La conspiraci¨®n de 1994
El ex subcomisario Amedo, condenado por asesinato frustrado, revela en un libro la supuesta connivencia entre Garz¨®n, Pedro J. Ram¨ªrez y Cascos para resucitar el 'caso GAL' y echar al PSOE del poder
Jos¨¦ Amedo arranca su relato sobre la supuesta conspiraci¨®n en la que particip¨® con los primeros interrogatorios del juez Baltasar Garz¨®n a su compa?ero Michel Dom¨ªnguez, tambi¨¦n condenado por las acciones de los GAL.
DOM?NGUEZ ANTE GARZ?N.
ABRIL DE 1993. Amedo relata c¨®mo Garz¨®n interrog¨® de manera privada en su despacho a Michel Dom¨ªnguez, polic¨ªa condenado tambi¨¦n por los GAL.
"El juez le indic¨® que estar¨ªa dispuesto inicialmente a solucionar su problema si contaba todo lo que sab¨ªa. Michel le dio las claves del secuestro [de Segundo Marey], no las pruebas. En ese momento Garz¨®n los hizo salir del despacho para realizar una llamada telef¨®nica. Eran las siete de la tarde. Veinte minutos m¨¢s tarde volvieron a entrar en el despacho y Garz¨®n les dijo que ya no hab¨ªa que decir nada, porque iba en las listas electorales de Madrid por el PSOE y que ser¨ªa el pr¨®ximo ministro del Interior. ?l se encargar¨ªa personalmente de solucionar la situaci¨®n desde su nuevo destino. Finalmente, les encarg¨® que dijesen a Amedo que siguiese callado".
"Pedro, quiero que me pagues por esto. He perdido mucho tiempo y una parte de lo que llevo dentro" "
Acordamos una entrega inicial de 12 millones de pesetas y otra al entregarle una grabaci¨®n de Sancrist¨®bal"
Amedo: "?Aznar est¨¢ al corriente?" Ram¨ªrez: "Te dije que estar¨ªas respaldado por personas con mucho poder. Est¨¢ al corriente de todo"
"Jose me ha dicho que jam¨¢s se olvidar¨¢ de este favor", le dijo el director de 'El Mundo' a Amedo, seg¨²n el libro
"Cascos le dijo a mi abogado que si declaraba ante Garz¨®n lo que sab¨ªa, cuando llegasen al poder garantizaban el indulto de su cliente"
"Yo no estaba presente en la reuni¨®n. No vi esa entrega. el dinero me lo dio Sancrist¨®bal personalmente, pero nada m¨¢s"
"Nos dijo que sac¨¢ramos el dinero de Suiza, que s¨®lo quer¨ªa que implic¨¢semos a la c¨²pula de Interior"
Garz¨®n, seg¨²n Amedo, le dijo: "Ahora se pone de este lado o a prisi¨®n en compa?¨ªa de su mujer"
LAS SUPUESTAS PRESIONES DEL JUEZ.
NAVIDADES 2004. Amedo cuenta c¨®mo Garz¨®n, que regresa al juzgado tras dimitir del Gobierno socialista, le amenaza con meter en la c¨¢rcel a su mujer si no implica a la c¨²pula de Interior.
" (...) Las idas y venidas de mi abogado eran continuas. Hasta que un d¨ªa me indic¨® que Garz¨®n nos esperaba en su despacho a primeros de diciembre. (...) Como sab¨ªa de antemano nuestra forma de entrada, pr¨¢cticamente clandestina y sin tener que pasar el control de ning¨²n tipo de detector, iba en condiciones de realizar una vez m¨¢s la labor que hab¨ªa practicado durante gran parte de mi vida profesional en los servicios de informaci¨®n: incautarme de las pr¨®ximas horas de cara al futuro. La entrevista dio comienzo a las 18 horas. Fueron tres horas de acoso que no reflej¨® en acta judicial alguna, porque era una actuaci¨®n, llam¨¦mosla judicial, absolutamente irregular. (...)
No se recat¨®, ni sinti¨® verg¨¹enza alguna al decirnos claramente que conoc¨ªa los n¨²meros de unas cuentas en Suiza de nuestras mujeres. Que sac¨¢semos el dinero mientras no mandase la comisi¨®n rogatoria, ya que el dinero no le interesaba, y s¨®lo quer¨ªa que implic¨¢semos a la c¨²pula del Ministerio del Interior. Asimismo, afirm¨® que conoc¨ªa por la conversaci¨®n con Dom¨ªnguez, ajena a cualquier norma legal, las claves, no las pruebas, del sumario Marey y que actuar¨ªa contra nosotros si no implic¨¢bamos al Gobierno socialista.
