Un cambio de rumbo en Darfur
El autor alerta sobre la necesidad de presionar a los grupos rebeldes y al Gobierno de Sud¨¢n para que respeten el alto el fuego y negocien la paz, asumiendo la urgencia de una situaci¨®n que cuesta vidas a diario
Cuando visit¨¦ Darfur el pasado mayo me sent¨ª esperanzado. Hoy soy pesimista, a menos que se logre organizar otra gran campa?a internacional en las pr¨®ximas semanas. En mayo visit¨¦ una aldea cuyos habitantes hab¨ªan regresado despu¨¦s de huir de la violencia, y viv¨ªan con relativa seguridad gracias a la presencia de los soldados de la Uni¨®n Africana (UA). Es cierto que no era m¨¢s que un comienzo. Gran parte de la vasta regi¨®n segu¨ªa presa de la violencia espor¨¢dica, con m¨¢s de un mill¨®n de personas que todav¨ªa viv¨ªan en campamentos. Pero gracias a una masiva operaci¨®n de ayuda dirigida por Naciones Unidas, el n¨²mero de personas que fallec¨ªan de hambre o enfermedad estaba disminuyendo de forma espectacular. Se hab¨ªa declarado un alto el fuego, aunque cabe reconocer que incompleto. En Abuja, Nigeria, avanzaban las conversaciones de paz, h¨¢bilmente mediadas por representantes de la UA, entre el Gobierno sudan¨¦s y los movimientos rebeldes. Se esperaba que se pudiera alcanzar un acuerdo a finales de a?o.
En Darfur, miles de personas siguen siendo asesinadas, violadas y expulsadas de sus casas
Hab¨ªa otros signos positivos. El Consejo de Seguridad de la ONU hab¨ªa remitido el asunto a la Corte Penal Internacional y, en principio, hab¨ªa decidido aplicar sanciones dirigidas a individuos que pod¨ªan ser identificados como responsables de las atrocidades de los dos ¨²ltimos a?os. Ojal¨¢ pudiera decir ahora que todas estas iniciativas han dado sus frutos, que Darfur est¨¢ en paz y en la senda de la recuperaci¨®n. Desgraciadamente, ha ocurrido lo contrario. En muchas partes de Darfur, se cuentan por miles las personas que siguen siendo asesinadas, violadas y expulsadas de sus hogares. La cifra de desplazados ya ha alcanzado los dos millones, mientras que tres millones m¨¢s (la mitad de la poblaci¨®n total de Darfur) dependen de la ayuda internacional para los alimentos y otras necesidades b¨¢sicas. Muchas zonas de la regi¨®n se est¨¢n volviendo demasiado peligrosas para que llegue a ellas el personal de ayuda humanitaria. Las conversaciones de paz todav¨ªa est¨¢n lejos de llegar a una conclusi¨®n. Y ahora, los combates amenazan con extenderse a la vecina Chad, que ha acusado a Sud¨¢n de armar a los rebeldes en su territorio.
A pesar de una crisis financiera cr¨®nica, los soldados de la UA est¨¢n desempe?ando una valiente labor sobre el terreno. La gente se siente m¨¢s segura en su presencia. Pero son demasiado escasos: una fuerza de protecci¨®n de s¨®lo 5.000, con otros 2.000 polic¨ªas y observadores militares, para cubrir un territorio de las dimensiones de Tejas. Carecen del equipamiento y de las amplias competencias que necesitar¨ªan para proteger a la gente amenazada o para hacer que se respete un alto el fuego que actualmente rompen por norma general los rebeldes, y tambi¨¦n la milicia Janjaweed y las fuerzas gubernamentales de Sud¨¢n. El 12 de enero, la UA decidi¨® renovar el mandato de la misi¨®n hasta el 31 de marzo, al tiempo que en principio expresaba su apoyo para la transici¨®n a una operaci¨®n de la ONU este a?o. Todav¨ªa se est¨¢ debatiendo el momento de esa transici¨®n.
Ello pone al Consejo de Seguridad Nacional de la ONU en una situaci¨®n de relieve. La Carta de la ONU otorga al Consejo una responsabilidad primordial en la paz y la seguridad internacionales. Y el pasado septiembre, en una primera ocasi¨®n hist¨®rica, todos los miembros de la ONU aceptaron un¨¢nimemente la responsabilidad de proteger a las poblaciones del genocidio, la limpieza ¨¦tnica, los cr¨ªmenes de guerra y los cr¨ªmenes contra la humanidad, y se comprometieron a emprender acciones por medio del Consejo de Seguridad cuando no lo hicieran las autoridades nacionales. La transici¨®n de las Fuerzas de la UA a la operaci¨®n de paz de la ONU en Darfur es ahora inevitable. Para que la transici¨®n sea efectiva, se necesita, y pronto, una decisi¨®n en firme del Consejo de Seguridad. Pero que nadie piense que esta crisis se puede resolver simplemente dando a la actual misi¨®n de la UA un manto de la ONU. Cualquier nueva misi¨®n requerir¨¢ un mandato firme y claro que le permita proteger, por la fuerza si fuera necesario, a los que est¨¦n amenazados, adem¨¢s de los medios para hacerlo. Esos medios deber¨¢n ser mayores y m¨¢s m¨®viles y estar mucho mejor equipados que la actual misi¨®n de la UA en Sud¨¢n. Los pa¨ªses que dispongan de los activos militares necesarios deben estar preparados para hacer uso de ellos.
La ONU necesitar¨¢ meses para desplegar unas Fuerzas semejantes. Mientras tanto, debemos mantener y reforzar la misi¨®n de la UA. No podemos permitirnos ninguna brecha o el debilitamiento de las Fuerzas que se encuentran actualmente sobre el terreno. En mayo del a?o pasado, la UA y la ONU organizaron una asamblea de donantes en Addis Abeba para recaudar dinero y apoyo log¨ªstico para la misi¨®n de la UA, y se ha programado una segunda asamblea para el 20 de febrero. A su vez, la gran operaci¨®n de ayuda debe proseguir y ser financiada en su totalidad, de modo que el pueblo de Darfur siga recibiendo agua potable, comida y otros suministros de necesidad vital. Por ¨²ltimo, y sobre todo, debe presionarse mucho m¨¢s a todas las partes -tanto a los grupos rebeldes como al Gobierno- para que respeten el alto el fuego y se comprometan con las conversaciones de paz de Abuja, asumiendo verdaderamente la urgencia de la situaci¨®n. Las actuales demoras son inexcusables. Cuestan vidas a diario. Se debe recordar a los negociadores su responsabilidad personal. Una cosa est¨¢ clara: cualquiera que sea la Fuerza externa que se env¨ªe a Darfur, ¨¦sta s¨®lo podr¨¢ ofrecer, en el mejor de los casos, una seguridad temporal a la gente. S¨®lo un acuerdo pol¨ªtico entre sus l¨ªderes puede garantizar su futuro y el retorno de dos millones de personas a sus hogares.
Kofi A. Annan es secretario general de Naciones Unidas. Traducci¨®n de News Clips.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.