Mahoma
La publicaci¨®n de unas caricaturas del profeta Mahoma en algunos medios europeos ha convulsionado la diplomacia y las calles de varios pa¨ªses musulmanes. Estas naciones han exigido duras sanciones para los autores de las vi?etas, mientras arreciaban amenazas de bomba. Tambi¨¦n Francia se ha visto sacudida por esta pol¨¦mica despu¨¦s de que France-Soir las haya reproducido convirtiendo a su director en la primera v¨ªctima francesa de la libertad de expresi¨®n del siglo XXI. Luego han seguido m¨¢s amenazas de grupos -Al Fatah estaba deseando una causa- que disparar¨¢n sobre cualquier franc¨¦s, dan¨¦s o noruego que se mueva por la franja de Gaza y Cisjordania, que destruir¨¢n las oficinas y consulados de estas naciones y que extender¨¢n este infierno a cualquier pa¨ªs que publique las caricaturas. Y el asunto no va a parar ah¨ª. Ante ese panorama, al que hay que a?adir los asaltos de Yakarta y la condena a la publicaci¨®n de Estados Unidos, quiz¨¢ haya que pedir socorro a Voltaire, como hizo el director de France-Soir antes de ser guillotinado. La libertad de expresi¨®n en Europa corre el riesgo de quedar restringida por chantajes ya metabolizados en nuestra evoluci¨®n ante la amenaza externa de un fen¨®meno que ya es interno. Porque el islam ya ha rebasado la curiosidad zool¨®gica de Laurence de Arabia y ya no nos es ajeno a los europeos. Est¨¢ aqu¨ª y muy a menudo llega envuelto con el h¨¢lito de una deflagraci¨®n o como freno a las conquistas logradas a costa de palizas, c¨¢rceles y asesinatos. Sin embargo, esa imagen de terror que algunos han asociado al islam nunca ha preocupado a la diplomacia de los pa¨ªses musulmanes. Ah¨ª est¨¢ el v¨ªdeo de Mustaf¨¢ Setmarian y sus invitaciones en el nombre de Al¨¢ a matar turistas para financiar c¨¦lulas estancas y sus llamadas a acabar con la civilizaci¨®n occidental, explicando con un kal¨¢shnikov y una pizarra que el terrorismo es un deber y el asesinato una ley. O ah¨ª est¨¢n Nueva York, Madrid y Londres, incluso Mahmud Ahmadineyad enriqueciendo uranio y desafiando al mundo empu?ando el Cor¨¢n, sin que la Liga ?rabe se haya inmutado. Pero claro, Mahoma sustanciado en un monigote es como la tierra redonda de Galileo: el desmoronamiento del negocio.
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