Pesadilla ADSL
La contrataci¨®n del llamado ADSL -conexi¨®n r¨¢pida a Internet por v¨ªa telef¨®nica- se ha convertido en Espa?a en un foco de abusos, molestias y comportamientos fraudulentos. El uso de la Red, identificado con la modernidad tecnol¨®gica, aparece manchado por pr¨¢cticas comerciales inadmisibles que caen, cuando menos, bajo el ¨¢mbito de la picaresca. Las altas fraudulentas, los servicios de atenci¨®n al cliente totalmente inoperantes o la publicidad enga?osa -promesas incumplidas de velocidad, entre otras- ponen a prueba todos los d¨ªas la paciencia de los usuarios. M¨¢s de la mitad de las quejas de los consumidores en el ¨¢mbito de las telecomunicaciones vienen motivadas por la conexi¨®n a Internet.
Acuciado por las protestas, el Gobierno ha acudido al rescate con una orden ministerial y una ley que pretenden poner orden en el guirigay de acusaciones mutuas en el que se han enzarzado las operadoras de ADSL (Telef¨®nica, Jazztel, Ya.com, Wanadoo...). Visto que las empresas que operan en el mercado parecen incapaces de establecer reglas de juego en su confrontaci¨®n permanente por captar clientes, la Administraci¨®n se ha decidido a actuar, exigiendo calidades m¨ªnimas de servicio a las operadoras e imponiendo sanciones y obligaciones de indemnizaci¨®n a quienes perpetren ese c¨²mulo de fraudes que se han convertido en la pesadilla de los internautas.
Por ejemplo, los costes de las altas fraudulentas correr¨¢n a cargo de la operadora desde el momento en que entren en vigor las nuevas normas; los afectados por la conducta desaprensiva de los buscadores de clientes a cualquier precio tendr¨¢n derecho a indemnizaciones; y los procedimientos para darse de baja ser¨¢n igual de ¨¢giles o de meticulosos que los que mantengan las compa?¨ªas para darse de alta. Cancelar los servicios de una compa?¨ªa telef¨®nica es una haza?a herc¨²lea, una pesadilla que contradice todas las normas de libertad de mercado y todos los derechos de los consumidores que se respetan en cualquier otra actividad comercial.
Permanecer¨¢ por ahora esa curiosa pr¨¢ctica que permite a las compa?¨ªas contratar por tel¨¦fono, que equipara de hecho una conversaci¨®n informal, propicia a malentendidos cuando no a interpretaciones maliciosas, a un contrato con todas las garant¨ªas legales. Convendr¨ªa que el Gobierno y la CMT se pusieran r¨¢pidamente de acuerdo para derogar esta anomal¨ªa. Las operadoras de telecomunicaciones, en general, y las de ADSL, en particular, deben dedicar atenci¨®n preferente a la calidad de los servicios que prestan y a las condiciones de gesti¨®n de sus negocios, justo lo contrario de lo que vienen haciendo.
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