En un momento determinado, le espet¨¦:
- Y de lo que me transmit¨ªan el a?o pasado Dom¨ªnguez y Manrique, ?qu¨¦? De estar callado, ?qu¨¦? De ser ministro, ?qu¨¦? De ser c¨®mplice de usted en sus aspiraciones pol¨ªticas, ?qu¨¦?
- No sea indiscreto, ¨¦sos eran otros tiempos, ahora se pone de este lado -dijo indic¨¢ndome el sitio que ocupaba en su mesa- o, ya sabe, de nuevo a prisi¨®n y esta vez en compa?¨ªa de su mujer. ?Le han indultado los que le dieron ¨®rdenes? No. Pues a por ellos junto a m¨ª.
Garz¨®n a?adi¨®: "Pensar¨¢ que soy un hijo de puta, pero no tiene otra salida que caminar de mi mano y romper de inmediato. Tengo retenida la comisi¨®n rogatoria a Suiza y no puedo hacerlo por m¨¢s tiempo".
- Bueno, te doy unos d¨ªas para que pienses si deseas volver a la c¨¢rcel. ?Y tu mujer? ?C¨®mo lo aguantar¨ªa? No debe de ser grato para nadie y menos para sus hijas. Lo que tienes que hacer es no crearles m¨¢s problemas y tomar la decisi¨®n adecuada. (...) No tienes mucho tiempo para decidirte, en tus manos est¨¢ tu destino".
CITAS CON RAM?REZ.
El ex subcomisario detalla sus conversaciones con el director de
El Mundo.
"La cita se hab¨ªa acordado por medio de Manrique [abogado de Amedo] con la anuencia de Garz¨®n. El tiempo apremiaba y hab¨ªa que aprovecharlo. El abogado me llev¨® al hotel Eurobuilding. Entramos por el aparcamiento, desde donde accedimos a un apartamento en el que se encontraban el director de El Mundo y Melchor Miralles, que lo hab¨ªan alquilado.
(...) Seguimos un rato hablando sobre asuntos intrascendentes, hasta que fue directo al grano.
- Ya que est¨¢s dispuesto a ir a fondo contra los que te dieron las ¨®rdenes, que en definitiva te han arruinado la vida y te han hecho pasar a?os de c¨¢rcel por taparlos, tenemos que ir a por todas, llegar hasta arriba. Hasta la cabeza. ?Estamos de acuerdo?
- Tengo referencias muy concretas de que no me queda otro remedio. Por tanto, supongo que las posturas las tenemos todos muy claras. (...)
- Pepe, no te preocupes por las consecuencias de lo que se avecina. T¨² ya has pagado por todos y quiero que sepas que vas a estar plenamente respaldado por m¨ª, por amplios sectores sociales y por determinadas personas con mucho poder. Adem¨¢s, ya sabes lo lanzado que es el Pr¨ªncipe, ahora est¨¢ m¨¢s motivado que nunca y a ¨¦ste no le frena nadie.
Por cierto, Pr¨ªncipe era su forma de llamar a Garz¨®n.
(...) Poco despu¨¦s acordamos que a las diez horas del d¨ªa siguiente comenzar¨ªamos, junto a Miralles, las grabaciones.
Antes de llegar al final de esa primera tanda de reuniones, esencial y determinante para sus objetivos, yo comenc¨¦ a pensar que, al margen de cualquier otra cuesti¨®n y dado que todo era inmoral, hasta el rendimiento que ¨¦l y los suyos iban a obtener de lo que all¨ª hab¨ªa contado, por qu¨¦ no me iba a rendir tambi¨¦n sus frutos a m¨ª.
- Pedro, quiero que me pagues por esto. He perdido mucho tiempo y una parte de lo m¨¢s importante que llevo dentro.
- Nunca hemos hablado de dinero. Pero entiendo que sea as¨ª.
(...) Acordamos una entrega inicial de doce millones de pesetas, que se har¨ªa de inmediato, y otra posterior de similares caracter¨ªsticas cuando le hiciese llegar una grabaci¨®n de Juli¨¢n Sancrist¨®bal, ex director de la Seguridad del Estado, en la que implicaba a Felipe Gonz¨¢lez. Al d¨ªa siguiente recib¨ª la primera entrega. Conserv¨¦ el sobre en el que me dio el dinero, tom¨¦ nota de las numeraciones de los billetes de cinco mil pesetas y los fotocopi¨¦. Para entonces ya estaba acostumbrado a tomar todo tipo de precauciones.
