una dimensi¨®n nueva. Esa interpenetraci¨®n entre poeta e hijo es uno de los alicientes del libro.

Sin embargo, el principal instigador de su obsesi¨®n sigue siendo la preocupaci¨®n por el hijo en la medida que, a diferencia de sus otros hijos, sobre ¨¦ste no proyecta la convicci¨®n de que ha de desprenderse de ¨¦l. A los hijos se los ama y se los ayuda a desprenderse de los padres para que hagan su propia vida, pero en este caso desprenderse se aproxima m¨¢s a la idea de abandono que a la de apoyo. Su deseo de entenderle tiene todo que ver con el deseo de ayudarle a vivir solo, aunque esto ¨²ltimo le causa zozobra e inseguridad. Y es la suma de estas tensiones la que mantiene la atenci¨®n del lector.

En una de las p¨¢ginas fina-l

les O¨¦ hace referencia a un cr¨ªtico que le reprocha haber "creado una met¨¢fora a favor del universalismo, pero que no hab¨ªa conseguido sacarla a un espacio donde tuviera relevancia para alguien que no fuera yo (el autor)". Creo que no es vano el comentario pues, en efecto, si las historias que hilan el libro giran en torno a la vida con el hijo, es verdad que la familia queda oscurecida, apenas si se le concede otra funci¨®n que la de estar presentes en los acontecimientos o participar menguadamente en ellos, lo cual es se?al de que el foco de luz se vuelca sobre todo en la relaci¨®n del padre con el hijo y sucede que la obsesi¨®n se convierte en una especie de diario de s¨ª mismo que no acaba de trascender a la persona para generar un campo de inter¨¦s abierto a todo lector, sino que obliga al lector a convertirse en el autor para poder interesarse verdaderamente por lo que se est¨¢ contando. Dicho de otro modo: ni O¨¦ ni su lectura de Blake logran salir de su propio campo de intereses y por momentos el relato de los acontecimientos se parece al de las batallitas del abuelo. No siempre sucede, porque Kenzaburo O¨¦ es persona inteligente y sensible, pero sucede y cansa. Lo que distingue al buen escritor es su capacidad para seleccionar significantes de entre todo el material disponible que acude a su imaginaci¨®n; O¨¦ es un buen escritor, qu¨¦ duda cabe, pero en este caso, su preocupaci¨®n es tan intensa que, recre¨¢ndose en contarla, no distingue bien entre lo trascendente y lo intrascendente y junto a tramos de verdadera eficacia expresiva encontramos otros muchos desgraciadamente irrelevantes. El libro es a veces diario, a veces relato y a veces interpretaci¨®n literaria; cuando los tres elementos se juntan es cuando m¨¢s interesa.