Insultos
Se contaba esta semana en un restaurante que, en un pueblo de Granada, se jubilaba un magistrado y sus compa?eros asistieron a su ¨²ltimo juicio. Se conoc¨ªa de un peque?o delito. El magistrado cuando concluy¨® la vista dict¨® sentencia in voce y conden¨®, se supone que como gracia, al modesto chorizo a m¨¢s de 50 a?os de prisi¨®n. Sus compa?eros, enfervorizados por aquel acto de despedida se levantaron y en pie se pusieron a aplaudir. El pobre acusado, at¨®nito, olvid¨® su condena, y se uni¨® a los aplausos como uno m¨¢s.
Pues, bien, esta semana y tambi¨¦n en un pueblo de Granada, hemos tenido una de estas gracias. En esta ocasi¨®n, adem¨¢s, no es un chascarrillo, siempre bienvenido en este tipo de reuniones. Ha sido real. Ha sido en un pleno del Ayuntamiento de Almu?¨¦car. El alcalde ha dicho de una de las ediles del Ayuntamiento que "determinadas carreras pol¨ªticas de personas provenientes del transfuguismo s¨®lo se entienden por las relaciones ¨ªntimas entre su secretario personal y la afectada". Y, claro, cuando se conocen estos comportamientos, lo menos que se espera es que este representante municipal rectifique, pida disculpas y se vaya.
El insulto no puede ser el instrumento de debate ni dentro ni fuera de la Corporaci¨®n. Menos, a¨²n, cuando se act¨²a sobre el honor y la intimidad de las personas. Sin embargo, est¨¢ visto que no es as¨ª. El alcalde se queda y abandona el PA porque -dice- que no le protege. Son decisiones cada vez m¨¢s frecuentes y que ense?an las verg¨¹enzas de qui¨¦nes una vez instalados en el poder se identifican con el mismo hasta el punto que desprecian lo que representan como alcalde y como miembro de un partido. Lo peor de todo es que estos personajes cada vez tienen m¨¢s apoyos. Sucede, como esos compa?eros del chascarrillo, que aplauden a la persona. No censuran ni rechazan sus actos, sino que, como vulgares c¨®mplices, ayudan a su sostenimiento. Menos mal que, en esta ocasi¨®n, la ofendida, a diferencia de aquel acusado, no se ha unido a la fiesta. Ha decidido actuar frente a la ofensas con los instrumentos que le concede el Estado de Derecho y no con los gru?idos groseros de para qui¨¦nes el futuro de una sociedad es s¨®lo su presente.
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