Una vez cerrado el cap¨ªtulo del dinero, le mostr¨¦ el ¨²nico documento escrito por dos pol¨ªticos, Ricardo Garc¨ªa Damborenea, ex secretario de los socialistas vizca¨ªnos, y Juli¨¢n Sancrist¨®bal, ex director de la Seguridad del Estado, en el que se reivindicaba el secuestro de Marey, que yo hab¨ªa conservado entonces conscientemente. Este documento ratificaba y consolidaba todo lo que le hab¨ªa contado.
Al leerlo, al tocarlo, no hac¨ªa m¨¢s que repetir entusiasmado:
- Est¨¢ pillado, est¨¢ pillado.
- ?Qui¨¦n? -le pregunt¨¦.
- Felipe, hombre, Felipe. En cuanto el Pr¨ªncipe los pille, Gonz¨¢lez cae y objetivo cumplido.
Su felicidad era tal que no paraba de re¨ªr y de hacer comentarios jocosos sobre Felipe Gonz¨¢lez".
EL APOYO DE CASCOS Y AZNAR.
Amedo relata c¨®mo, seg¨²n le dijo Ram¨ªrez, Cascos y Aznar estaban al tanto de la operaci¨®n de acoso contra el PSOE.
"Pedro J. me recibi¨® y nos sentamos en una mesa redonda y acristalada.
(...) - Ver¨¢s, cuando lleguen los otros, todo ser¨¢ diferente. Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar tiene una gran capacidad pol¨ªtica, es serio y honrado, es un hombre muy v¨¢lido. Lo conozco muy bien. Ten confianza. Por cierto, al hilo de lo que estamos hablando, he de decirte que me ha pedido Jos¨¦ Mar¨ªa que te ruegue que a ser posible evites implicar en los hechos a Ricardo Garc¨ªa Damborenea, puesto que inicialmente tiene reservada para ¨¦l la candidatura a la Alcald¨ªa de Bilbao.
(...) Inquir¨ª con una falsa inocencia, porque me lo tem¨ªa, pero hasta ese momento no ten¨ªa la certeza.
- ?Aznar est¨¢ al corriente de todo esto antes de que estalle?
- Mucho antes. Por eso te dije el primer d¨ªa que nos vimos que estar¨ªas respaldado por personas con mucho poder. Est¨¢ al corriente de todo. ?No te tranquiliza que sea as¨ª?
- No me f¨ªo de los pol¨ªticos, tengo suficientes experiencias que me indican lo contrario.
- Pues de ¨¦ste puedes fiarte. Es serio, riguroso y responsable.
- He de decirte que, cuando te mostr¨¦ el comunicado que reivindicaba el secuestro de Segundo Marey, te indiqu¨¦ ¨²nicamente que me lo hab¨ªa entregado en el despacho del jefe superior de Polic¨ªa de Bilbao, el entonces gobernador civil de Vizcaya, Juli¨¢n Sancrist¨®bal, pero se me olvid¨® poner en tu conocimiento que el texto del mismo est¨¢ escrito fundamentalmente por Damborenea, con un a?adido de Sancrist¨®bal que hizo ante m¨ª. El Pr¨ªncipe cuenta con ello, no se puede salvar a Damborenea, a no ser que os li¨¦is entre todos.
- ?Joder! No puede ser, yo no sab¨ªa de esta implicaci¨®n tan directa, adem¨¢s le dar¨ªa un calado pol¨ªtico de grandes dimensiones. Damborenea ten¨ªa contactos permanentes con Felipe y ser¨ªa b¨¢sico para arrastrarlo.
Se qued¨® pensativo. Pero en pocos segundos reaccion¨® diciendo que de inmediato ten¨ªa que poner esto en conocimiento de Jose, como le llamaba ¨¦l.
(...) Cuando volvi¨®, me confirm¨® que era necesaria e inevitable la implicaci¨®n de Damborenea.
- Por otra parte, Jose me ha dicho que ponga en tu conocimiento que te est¨¢ sumamente agradecido y que jam¨¢s se olvidar¨¢ de este favor, as¨ª me lo ha dicho, insistiendo en que te haga llegar este mensaje. (...)
