Anomal¨ªas y crispaciones
Espa?a no se divide en autonom¨ªas y nacionalidades, como le insisti¨® Zapatero a I?aki, sino en anomal¨ªas y crispaciones. Nadie me quita de la cabeza que nuestros problemas pendientes y rugientes tienen que ver con las cuatro anomal¨ªas espa?olas que arrastramos desde aquella Transici¨®n imperfecta que no logr¨® enmendar nuestra Ilustraci¨®n imperfecta ni nuestro imperfecto asalto a la Modernidad: la anomal¨ªa territorial, la anomal¨ªa liberal, la anomal¨ªa cat¨®lica y la anomal¨ªa cat¨®dica. Si sumas estas cuatro extravagancias y las multiplicas por un patio medi¨¢tico multiplicado por n y por t (por Nuevas Tecnolog¨ªas) sale la crispaci¨®n. Y si encima las tres pes dominantes (pol¨ªticos, periodistas y profesores) se dedican a desgarrarse las vestiduras en esos viejos y nuevos medios que no sincronizan con el exterior (el Daily Telegraph acaba de retirar a su corresponsal porque nuestras "trifulcas dom¨¦sticas" ya no venden), pues da la impresi¨®n de que aqu¨ª dentro pasa mucho, pero no es para tanto. Ah¨ª est¨¢ nuestra c¨¦lebre anomal¨ªa cat¨®dica, en plena decadencia.
El patio de nuestras parrillas empieza a sonar peligrosamente a normalidad. El virus de la papilla rosa remite, y hasta Mar¨ªa Teresa Campos ha renunciado a la pelmaza materia prima. Las series que triunfan fuera empiezan a estar sincronizadas con nuestro prime time (CSI, House, Roma). Los informativos del Ente, por fin, ya son neutrales; los de Antena 3 y Tele 5 son de centro-derecha, y los de Cuatro, de centro- izquierda: pura rutina occidental. La telebasura nocturna ha sido expulsada por lates tipo Letterman y Leno, donde el humor es rey (Buenafuente, Hache). Los culebrones con prosodia colombiana y mucho macho alternan con el glamour venezolano de Boris, el look de la Si?eriz y los gags de Ortega. Las telecomedias (Aqu¨ª no quien hay quien viva, Los Serrano) muestran biotipos cotidianos, hipotecados hasta la m¨¦dula. Y nuestros tel¨¦filos esperan las segundas partes de Perdidos o Mujeres desesperadas y la quinta de Los Soprano. Venga, vamos a por las otras tres anomal¨ªas dom¨¦sticas que tanto nos crispan.
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