El Zaragoza destroza al Madrid
Diego Milito, autor de cuatro tantos, y un maravilloso Cani ponen en evidencia al equipo blanco
Un Zaragoza bestial, implacable, m¨¢gico, con hechuras de gran equipo, inhumano casi en el acierto, le dio un meneo de cuidado al Madrid en un partido inolvidable para uno y otro. El equipo de V¨ªctor Mu?oz, inspirado hasta el agotamiento, dej¨® a su rival con pie y medio fuera de la Copa y con el orgullo hecho trizas. Un rival que enterr¨® su brillante racha de siete triunfos consecutivos e hinc¨® la rodilla molido a palos. Culpables de la escabechina fueron un Cani que se doctor¨® como futbolista y un Diego Milito que vivir¨¢ en los altares del Zaragoza el resto de sus d¨ªas. Y culpable fue, al alim¨®n con ellos, el Madrid en pleno.
Dos detalles de Cani pusieron a volar al Zaragoza. Como si de una orden se tratara, el par de acciones de su capit¨¢n, un prodigioso control del bal¨®n y un env¨ªo al hueco mirando al tendido, provocaron que el conjunto aragon¨¦s perdiera el respeto al Madrid de forma insultante. Tanto se lo perdi¨® que le empez¨® a golpear de manera desaforada una, dos, tres, cuatro veces, cuatro de Diego Milito. Loco andaba Sergio Ramos persiguiendo fantasmas, desquiciado Helguera sin llegar a un solo bal¨®n y a un solo rival, fuera de sitio los laterales y con cara de no enterarse de nada, porque de nada se enteraba, Gravesen. Y los goles, cayendo.
ZARAGOZA 6 REAL MADRID 1
Zaragoza: C¨¦sar; Ponzio, ?lvaro, Gabi Milito, Zapater; ?scar, Celades (Movilla, m. 90), Generelo, Cani (Sergio Garc¨ªa, m 81); Ewerthon y Diego Milito.
Real Madrid: Casillas; Salgado, Sergio Ramos, Helguera (Pav¨®n, m. 41), Roberto Carlos; Beckham, Gravesen (Zidane, m. 64), Guti, Baptista (Cassano, m. 66), Robinho; Ronaldo.
Goles: 1-0. M. 14. Diego Milito marca con la derecha despu¨¦s de una jugada de Ewerthon. 2-0. M. 21. Diego Milito regatea a Sergio Ramos y bate por bajo a Casillas. 3-0. M. 33. Diego Milito cabecea picado un centro de Cani. 3-1. Baptista remata de cabeza una falta sacada por Beckham. 4-1. M. 55. Diego Milito remata de cabeza un saque de esquina. 5-1. M. 60. Ewerthon marca con la derecha tras un pase de Cani. 6-1. M. 82. Ewerthon, de volea desde fuera del ¨¢rea.
?rbitro: P¨¦rez Burrul. Amonest¨® a Gabi Milito, ?lvaro, Sergio Ramos y Guti.
34.000 espectadores en la Romareda. Partido de ida de la semifinal de la Copa del Rey.
Todo naci¨® en Cani. Era ¨¦ste un jugador maltratado durante mucho tiempo por la grada de La Romareda, que no le perdonaba su supuesta desgana. Pero de un tiempo a esta parte el chico se ha revelado como un futbolista de altos vuelos, potente y h¨¢bil, que desborda, imagina, inventa y resuelve all¨¢ en el carril del diez. Dos detalles fueron los suyos y el Zaragoza toc¨® a rebato para sacar los colores al hasta ahora intocable Madrid de Juan Ram¨®n L¨®pez Caro.
Pronto se vio que la presi¨®n del Zaragoza pod¨ªa resultarle insoportable al Madrid. Porque Guti no conectaba con Gravesen, que se ve¨ªa rodeado de rivales y, lo que es peor para ¨¦l, rodeado de la pelota. Ah¨ª hurg¨® el Zaragoza y de ah¨ª sac¨® petr¨®leo. Tranquilo viv¨ªa el conjunto de V¨ªctor Mu?oz a la espera de dar con la tecla. Una arrancada de Ewerthon, por ejemplo. Que lleg¨®. Se fue el brasile?o por la derecha, no le vio Roberto Carlos, no lleg¨® al cruce Helguera y su pase atr¨¢s lo coloc¨® Diego Milito en la escuadra. Fue el justo castigo a un Madrid que no se reconoc¨ªa. Y que se sinti¨® a¨²n m¨¢s castigado por el ¨¢rbitro, que en la jugada inmediata no vio c¨®mo C¨¦sar arrollaba a Robinho. La jugada era penalti, algo m¨¢s quiz¨¢. Nada fue a ojos de P¨¦rez Burrull.
Inquieto como estaba el Zaragoza no cej¨® en su empe?o. Sin embargo, fue a encontrar recompensa en una de esas jugadas con pinta de chiste. Sac¨® de banda el Zaragoza, los defensas del Madrid dejaron solo a Diego Milito y el argentino marc¨® tras enga?ar a Casillas. Mientras el Zaragoza hac¨ªa el partido de su vida, el Madrid no sab¨ªa c¨®mo taparse de aquella lluvia de golpes. No se tap¨® en el en¨¦simo centro de Cani, quien no necesit¨® una sola carrera de m¨¢s para hacerle un roto a Salgado, que lleg¨® a Diego Milito, a qui¨¦n si no, para que ¨¦ste cabeceara a placer.
Estaba el Madrid partido por la mitad, fuera del partido, de la eliminatoria y de la Copa cuando Beckham le dio brillo a su bota derecha. Acarici¨® el ingl¨¦s el bal¨®n, que se fue al punto de penalti, a la espalda de la defensa, al sitio justo donde entraba como un cohete Baptista. Cabece¨® con todo el brasile?o, se fue dentro la pelota y el moribundo Madrid resucit¨®.
Lo hizo s¨®lo un instante. Volvi¨® del descanso apretando, con Guti m¨¢s pegado a ese Gravesen que ha cogido un hueco de capital importancia en este equipo no se sabe bien por qu¨¦. Se acerc¨® el Madrid al ¨¢rea de C¨¦sar, de donde, por si hiciera falta, volvi¨® a echarle el ¨¢rbitro al pasar por alto un penalti a Baptista.
Pero aquello fue lo de menos. El Zaragoza encontraba un tesoro y un gol en cada jugada. En el c¨®rner sacado por Cani que cabece¨® Diego Milito. En el pase del capit¨¢n a Ewerthon, otro que se hizo grande en la fiesta, y que aqu¨¦l mand¨® dentro. Y en el zapatazo del brasile?o que agujere¨® la escuadra de un Casillas acribillado. Fueron seis y pudieron ser diez. Borracho de gloria estaba el Zaragoza ante un Madrid que recibi¨® uno de los m¨¢s sonoros castigos de su historia. Un Madrid que ha muerto para la Copa y para algo m¨¢s quiz¨¢. Porque ayer L¨®pez Caro, su sistema, sus jugadores, hasta parec¨ªa que el escudo, fueron mentira. Los borr¨® de un plumazo el mejor Zaragoza que recuerdan los tiempos.
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