"Los pobres son la fuerza explosiva del mundo actual"
Gabriel Tortella (Barcelona, 1936) acaba de publicar Los or¨ªgenes del siglo XXI (Gadir). Es un ensayo de historia social y econ¨®mica contempor¨¢nea, como explica el subt¨ªtulo, y se ocupa de explorar a partir de conocimientos muy diferentes lo que ha ocurrido en los ¨²ltimos 250 a?os a lo largo de sus m¨¢s de 500 p¨¢ginas. "Es una obra de madurez que resume en buena medida mi trayectoria. Decid¨ª dedicarme a la historia econ¨®mica cuando en los a?os cincuenta estuve preso por combatir la dictadura de Franco. En la c¨¢rcel se piensa mucho, y comprend¨ª que lo m¨ªo no era la pol¨ªtica". Tortella es catedr¨¢tico de la Universidad de Alcal¨¢ de Henares, ha ense?ado en distintas universidades estadounidenses y latinoamericanas y ha publicado, entre otros t¨ªtulos, El desarrollo de la Espa?a contempor¨¢nea, Introducci¨®n a la econom¨ªa para historiadores y La revoluci¨®n del siglo XXI.
"El marxismo est¨¢ desprestigiado como doctrina pol¨ªtica, y, por desgracia, la respuesta a las injusticias ha sido una vuelta al tribalismo"
"Lo primero que habr¨ªa que hacer es moderar el crecimiento demogr¨¢fico de las naciones menos desarrolladas"
"La historia de Espa?a es pendular. Del nacionalismo militarista de Franco pasamos a la exaltaci¨®n de los nacionalismos perif¨¦ricos"
Pregunta. Tras recorrer dos siglos y medio de historia, ?c¨®mo estamos ahora, mejor o peor?
Respuesta. Estamos mejor. ?sa es una de las tesis del libro, que si comparamos nuestra ¨¦poca con cualquier otra de la historia, el progreso ha sido enorme. No s¨®lo se ha elevado el nivel de vida, sino tambi¨¦n la esperanza de vida. Hoy aguantamos bien hasta los 80; en 1900, el espa?ol medio no llegaba mucho m¨¢s lejos de los 35. La mejora de las condiciones ha sido inaudita, y ha tenido lugar mientras la poblaci¨®n crec¨ªa de manera vertiginosa. A principios del siglo XX ¨¦ramos 1.500 millones; al terminar, unos 6.000 millones.
P. El desarrollo ha sido, sin embargo, desigual.
R. Todos los fen¨®menos tienen su parte negativa. En este caso, el problema es que se han hecho mayores las diferencias entre ricos y pobres. En la Edad Media, todos viv¨ªan poco, fueran reyes o mendigos. Ahora, los ricos viven veinte veces mejor que los pobres. Y eso crea tensiones. La desigualdad nos ofende tanto a ricos como a pobres. Los primeros piensan que tienen que hacer algo para ayudar a los m¨¢s necesitados. Los otros quieren rebelarse contra esa injusticia. En el siglo XX se hac¨ªan revolucionarios, adoptando un marxismo m¨¢s o menos simple. Hoy eso ha cambiado.
P. ?A qu¨¦ se refiere?
R. El marxismo est¨¢ totalmente desprestigiado como doctrina pol¨ªtica y, por desgracia, la respuesta a las injusticias ha sido una vuelta al tribalismo. El islam ha sido uno de los caminos que ha seguido la reacci¨®n antioccidental, pero hay muchas maneras de interpretar el islam, y entre ellas hay muchas contradicciones. El problema es que la vuelta al tribalismo tiene mucho de irracional.
P. La reciente victoria de Ham¨¢s en las elecciones palestinas muestra que un gran n¨²mero de personas abraza la causa m¨¢s radical, cargada adem¨¢s de fuertes componentes religiosos.
R. Los primeros sorprendidos por la victoria de Ham¨¢s han sido ellos mismos. No creo que tuvieran un plan previsto para esa eventualidad, de ah¨ª que reclamaran de inmediato formar un Gobierno de unidad nacional con Al Fatah. Su triunfo es revelador adem¨¢s en otro sentido. Frente a la corrupci¨®n de la Autoridad Palestina, es una organizaci¨®n que ha destacado por su honradez. Su gran problema ahora es que Palestina vive de las donaciones, de Europa y de Estados Unidos, y que es Israel quien canaliza muchas de esas ayudas.
