Vencer al tiempo
Ha arrancado Musicadhoy su temporada con una sesi¨®n dedicada a Francisco Guerrero (1951-1997) a la que seguir¨¢ otra, el 16 de febrero, en la que el Cuarteto Arditti presentar¨¢ completo su Zayin, para muchos la cima de su trabajo creador. En esta primera se ofrec¨ªan un par de obras corales -Nur y Jondo- precedidas de otra para percusi¨®n -Acte prealable- para formar las tres juntas uno de los posibles retratos de un autor que no deja de sorprender ni a quienes lo conocen ni a los que se acercan a ¨¦l por vez primera. Y es que la maestr¨ªa est¨¢ siempre ah¨ª pero tambi¨¦n la capacidad para seguir dej¨¢ndonos estupefactos m¨¢s all¨¢ del paso del tiempo, de los debates de la modernidad, de los l¨ªmites de la radicalidad, de la vehemencia de su autor como posible gu¨ªa del futuro y de la libertad de sus disc¨ªpulos para asumir y descartar sus ideas y su modo de decirlas. Esta vez con la fuerza incontenible de Acte prealable, una de las piezas mayores de todo el repertorio para percusi¨®n, intens¨ªsima pero nunca apabullante. O con las ondulaciones de Nur, con esas voces como l¨ªneas de fuerza que se disgregaran para volver a unirse en un fluir de apariencia incontenible pero siempre sujeto por la inteligencia. Y no digamos con esa obra maestra absoluta que es Jondo, una de esas m¨²sicas que definen una ¨¦poca pero la trascienden, que muestran su edad sin una arruga y que son de su tiempo y de todos. Voces -en un tratamiento ins¨®lito-, electr¨®nica -con la disoluci¨®n del referente que le da t¨ªtulo-, metales y percusi¨®n componen una sucesi¨®n de momentos que valdr¨ªan ya, aislados, por s¨ª mismos, pero que en su decurso reflejan un mundo personal que toma sus elementos de la vida y del arte, esas dos cosas a veces tan distintas y que en Francisco Guerrero fueron una sola.
Musicadhoy
Proyecto Guerrero. Directores: Guillermo Bautista y Zsolt Nagy. Obras de Guerrero. Auditorio Nacional. Madrid, 26 de enero.
Verdad y emoci¨®n
Es de se?alar que la m¨²sica de Guerrero ha estado presente en Madrid en dos ciclos distintos y con pocas semanas de diferencia y que, en uno y en otro, el p¨²blico ha acudido en n¨²mero suficiente como para pensar que a los profesionales, a la gente del oficio o a los habituales a este tipo de conciertos se van uniendo nuevas generaciones de aficionados que encuentran en la m¨²sica del compositor de Linares una suerte de fuente de verdad a la que acompa?a siempre la emoci¨®n del encuentro. No todo lo que se ofrece puede tener la misma calidad ni, naturalmente, gustar en semejante medida, ni todo compositor de hoy tener el mismo tir¨®n, pero la presencia de un p¨²blico nuevo, atra¨ªdo qui¨¦n sabe si tambi¨¦n por la falta de artificio formal en esta clase de conciertos, hace pensar que el encuentro a?orado es posible. Y, claro est¨¢, felicit¨¦monos todos, de nuevo, por las interpretaciones que hoy se ofrecen de estas m¨²sicas. La de Proyecto Guerrero, con Guillermo Bautista y Zsolt Nagy al frente, fue ejemplar, como corresponden a quienes aman lo que conocen.
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