La luz renovada del Museo Egipcio de Tur¨ªn
El escen¨®grafo Dante Ferretti re¨²ne 50 grandes esculturas en un juego de espejos y claroscuros
La colosal estatua oscura de Rams¨¦s II es la misma de siempre, como las dem¨¢s. No hay piezas nuevas en el Museo Egipcio de Tur¨ªn. Lo nuevo es la luz: Dante Ferretti, uno de los mejores escen¨®grafos de la industria cinematogr¨¢fica, ha recreado la penumbra de una tumba fara¨®nica para transformar la colecci¨®n egiptol¨®gica turinesa, la m¨¢s importante del mundo despu¨¦s de la de El Cairo, en una muestra titulada Reflejos de piedra. Son medio centenar de esculturas de gran tama?o, todas por encima de la tonelada, resucitadas por un juego de espejos y claroscuros. El nuevo montaje estar¨¢ abierto al p¨²blico desde ma?ana, s¨¢bado, y constituir¨¢ el eje cultural de los Juegos Ol¨ªmpicos de Invierno.
Fran?ois Champollion: "El camino hacia Menfis y Tebas pasa por Tur¨ªn"
Rams¨¦s II (1279-1212), h¨¦roe del Nuevo Reino y ¨²ltimo gran fara¨®n, ha sido siempre el alma del Museo Egipcio de Tur¨ªn. Fue una estatua suya la pieza fundacional de la colecci¨®n de los Saboya: lleg¨® a la ciudad en 1759, como resultado de una expedici¨®n oriental del bot¨¢nico Vitaliano Donatti. La estatua inicial, tallada en granito rosa y con una altura de 2,24 metros (sin los pies, mutilados), proced¨ªa de Tebas y es una de las joyas de la muestra. En 1824, a?o de la fundaci¨®n del museo en su actual estructura, lleg¨® la escultura definitiva de Rams¨¦s II, sentado sobre el trono del Alto y Bajo Egipto. Fran?ois Champollion, el hombre que descifr¨® la escritura jerogl¨ªfica, trabajaba en el museo cuando se abri¨® la caja. "Es el Apolo del Belvedere de los faraones, la c¨²spide del arte egipcio", proclam¨®.
Champollion dijo otra frase que enorgullece a los responsables del museo: "El camino hacia Menfis y Tebas pasa por Tur¨ªn". Ese peculiar rodeo geogr¨¢fico fue debido, en gran parte, a una serie de casualidades hist¨®ricas. El reino del Piamonte era a principios del siglo XIX el ¨²nico pedazo de Italia m¨¢s o menos independiente, en alianza con Francia. Las relaciones con Par¨ªs eran antiguas y s¨®lidas y cuando Napole¨®n Bonaparte invadi¨® Egipto dej¨® como c¨®nsul a un ciudadano de origen turin¨¦s, Bernardino Drovetti. El c¨®nsul reuni¨® una colecci¨®n de 5.268 piezas (un centenar de estatuas, 170 papiros, estelas, sarc¨®fagos, momias, amuletos, armas, herramientas), adquirida por el rey Carlo Felice. En realidad, Drovetti aprovech¨® su amistad con el virrey de Egipto, Mohamed Ali, para reunir y sacar del pa¨ªs tres colecciones que vendi¨® en Europa a cambio de una fortuna.
El propio Champollion elabor¨® el primer cat¨¢logo del museo, que no dej¨® de crecer durante todo el siglo XIX. En la actualidad cuenta con 26.500 piezas, de las que s¨®lo unas 6.500 pueden ser expuestas. Las otras 20.000 permanecen empaquetadas en el almac¨¦n, a disposici¨®n de los investigadores.
Los historiadores tienden a opinar que, pese a la majestuosa belleza de los Rams¨¦s y de otros faraones y dioses, lo m¨¢s valioso de la instituci¨®n turinesa es el Papiro Regio, tambi¨¦n llamado Canon Real: una lista de los faraones hasta la XVII Dinast¨ªa, que ayud¨® a rellenar muchos espacios oscuros en la historia de un imperio que dur¨®, con alguna intermitencia, m¨¢s de 3.000 a?os.
Los papiros, las momias, los sarc¨®fagos y dem¨¢s elementos cl¨¢sicos del museo siguen, por ahora, dispuestos seg¨²n los c¨¢nones tradicionales: en salas grandes y polvorientas, dentro de vitrinas o estantes, acompa?adas de textos explicatorios mecanografiados. "Lo que ha hecho Dante Ferretti con nuestras grandes estatuas es un primer paso; d¨ªa a d¨ªa, el museo ir¨¢ cambiando y poni¨¦ndose al d¨ªa", indic¨® el escritor y periodista Alain Elkann, nuevo presidente de la Fundaci¨®n del Museo de Antig¨¹edades Egipcias. El museo, de propiedad p¨²blica, fue cedido en diciembre pasado por un periodo de 30 a?os a una fundaci¨®n compuesta por el Banco San Paolo, la Caja de Ahorros de Tur¨ªn, la Regi¨®n Piamonte, la Provincia y la Municipalidad de Tur¨ªn. El San Paolo aport¨® una contribuci¨®n de 25,7 millones de euros, de los que un mill¨®n, aproximadamente, fue invertido en la nueva iluminaci¨®n de las dos salas de la planta baja.
Podr¨ªa parecer que la luz es una cuesti¨®n secundaria, pero en este caso no lo es en absoluto. El encargo que se le hizo a Dante Ferretti fue el de crear una atm¨®sfera absolutamente especial para que los 350.000 visitantes anuales del museo disfrutaran de una experiencia ¨²nica. Ferretti, arquitecto de formaci¨®n, viejo colaborador de Fellini y Pasolini, director de producci¨®n de pel¨ªculas como Bandas de Nueva York y El aviador, no dispon¨ªa de un gran margen: las piezas deb¨ªan permanecer en su sitio (pesan demasiado para moverlas o subirlas al primer piso) y el museo deb¨ªa seguir abierto durante las obras. Lo que hizo fue sentarse varios d¨ªas en distintos ¨¢ngulos de las dos salas y luego ensayar con luces, colores y espejos.
El resultado impresiona. En alg¨²n momento las paredes de rojo oscuro, la penumbra, los espejos negros y los rayos de luz oblicua evocan una discoteca de all¨¢ por 1974, pero las formas expuestas son demasiado potentes como para mantener un ¨¢nimo ir¨®nico. Los exploradores decimon¨®nicos debieron adentrarse en ambientes similares cuando profanaron tumbas como la de Tutankam¨®n.
Todas las estatuas son formidables, empezando por la de Rams¨¦s II. Hay una, sin embargo, que transmite una energ¨ªa extrema. Es de granito y relativamente peque?a, metro y medio. Representa a Amenhotep II, el "fara¨®n atleta", arrodillado, en el momento de ofrecer a los dioses dos esferas. La posici¨®n es muy pasiva y comparte el tradicional hieratismo egipcio del resto de las piezas, pero ni el m¨¢s audaz de los escultores barrocos podr¨ªa haber dado m¨¢s vida a la sonrisa, m¨¢s fuerza a los brazos o m¨¢s elegancia a los pliegues del tocado. La estatua de Amenhotep II fue tallada hace unos 3.500 a?os.
El Museo Egipcio est¨¢ dispuesto a prestar despu¨¦s algunos de sus colosos, de precio incalculable, a otras instituciones. El Ermitage de San Petersburgo ha iniciado ya negociaciones.
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