La 'calidad' de la democracia
Con los ¨²ltimos dimes y diretes sobre el nuevo Estatut, los pol¨ªticos valencianos han dado un p¨¦simo ejemplo a los ciudadanos: que de nada sirven los acuerdos firmados si en alg¨²n momento no convienen a quien los rubrica.
Si eso es malo en s¨ª -aunque luego vuelva a olvidarse cuando se ponga de nuevo en escena y con algarab¨ªa el pr¨®ximo acuerdo-, m¨¢s grave resulta la argumentaci¨®n dada por el dirigente socialista Toni Such. Seg¨²n ¨¦l, la pretensi¨®n de rebajar el list¨®n electoral del 5 al 3% es para conseguir una democracia de "m¨¢s calidad", de la que "no se excluya a nadie".
?Quiere eso decir que la vigente es una democracia de "poca calidad"? ?Depende la calidad de una democracia de d¨®nde se establezca el baremo para entrar en el Parlamento?
A m¨ª me resulta indiferente qu¨¦ l¨ªmite se ponga para conseguir una representaci¨®n parlamentaria. Lo que me inquieta es la adjetivaci¨®n de la democracia, el que la graduemos m¨¢s o menos seg¨²n se acomode a nuestras preferencias. Los fenecidos reg¨ªmenes comunistas presum¨ªan de tener una "democracia popular". Franco calific¨® su dictadura como "democracia org¨¢nica".
?ste no es el caso, pero si la democracia s¨®lo consistiese en facilitar la presencia parlamentaria de todo el mundo, ?por qu¨¦ rebajar el list¨®n representativo al 3% y no eliminarlo totalmente? Claro que, seg¨²n esa regla, no ser¨ªa nada democr¨¢tico un pa¨ªs como el Reino Unido, con un sistema electoral mayoritario de peque?as circunscripciones en el que, en teor¨ªa, un partido puede obtener el 49% de los votos y quedar fuera del Parlamento.
La pretensi¨®n del PSPV-PSOE de quitar del Estatut la barrera del 3% responde a sus c¨¢lculos electorales, en los que muy probablemente necesitar¨ªa la presencia del Bloc en Las Cortes Valencianas -se qued¨® fuera con el 4,8% en 2003- para con su apoyo quitarle el Gobierno auton¨®mico al PP. Ya ven c¨®mo son las cosas. Hace once a?os era justamente el partido del presidente Joan Lerma quien no quer¨ªa rebajar el list¨®n para que no sucediese lo que al final ocurri¨®: que Zaplana se aliara con la minoritaria Uni¨® Valenciana en el famoso pacto del pollo, para as¨ª arrebatarle el poder.
No parece, pues, que los pol¨ªticos tengan convicciones demasiado firmes. En el caso de nuestro nuevo Estatut, los socialistas necesitaban echar una buena dosis de ac¨ªbar sobre el PP, al que tratan de arrinconar en el conjunto de Espa?a como grupo pol¨ªtico intransigente, aislado y al margen de los pactos mayoritarios. ?C¨®mo puede compaginarse ese prop¨®sito, argumentaban los afines a Pepe Blanco, con una imagen dialogante y autonomista de Francisco Camps quien, para m¨¢s inri, est¨¢ capitalizando el acuerdo sobre el Estatut? As¨ª que le?a al mono, si se me permite esa vulgar expresi¨®n coloquial.
Al final, tendremos pues nuevo Estatut, habiendo dejado el PP m¨¢s pelos en la gatera -concesiones en materias tributarias, judiciales y otras-, mientras que el PSPV-PSOE s¨®lo traga -si no hay golpes amagados de ¨²ltima hora- con la innecesaria y repetitiva expresi¨®n de "idioma valenciano" al tiempo que queda como el partido dialogante frente a la intransigencia del PP.
?Es ¨¦sta la democracia de "m¨¢s calidad" que nos ofrecen nuestros pol¨ªticos? Cuando la transici¨®n pol¨ªtica del franquismo, ayunos como est¨¢bamos de h¨¢bitos democr¨¢ticos, se present¨® a las primeras elecciones libres una treintena de partidos, por lo que entonces Manuel Fraga Iribarne calific¨® como "sopa de letras". Con el tiempo, se ha ido clarificando el panorama y reduci¨¦ndose el n¨²mero de partidos viables. ?Es eso malo en s¨ª? Ni lo es ni deja de serlo. En las democracias asentadas existen dos grandes opciones pol¨ªticas: una, m¨¢s social y progresista, y otra, m¨¢s liberal y conservadora. Si acaso, hay partidos minoritarios de centro que sirven de gozne atemperador entre ambas posturas.
Lo diferencial -y grave- del caso espa?ol es que los partidos minoritarios y decisorios no responden al inter¨¦s general sino al espec¨ªfico de un territorio concreto sin tener representaci¨®n electoral en el resto. Sucede, por ejemplo, con Nafarroa Bai, presente en el Congreso con s¨®lo 60.645 votantes. ?se va a ser el problema del futuro y no el del list¨®n electoral. ?Es l¨®gico que el Gobierno de Espa?a dependa, no s¨®lo de ERC, sino por ejemplo de un posible Partido Nacionalista Aran¨¦s o un sedicente Partido de Liberaci¨®n de El Bierzo con un ¨²nico parlamentario?
Cualquier d¨ªa habr¨¢ que volver sobre el tema.
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