A un a?o del desastre del Carmel
El alcalde de Barcelona, Joan Clos, se equivoc¨® el 27 de enero. Clos y el gobierno del PSC, ERC e ICV empezaron a caer definitivamente en la pendiente en la que se encuentran hoy, una pendiente que ya no tiene freno, porque se equivocaron el d¨ªa siguiente del desastre. Desde aquel d¨ªa, lo que era una intuici¨®n se hizo evidente para todo el mundo: el gobierno del Ayuntamiento se hab¨ªa convertido definitivamente en alguna cosa alejada, poco visible, desaparecida, subsidiaria, falta de iniciativa. Un cuerpo que miraba perplejo la magnitud del desastre en el que una parte de la ciudad, y por la parte finalmente toda Barcelona, se encontraba inmersa.
Ahora es el momento del balance. Los reportajes de la televisi¨®n, los an¨¢lisis de los peri¨®dicos, las declaraciones, todo gira alrededor del hecho aislado, como si fuese posible aislar el desastre de nuestra vida cotidiana. Pero Barcelona tiene una medida humana que hace que lo que pasa en un extremo de la ciudad tenga reflejo inmediato en el conjunto de la trama urbana. Las vidas de unos cuantos de nosotros son las vidas de todos nosotros. Y la desgracia de cada uno de nosotros es la desgracia de todos nosotros. Y el d¨ªa 27 de enero de 2005 esto no fue vivido de esta manera por el gobierno de la ciudad. Por eso sit¨²o en el 27 de enero de 2005 el momento del descenso definitivo del alcalde Clos y del conjunto de su equipo. La asistencia social a los afectados funcion¨® correctamente, las familias desalojadas fueron trasladadas a hoteles en cuanto fue necesario gracias a la eficacia, el esfuerzo y el trabajo loable de los t¨¦cnicos municipales. Clos y su gobierno fallaron, no obstante, en una cosa importante, se equivocaron de bando, y no actuaron de forma convincente y convencida en la defensa de los intereses de los ciudadanos afectados frente a los responsables del accidente.
Gobernar la ciudad no es s¨®lo administrarla. Barcelona tiene muy buenos administradores. Y el Carmel se est¨¢ recuperando gracias a los buenos administradores con los que la ciudad cuenta. Pero Barcelona est¨¢ falta de direcci¨®n pol¨ªtica. El Carmel nos mostr¨® al rey desnudo del cuento. Todos lo vimos. ?l se vio. No ayud¨® nada un Gobierno de Catalu?a que anunciaba la llegada de "d¨®lares con manguera", en expresi¨®n del presidente de la Generalitat, como si en aquel momento la cosa fuese un problema de d¨®lares. Y el problema del d¨ªa 27, y del d¨ªa 28 y de todos los d¨ªas que han pasado desde el momento del desastre es que a falta de ideas alguien se ha pensado que todo se arregla con una lluvia de millones y basta.
Me he cansado de o¨ªr: "No os preocup¨¦is. Aqu¨ª pasar¨¢ como en Galicia con el Prestige, un buen pu?ado de euros y todos contentos; incluso mejoraremos los resultados de las elecciones pasadas". Aqu¨ª est¨¢ el error de planteamiento. Creer que s¨®lo con millones es posible hacer alguna cosa. Ciertamente, el dinero es la justa compensaci¨®n a un grave perjuicio, pero tambi¨¦n es necesario actuar desde la Administraci¨®n con sensibilidad y proximidad con la gente. Hoy, demasiados vecinos y vecinas del Carmel que se han quedado sin casa, sin negocio, tienen la sensaci¨®n de que le est¨¢n arrancando la muela a alguien por reclamar las ayudas que consideran ajustadas. La pol¨ªtica debe mirar m¨¢s all¨¢, se ha de hacer con y para las personas, creyendo en las personas.
El Carmel nos ha dejado un regusto extra?o en la boca. El otro d¨ªa paseaba por la calle de Llobreg¨®s, tan llena de vida, y conversaba con un vecino que ha vuelto al barrio abriendo una tienda. En sus ojos se ve¨ªan las heridas de un pasado reciente que no se olvida y la fuerza de la fe en su propia capacidad. Me pidi¨® que lo tuviera en cuenta. A ¨¦l. No a una clasificaci¨®n ni a unos baremos, no. A ¨¦l. Que pensase en ¨¦l. Y es pensando en ¨¦l que escribo estas l¨ªneas para reivindicar la visi¨®n que hace falta para que no se repita un 27 de enero. El desastre del 27 no ha de volver a pasar, pero a veces no hay forma humana de evitar el desastre. Lo que no se puede repetir es el espect¨¢culo trist¨ªsimo de incapacidad de acci¨®n, de par¨¢lisis, de falta de liderazgo del d¨ªa 27, no sea que entonces el desastre arrastre imparablemente a toda la ciudad. Y ni Barcelona ni el Carmel se lo merecen.
Xavier Trias, presidente del Grupo Municipal de CiU en el Ayuntamiento de Barcelona.
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