Prenda de abrigo
Ll¨¢mame Brooklyn, la primera novela de Eduardo Lago, es la historia de uno de esos escritores que, como dir¨ªa Rafael S¨¢nchez Ferlosio, saben tejer pero no hacer jers¨¦is. Dicho de otro modo, narra la vida de un autor capaz de relatar hechos y de construir tramas al que, sin embargo, se le escapa la manera de clausurarlos al abrigo de una sola peripecia. Pero como sucede con toda obra fragmentaria, la del tejedor de jers¨¦is no es la ¨²nica historia de esta novela y, por la misma raz¨®n, el g¨¦nero literario al que pertenece puede parecer escurridizo.
Pero antes de hablar del g¨¦ne
LL?MAME BROOKLYN
Eduardo Lago
Destino. Barcelona, 2006
398 p¨¢ginas. 19,50 euros
ro, detallemos la especie. Ll¨¢mame Brooklyn cuenta la historia del escritor Gal Ackerman a trav¨¦s de su albacea literario, N¨¦stor Oliver-Chapman. ?ste, antes de que su amigo muriese, se comprometi¨® a purgar sus archivos y a terminar Brooklyn, la novela que Ackerman llevaba escribiendo desde hac¨ªa d¨¦cadas y que no lograba finiquitar. N¨¦stor Oliver-Chapman, despu¨¦s de dos a?os trabajando en este empe?o, logr¨® concluirla y as¨ª rindi¨® homenaje a la memoria de su amigo.
Lo que interesa aqu¨ª no es tanto la novela terminada por N¨¦stor, de la que no sabemos mucho, como la vida de Gal Ackerman, que sale a la luz durante la investigaci¨®n de su albacea. N¨¦stor, gracias a los archivos de su amigo, llenos de cuadernos, recortes, cartas y fragmentos de todo tipo, recompone la vida de Gal. Hasta los 14 a?os Ackerman se crey¨® hijo de la pareja formada por dos estadounidenses que lucharon en la Guerra Civil bajo la bandera de las Brigadas Internacionales, cuando en realidad sus padres fueron una joven de Valladolid y un brigadista italiano. Tambi¨¦n se nos narra su historia de amor con Nadia Orlov, que le dej¨® marcado de por vida; o la pasi¨®n por Brooklyn que le infundi¨® su abuelo adoptivo, David Ackerman. De hecho Brooklyn constituye el paisaje de los idilios de Gal; a trav¨¦s de este distrito neoyorquino conoci¨® el mundo y en Brooklyn vivi¨® su romance con Nadia.
Pero ?por qu¨¦ el libro que leemos, Ll¨¢mame Brooklyn, nos ruega desde el t¨ªtulo que le llamemos lo que no es: Brooklyn, el libro que Gal Ackerman quiso y no pudo, o no supo, terminar? Lo que tenemos en las manos, al final, no es m¨¢s que la historia entre bambalinas del libro verdadero, el making of de Brooklyn, y esto despierta en el lector la sospecha de que se est¨¢ perdiendo lo bueno. Los niveles se van entrecruzando, y al final la red de primeros autores (Gal Ackerman, tejedor y, seg¨²n se descubre, tambi¨¦n mentiroso), y autores segundos (N¨¦stor Oliver-Chapman, el patronista de jers¨¦is), mezclados con los mecenas del proyecto y con los testimonios de diversas fuentes (diario de Nadia Orlov, correos electr¨®nicos de su hija Brooklyn, documentos procedentes del padre brigadista de Ackerman), se organizan en un campo de Agramante -valga la paradoja- que simboliza las tramas y las urdimbres dispares con las que est¨¢ hecho el tejido.
El simbolismo no se agota en este punto. Gal Ackerman, hijo de una espa?ola y un brigadista italiano, adoptado por una pareja de norteamericanos y acogido en Estados Unidos, inevitablemente recuerda la deuda contra¨ªda por los espa?oles que encontraron all¨ª un refugio de la barbarie. Tal vez pueda decirse de Ll¨¢mame Brooklyn que, al igual que los fragmentos de Gal Ackerman, se teji¨® bajo el s¨ªndrome de Pen¨¦lope. O que se trata de un jersey cortado al bies. O, simplemente, que una vida como la que nos ha contado Eduardo Lago da para muchas prendas de punto, todas abrigadas.
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