P. ?Se abre entonces un paisaje a¨²n m¨¢s conflictivo?
R. A veces, de los discursos y las proclamas m¨¢s insensatas, por extremistas, surgen pol¨ªticas sensatas. Fue Men¨¢jem Beguin, un tipo de extrema derecha y ex terrorista, el que abri¨® el di¨¢logo con los ¨¢rabes, y tambi¨¦n Sharon, que destacaba por sus ideas radicales, ha sido el que m¨¢s pasos ha dado en los ¨²ltimos tiempos por la paz. Fue De Gaulle el que firm¨® la paz con Argelia, cuando fue elegido porque parec¨ªa ser el ¨²nico que no firmar¨ªa. A veces, los ¨²nicos que al final pueden transigir en situaciones dif¨ªciles son los que tienen el respaldo m¨¢s grande por ser intransigentes. Es una paradoja, pero es lo que ocurre muchas veces. Ham¨¢s podr¨ªa moderarse ahora que debe gobernar, pero la tradici¨®n de obstinaci¨®n que ha marcado a los palestinos se impondr¨¢ y ganar¨¢ la l¨ªnea m¨¢s dura.
P. Otra de las maneras de enfrentarse al poder de los m¨¢s fuertes es reivindicar lo propio. Es lo que quiere hacer Evo Morales, el nuevo presidente de Bolivia, controlando la riqueza de su pa¨ªs.
R. S¨®lo los individuos tienen existencia real. Atribuir a las naciones una voluntad propia es hacerle violencia al idioma. El problema de cerrarse para evitar la influencia extranjera es que la apuesta puede fracasar, y entonces el pa¨ªs es m¨¢s vulnerable. La historia del peronismo en Argentina es ilustrativa: se cerraron, pero fueron incapaces de generar una industria competitiva, creci¨® un monstruo industrial alrededor de Buenos Aires, los sindicatos se hicieron fuertes, el Estado tuvo que asumir muchos gastos, creci¨® la inflaci¨®n. Un caso radicalmente diferente fue el de Jap¨®n en el siglo XIX. Tras una extra?a revoluci¨®n que reinstaur¨® la monarqu¨ªa, en vez de cerrarse, decidieron que la manera de derrotar a los diablos extranjeros era imitarlos. Disciplina, trabajo muy duro y una casta militar terror¨ªfica obraron el milagro, y Jap¨®n creci¨® de manera espectacular.
P. En su libro habla de momentos revolucionarios, que lo transforman todo, y de fases en las que, a pesar de las guerras y los conflictos, no se producen cambios dr¨¢sticos, como el siglo XIX. ?En qu¨¦ momento estamos ahora?
R. La Revoluci¨®n Francesa fue al cabo una revoluci¨®n mundial. Incorpor¨® a la historia a un sector marginal (el de la clase media, la burgues¨ªa) que quer¨ªa participar en el curso de las cosas. Con el tiempo, tambi¨¦n se incorpor¨® el proletariado. As¨ª que ahora habitamos una sociedad estable, donde el tejido social no puede transformarse m¨¢s. No habr¨ªa, por tanto, que imaginar grandes cambios. Sin embargo, los excluidos ahora de la historia son los pobres. ?sa es la espada de Damocles, el elemento explosivo e inestable del mundo actual. Es imprescindible enfrentarse a ese problema, buscar f¨®rmulas para acabar con tanta pobreza. Y lo primero que habr¨ªa que hacer es moderar el crecimiento demogr¨¢fico de esas naciones. Pero nunca se hace.
P. ?Cu¨¢l puede ser el elemento que precipite una profunda transformaci¨®n?
R. No hay ideolog¨ªas que canalicen el descontento. El Tercer Mundo aparece cada vez menos cohesionado. Me aterra que en ese contexto sea el islam el que aglutine al final la lucha contra Occidente. Representa el resentimiento del fracaso y proponen una sociedad medieval, donde los intelectuales no tengan ning¨²n peso, donde no haya progreso t¨¦cnico, y se imponga un poder teocr¨¢tico. Est¨¢n contra la separaci¨®n entre Iglesia y Estado, que ha sido uno de los pilares del progreso humano. Y adem¨¢s no les gusta el vino.
P. Frente a las grandes ideolog¨ªas que proclamaban los mayores cambios a principios del siglo XX, como el comunismo y el fascismo, explica que la revoluci¨®n mayor fue la que fueron haciendo las democracias occidentales. ?Qu¨¦ ocurri¨® con Espa?a?
R. Como consecuencia de su atraso relativo, estuvo entre los pa¨ªses perif¨¦ricos de Europa en los que triunfaron reg¨ªmenes dictatoriales gracias al miedo que exist¨ªa entre las clases medias por el comunismo. El problema ha sido que el desarrollo econ¨®mico se produjo bajo el r¨¦gimen de Franco. Su nacionalismo visceral termin¨® por exaltar los nacionalismos perif¨¦ricos. Se le echa la culpa a Aznar, pero la culpa fue de Franco. Ese af¨¢n de regresar a los or¨ªgenes y de inventarse una naci¨®n no habr¨ªa tenido lugar sin los excesos de Franco. Es una historia pendular: de un nacionalismo militarista hemos pasado a la exaltaci¨®n de los nacionalismos perif¨¦ricos.
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