[El abogado] Manrique me dijo que ya se hab¨ªa concertado una entrevista en el despacho de Pedro J. con Francisco ?lvarez-Cascos en representaci¨®n de Aznar. (...) Cascos y Manrique hablaron durante hora y media en presencia de Ram¨ªrez. En ese tiempo Cascos le manifest¨® a mi abogado que estaba al corriente de toda la operaci¨®n y que tanto ¨¦l como Aznar la respaldaban. Que le pod¨ªa garantizar a su cliente que si segu¨ªa el camino establecido y declaraba ante Garz¨®n cuanto sab¨ªa, cuando llegasen al poder garantizaban el indulto y un futuro de vida ordenado y pr¨®spero. Que no tuviese ning¨²n tipo de reparo en mis declaraciones, hasta llegar a lo m¨¢s alto, porque aquel Gobierno ya sobraba. Pedro J., ante el futuro vicepresidente, le manifest¨® a mi abogado que ¨¦l estaba all¨ª para dar fe de lo que Cascos estaba prometiendo con el respaldo de Aznar y que si hac¨ªa falta se lo recordar¨ªa en tiempo y forma desde las p¨¢ginas de su peri¨®dico.
Todo estaba en orden. (...)
El viernes 16 de diciembre de 1994, por la tarde, cuando la Audiencia estaba despejada de personal, abogados y periodistas, comparecimos de forma secreta Dom¨ªnguez y yo junto a nuestro abogado, ante un Garz¨®n asequible y simp¨¢tico (...). Comenc¨¦ mi declaraci¨®n, como hice ante Pedro J., asumiendo mi papel de arrepentido y dejando claro que asist¨ªa a ese acto judicial por propia voluntad. (...) Nos convoc¨® para el lunes 19, ya de manera oficial. El estallido controlado y p¨²blico daba comienzo. (...)
Ese d¨ªa s¨ª, todo era riguroso. Asist¨ªan las dem¨¢s partes del proceso con caras circunspectas y perplejas, ajenas a lo que se ven¨ªa cociendo. A partir de ese momento, permanec¨ª declarando lo pactado durante horas, profundizando y detallando todos los aspectos m¨¢s delicados de la operaci¨®n Marey, (...) A altas horas de la madrugada, Garz¨®n se acerc¨® al lugar donde nos encontr¨¢bamos.
- Bueno, ya est¨¢, han declarado todos y, como era de esperar, no han reconocido los hechos. Es lo normal, est¨¢n adoptando la misma postura que tomaste t¨². Pero no hay por qu¨¦ preocuparse, no tardar¨¢n mucho en ablandarse en la c¨¢rcel.
Con un descaro absoluto nos cont¨® todo lo que hab¨ªa manifestado cada uno de ellos, hecho ins¨®lito en un juez imparcial.
- Me da la impresi¨®n que el m¨¢s d¨¦bil de car¨¢cter es Planchuelo -me dec¨ªa el Pr¨ªncipe mir¨¢ndome-".
M?S PAGOS MILLONARIOS.
"(...) A medida que Pedro J. iba viendo que los resultados del proceso eran contundentes y explosivos y que irremediablemente conduc¨ªan a la conquista del poder por parte de sus amigos, desembols¨® a ra¨ªz del encarcelamiento de Rafael Vera otros diez millones. Y otros ocho m¨¢s por unas grabaciones en las que Juli¨¢n Sancrist¨®bal implicaba a Felipe Gonz¨¢lez. (...) ?De d¨®nde sali¨® aquel dinero? Obviamente fue dinero B y se podr¨ªa comprobar si hubo desfases en el peri¨®dico durante aquella ¨¦poca (...)".
RAFAEL VERA.
16 de febrero de 2005. Garz¨®n prepara y orienta el testimonio de Amedo en un despacho contiguo al suyo oficial.
"(...) - Cuando te pregunte que qui¨¦n le entreg¨® a Sancrist¨®bal el mill¨®n de francos para financiar el secuestro de Segundo Marey, ?qu¨¦ me vas a contestar?
- Que supongo que Rafael Vera, que era secretario de Estado para la Seguridad y ten¨ªa la firma de los fondos reservados.
- Mira, para decretar la prisi¨®n de un ex secretario de Estado de la talla y el poder de Rafael Vera, no se puede suponer nada. Tienes que responder escuetamente que fue ¨¦l.
- Pero yo no estaba presente en esa reuni¨®n, no vi esa entrega. Sancrist¨®bal me dio ese dinero personalmente para llevar a cabo esa operaci¨®n, pero nada m¨¢s.
