Lengua y cohesi¨®n social
El debate sobre la lengua nos amenaza de nuevo. Como si de un fen¨®meno c¨ªclico se tratara, cada cierto tiempo y en curiosa comuni¨®n entre unos pocos profesionales de la agitaci¨®n ling¨¹¨ªstica en Catalu?a, unos medios de comunicaci¨®n casualmente siempre ubicados fuera de Catalu?a y alg¨²n pol¨ªtico en activo, sale a relucir lo mal que los castellanohablantes est¨¢n en este pa¨ªs, lo mucho que los perseguimos en cada esquina y en cada escuela y lo mucho que se vulneran los m¨¢s elementales derechos humanos. Hay que asumir que estos relatos, narraciones o intervenciones panfletarias (cada uno lo definir¨¢ como quiera) que tienen la aspiraci¨®n siempre frustrada de describir la realidad, forman ya parte de nuestro paisaje social y pol¨ªtico. Todo ello no tendr¨ªa m¨¢s importancia si de manera permanente cuando las banderas del debate ling¨¹¨ªstico se alzan no surgiera siempre el riesgo de que esta agitaci¨®n afecte la convivencia.
Afortunadamente, la realidad social ha discurrido al margen de estos agitadores. La prueba m¨¢s contundente es que en los 23 a?os que nos separan ya de la primera ley de normalizaci¨®n ling¨¹¨ªstica y en concreto del modelo de inmersi¨®n, los casos que han culminado en un conflicto en los tribunales son no s¨®lo num¨¦ricamente insignificantes, sino que adem¨¢s se pueden calificar como anecd¨®ticos en la medida que no han tenido la m¨¢s m¨ªnima solvencia ante los ¨®rganos judiciales competentes como para que ¨¦stos dictaminen una reforma substancial del modelo.
?Alguien alberga dudas de que si alg¨²n organismo judicial, ya sea el TSJC o el Tribunal Constitucional, hubiera encontrado el m¨¢s m¨ªnimo escollo de inconstitucionalidad en la ley de normalizaci¨®n y en la pr¨¢ctica de inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica no hubiera intervenido para su modificaci¨®n? La historia de las actuaciones de los organismos judiciales no ha sido precisamente una historia favorable a las tesis nacionalistas ni tan s¨®lo catalanistas. En la dial¨¦ctica pol¨ªtica se puede aceptar que sobre la acci¨®n del Parlamento o del Gobierno Catal¨¢n se cuestione su intencionalidad. Pero nadie en su sano juicio puede dudar que los ¨®rganos judiciales en caso de duda hubieran intervenido con resoluciones claras al respecto.
Podemos estar convencidos de que el modelo de inmersi¨®n no s¨®lo es bueno por los resultados que produce, sino por los m¨¦todos utilizados. Y hablando de resultados hay que poner en evidencia que no hay ning¨²n dato que nos ponga sobre aviso de que ni el dominio de la lengua espa?ola por parte de los alumnos escolarizados en Catalu?a sea menor o de peor calidad que de los alumnos escolarizados en cualquier otra comunidad, ni tampoco que los resultados educativos de los alumnos catalanes se puedan considerar m¨¢s o menos exitosos en funci¨®n de si su lengua materna es la catalana o la castellana.
Sobre esta ¨²ltima cuesti¨®n algunos de esos agitadores del debate ling¨¹¨ªstico afirman que los datos del informe PISA de 2003 que ha elaborado la Fundaci¨® Jaume Bofill ponen en evidencia que existe una diferencia notable en los resultados obtenidos en funci¨®n de la lengua de origen. Nada m¨¢s alejado de la realidad. Como cualquier persona que se dedique a la sociolog¨ªa sabe, los factores sociales se interrelacionan entre s¨ª. Y cualquier persona que presuma de conocer esta sociedad sabe tambi¨¦n que la lengua es en Catalu?a una realidad que se asocia claramente a una determinada posici¨®n socioecon¨®mica. Es decir, es una evidencia que podemos establecer una relaci¨®n significativa entre lengua familiar catalana y mejor posici¨®n socioecon¨®mica y cultural de ese hogar. De la misma manera que podemos establecer una asociaci¨®n entre lengua familiar castellana y estado sociecon¨®mico y cultural menor. No es ¨¦sta una afirmaci¨®n que pueda sorprender a nadie. Es as¨ª desde hace 40 o 50 a?os y lamentablemente hoy sigue estando vigente. No es pues la lengua familiar lo que nos explica el mayor o menor ¨¦xito escolar, sino la posici¨®n socioecon¨®mica y cultural que cada alumno lleva en su particular mochila vital.
Precisamente la inmersi¨®n pretende incrementar la igualdad de oportunidades en el dominio de las dos lenguas oficiales en Catalu?a. La alternativa social a la inmersi¨®n es la doble escolarizaci¨®n. Si bastantes problemas sociales nos acarrea ya la existencia de una doble red (p¨²blica y concertada) en el sentido de que los resultados educativos, el ¨¦xito escolar, en una y otra comienza a ser alarmantemente diferente, qu¨¦ no nos ocurrir¨ªa si a esa dualidad le a?adi¨¦semos la de la escolarizaci¨®n por motivos de lengua. Mi percepci¨®n es que no mejorar¨ªamos el rendimiento escolar global del pa¨ªs ni tampoco de ning¨²n colectivo concreto y que disminuir¨ªamos a¨²n m¨¢s las posibilidades de avanzar en la igualdad de oportunidades.
La alternativa a la inmersi¨®n es la separaci¨®n de los ni?os en funci¨®n de su lengua materna. ?Es eso lo que se quiere desde esos que agitan la bandera del debate ling¨¹¨ªstico? ?Alguien cree de verdad que los resultados sociales en nuestro pa¨ªs a 10 o 15 a?os vista ser¨¢n m¨¢s prometedores si avanzamos en esa doble red de escolarizaci¨®n? Cada uno puede leg¨ªtimamente tener las ideas pol¨ªticas y los sentimientos identitarios que considere mejor. Pero lo que no se puede hacer es en nombre de unos sentimientos y de unas ideas poner en riesgo una realidad social diversa en lenguas y tambi¨¦n en identidades que no ha dado ning¨²n tipo de problema ni conflicto social relevante hasta la fecha de hoy. Crear problemas sociales donde no existen es simplemente irresponsable.
Jordi S¨¢nchez es polit¨®logo.
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