Lo que pudo ser
Pudo ser un estupendo primer acto de La Valquiria y se qued¨® s¨®lo en bueno. Seguramente los ensayos no fueron suficientes, pero tampoco Pinchas Steinberg es un maestro de los que galvanizan sobre la marcha. Gracias a una l¨ªnea aceptablemente trazada y a alg¨²n detalle aislado se atisbaba f¨¢cilmente lo que pudo haber sido pero no acababa de llegar. La orquesta se superaba tras un comienzo dubitativo e inestable que desment¨ªa la buena prestaci¨®n de las ¨²ltimas semanas, parec¨ªa que se remontaba el vuelo, pero cada vez que se vislumbraba un peque?o ¨¢tomo de emoci¨®n el centelleo no se convert¨ªa en luz plena. Faltaba eso que hace que el oyente se olvide de las carencias propias precisamente porque ¨¦stas se superan a base de entrega, porque cada comp¨¢s de la mano de un buen m¨²sico hace que el siguiente salga mejor. Aqu¨ª no es que salieran mal, sino que, por una vez, tuvimos la sensaci¨®n clar¨ªsima de que la ONE -que hab¨ªa empezado con una muy aseada obertura de Ifigenia en Aulide, de Gluck, arreglada por Wagner, bravo por el programador- pod¨ªa dar m¨¢s de s¨ª.
Orquesta Nacional de Espa?a
Pinchas Steinberg, director. Astrid Weber, soprano. Robert Gambill, tenor. Gu?jon Osk¨¢rsson, bajo. Obras de Gluck y Wagner. Auditorio Nacional. Madrid, 5 de febrero.
El reparto canoro era digno de cualquier buen teatro del mundo, a pesar de la ca¨ªda del cartel de Ren¨¦ Pape. Si dejamos al margen el santoral propio de todo wagneriano conspicuo, parece claro que Robert Gambill es hoy de lo mejorcito en su cuerda y, aunque fuera con m¨¢s arrojo que sutileza, traz¨® un Siegmund muy convincente: ah¨ª estuvo su ?W?lse, W?lse! La Sieglinde de peque?o pero abrochado formato de Astrid Weber no es la de la Risanek, pero supo llamar a su hermano por su nombre. Y Gu?jon Osk¨¢rsson fue un Hunting muy eficaz. Con otra batuta y algunos ensayos m¨¢s no estar¨ªamos hablando del tiempo.
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