- Si no me respondes escuetamente que fue Vera, no puedo decretar su prisi¨®n. Si no puedo hacerlo, esto no avanza y no puedo llegar a los dem¨¢s. Por tanto, estamos como al principio. Sabes lo que hay y las responsabilidades a que te enfrentas. ?Le he creado problemas a tu mujer?
- S¨ª, demasiados. Todos sabemos que no tiene absolutamente nada que ver en estos temas.
- Podr¨ªan ser bastante peores. Pero bueno, ?no estamos de acuerdo que Juli¨¢n Sancrist¨®bal en aquellos momentos era el gobernador civil de Vizcaya y depend¨ªa directamente de Vera?
- Naturalmente, era as¨ª.
- Pues entonces, qui¨¦n le iba a entregar el mill¨®n de francos franceses.
- Por l¨®gica, s¨®lo pod¨ªa ser Vera, est¨¢ claro, pero yo no estaba all¨ª.
- Ya estamos otra vez, eso no tiene nada que ver. T¨² sabes que fue Vera quien le entreg¨® el dinero a Sancrist¨®bal, aunque no estuvieses f¨ªsicamente all¨ª.
- Es lo m¨¢s l¨®gico y coherente, pero quiero decir ¨²nicamente que no lo vi.
- Es que no te voy a preguntar eso, ¨²nicamente qui¨¦n se lo entreg¨® a qui¨¦n. ?De acuerdo?
- De acuerdo. (...)
Esa noche, el ex secretario de Estado fue conducido a la prisi¨®n de Alcal¨¢ Meco por orden del titular de Juzgado Central de Instrucci¨®n n? 5. (...)".
"AHORA, POR EL GORDO".
Amedo relata que tras el encarcelamiento de Vera, Ram¨ªrez le dijo que hab¨ªa que ir a por Jos¨¦ Luis Corcuera:
"- Esto est¨¢ que arde. Ahora a por el gordo.
- ?Qu¨¦ gordo?
- El impresentable Corcuera. ?se no resiste el men¨² de la c¨¢rcel.
En todas las ocasiones que se refer¨ªa al ex ministro, que fueron muchas, no pod¨ªa ocultar el odio visceral que sent¨ªa hacia ¨¦l.
- Pero yo no puedo decir nada de Corcuera. Cuando ¨¦l era ministro yo estaba en prisi¨®n.
- Pero tu mujer s¨ª. Se ha entrevistado en varias ocasiones con ¨¦l.
- S¨ª, pero por circunstancias personales. Incluso en una de ellas la acompa?¨® mi padre.
- M¨¢s que por circunstancias personales. ?No le ha pagado dinero para que no os falte de nada en prisi¨®n?
- He estado en prisi¨®n por acatar ¨®rdenes en la lucha contra ETA. Me puedes llamar delincuente, de hecho lo has hecho muchas veces p¨²blicamente. Est¨¢s en tu derecho, pero me da la sensaci¨®n de que para vosotros no se podr¨ªa encontrar el calificativo adecuado en el diccionario.
- No te pongas as¨ª, porque sabes de sobra que esto hay que terminarlo de la forma que t¨² y yo sabemos. Todo tiene que cambiar, puesto que es lo que se acord¨®. Adem¨¢s est¨¢s pendiente de unas promesas que son de suma trascendencia para ti. Siempre se lo recuerdo a Jose y Paco. Yo soy testigo de ellas y las van a cumplir siempre que sigas por el camino recto.
- S¨ª, ?pero a qu¨¦ viene lo de Corcuera?
- Tu mujer puede decir que recibi¨® fondos reservados del ministro, es lo m¨¢s l¨®gico. Adem¨¢s ya se encargar¨¢ el Pr¨ªncipe".
LA PIEZA M?S DESEADA. "Hasta que el 20 de ese mismo mes compareci¨® el que ten¨ªa que dar el gran golpe jur¨ªdico, el amigo de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, el ex socialista Ricardo G. Damborenea, que tir¨® por elevaci¨®n hasta lo m¨¢s alto, hasta la pieza que m¨¢s deseaban los art¨ªfices y dise?adores de esta maquinaria de venganza y asalto al poder: Felipe Gonz¨¢lez (...) En septiembre de 1995, Garz¨®n ya ten¨ªa enganchado en su convulso y prefabricado sumario al ministro del Interior de Felipe Gonz¨¢lez y lo hab¨ªa remitido henchido de orgullo al Supremo. (...) La banda de organizadores de todo esto estaba exultante. Faltaban pocos meses para que se cumpliesen todas sus aspiraciones. Eso me transmit¨ªan Pedro J. y el secretario de Cascos".
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