Por un futuro con memoria
Las pasadas Navidades, la viuda de un ciudadano vasco asesinado por ETA hace casi cinco a?os me dec¨ªa por tel¨¦fono: "Todav¨ªa tengo que tragar saliva antes de explicar qui¨¦n soy, de presentarme como la viuda de...". Tragar, eso es lo que han hecho los familiares de v¨ªctimas de ETA durante todos estos largos a?os. Tragar saliva, tragarse l¨¢grimas, tragar insultos que miraban con odio, tragar silencios que no se atrev¨ªan a mirar. Los a?os pasan, y siguen cargando con el peso de la ausencia y del dolor. Cada d¨ªa. Pero ya no se tragan sus palabras porque cada vez m¨¢s se oye su voz. Por fin les miramos a la cara.
Algunos, con el mismo odio de siempre, y otros titubeantes, tambi¨¦n como siempre. As¨ª lo han puesto de manifiesto los recientes incidentes en el pleno del Ayuntamiento de Azkoitia. Pero lo significativo de la historia est¨¢ en el detalle, en las probables idas y venidas de diferentes versiones de textos de moci¨®n entre el Ayuntamiento, Lakua y Sabin Etxea, en esa coma quitada aqu¨ª y en esas palabras a?adidas all¨ª, "da?o", "se arrepientan", "la ley". Esta en¨¦sima versi¨®n de debates vergonzantes en un ayuntamiento vasco pone de manifiesto que la perspectiva de las v¨ªctimas todav¨ªa hay que arrancarla coma a coma.
Lo sucedido en Azkoitia muestra que la perspectiva de las v¨ªctimas todav¨ªa hay que arrancarla coma a coma
El bagaje ret¨®rico y moral de d¨¦cadas de conflicto en Euskadi ha generado un consenso f¨¢cil en torno a causas lejanas, a la denuncia de vulneraciones de derechos humanos en las calles y c¨¢rceles vascas y espa?olas, y a los derechos que asisten a los ciudadanos presos, incluidos los de ETA. Causas todas ellas justas por derecho propio; no es esa la cuesti¨®n. Sin embargo, esos usos y costumbres de los conflictos vascos, esas frases hechas, esos tics morales, esos lugares comunes pervertidos por a?os de violencia impiden a¨²n que los que escriben la historia cada d¨ªa lo hagan teniendo presente la perspectiva de las v¨ªctimas. Todo el mundo ha incorporado ya una frase autom¨¢tica sobre la importancia de tenerles en cuenta, incluido Otegi. Pero todav¨ªa no sabemos lo que implica, y por eso titubeamos, y a?adimos palabras a ¨²ltima hora.
No hay esc¨¢ndalo alguno en que un ayuntamiento democr¨¢tico defienda el derecho de los presos a la reinserci¨®n social, un principio rector fundamental del derecho penitenciario recogido en la Constituci¨®n. Muchos habr¨¢n intentado calmar su conciencia titubeante estos d¨ªas dici¨¦ndose esto. As¨ª llevamos m¨¢s de 30 a?os, de hecho. Es hora de ir m¨¢s all¨¢. Es hora de comprender que el esc¨¢ndalo reside en que muchos ayuntamientos vascos llevan a?os dejando pasar la oportunidad de tener un gesto hacia las v¨ªctimas de ETA en forma de moci¨®n municipal. El esc¨¢ndalo es que en Azkoitia lo hicieran s¨®lo a rega?adientes.
Una de las muchas paradojas vascas es que se trata (probablemente) de una de las sociedades m¨¢s comprometida con los derechos humanos del mundo, un compromiso que muchos viven con un importante matiz restrictivo: siempre que no hablemos de la cosa, de lo innombrable, del conflicto. De ETA. Es verdad que la causa de las v¨ªctimas de ETA ha salido del armario desde hace algunos a?os, y que poco a poco va siendo interiorizada por la sociedad vasca. Pero no es suficiente. Aceptar la perspectiva de las v¨ªctimas no implica estar de acuerdo con los portavoces de las asociaciones que las representan ni, por supuesto, ha existido nunca contradicci¨®n alguna con defender los derechos de otros colectivos al mismo tiempo. Pero no basta con insertar una frase aqu¨ª y una palabra all¨¢. La sociedad vasca se enfrenta ahora al reto de caminar hacia delante mirando hacia atr¨¢s. De construir su futuro encarando las manchas de sangre del pasado.
Esto es precisamente lo que hicieron ayer cientos de personas en Bilbao, en la manifestaci¨®n convocada por Gesto por la Paz bajo el lema Indarkeria Gehiagorik Ez! Por un Futuro con Memoria. Tras 20 a?os animando a la sociedad a marchar p¨²blicamente contra la violencia, contra todas las violencias, la organizaci¨®n pacifista reclama ahora la necesidad de hacer una pausa en el camino y mirar al pasado. Volver al pasado para liberarlo, revelar lo que estaba oculto y seguir entonces la marcha hacia el futuro con las v¨ªctimas en la memoria, con la memoria de las v¨ªctimas, de sus historias de vidas segadas, vividas y sobrevividas.
Gesto por la Paz ha antepuesto siempre la ¨¦tica del abrazo a la pol¨ªtica del proceso. Vivimos tiempos de pol¨ªtica y de supuestos procesos, de conversaciones inconfesables y t¨¢cticas inescrutables. Por eso es importante reivindicar la ¨¦tica del abrazo. Quiz¨¢s sea esa la forma m¨¢s sint¨¦tica de explicar el significado profundo de la perspectiva de las v¨ªctimas de la que hablaba Walter Benjamin, un simple abrazo. (En aras de la transparencia: me un¨ª a Gesto por la Paz cuando ten¨ªa 17 a?os, mi identidad como vasco no se puede separar de mi experiencia en Gesto por la Paz).
Gesto por la Paz record¨® ayer otras ideas elementales: que la desaparici¨®n de la violencia de ETA depende s¨®lo de ETA y de quienes siguen apoy¨¢ndola, que la sociedad vasca debe reconocer el dolor que ha ocasionado a las v¨ªctimas d¨¢ndoles las espalda durante a?os. Su invitaci¨®n a seguir adelante lleva escrito "memoria de las v¨ªctimas" en el dorso y "deslegitimaci¨®n social y pol¨ªtica de la violencia" en el reverso. Mientras otros siguen con "el proceso", quien quiera aceptar la invitaci¨®n puede empezar por el principio: un abrazo. No hay moci¨®n, ni frase, ni palabra a?adida a ¨²ltima hora que supere en significado a un abrazo. Un abrazo a una v¨ªctima, un abrazo vasco, con choque de cuerpos y palmada en la espalda, una sola. Un abrazo mudo, sin palabras. De verdad.
Borja Bergareche es abogado.
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