Para¨ªso terrenal
El descubrimiento de 30 nuevas especies vivas -mam¨ªferos, ranas, p¨¢jaros, mariposas y plantas- en la Pap¨²a indonesia ha devuelto emocionalmente la confianza simb¨®lica de que no todo est¨¢ perdido. M¨¢s bien la paradoja de la esperanza consiste en que a¨²n queda Tierra por conocer, territorios "perdidos" donde precisamente puede hallarse una peque?a compensaci¨®n a lo que diariamente se desvanece.
En este in¨¦dito paraje que han explorado algunos bi¨®logos estadounidenses e indonesios se han registrado cinco especies m¨¢s de mariposas, veinte m¨¢s de ranas y dos raras aves que se ten¨ªan por extinguidas. Viene a ser una insignificancia si se tiene en cuenta que asistimos a la exterminaci¨®n de 6.000 especies animales cada a?o, entre ellas, 780 clases de p¨¢jaros.
La sensaci¨®n de recuperaci¨®n de lo "natural", que tanto prestigio otorga a los tomates biol¨®gicos, al algod¨®n o al lino, comunica con la melancol¨ªa que ha suscitado el tierno gesto de los nuevos mam¨ªferos que, seg¨²n sus descubridores, se acercaban mansamente a los humanos desconocidos. La reuni¨®n de especies en el tiempo id¨ªlico de un para¨ªso perdido se conecta tambi¨¦n, tr¨¢gicamente, con el arca de No¨¦ en un intervalo hist¨®rico donde se preparaba una cat¨¢strofe b¨ªblica. Estos seres vivos, reci¨¦n nacidos para el conocimiento cient¨ªfico, vienen a ser un aporte neto de vida inaugural. Aunque vieja y desconocida, esta nueva vida se traduce en una corazonada de esperanza tan ingenua como sentimental, tan anecd¨®tica como significativamente oportuna. O de radical desesperanza si se observa que los pocos para¨ªsos que puedan quedar lo son porque no hay seres humanos en ellos.
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