El choque de creencias
En estos momentos en que numerosos colegas, periodistas o artistas de diversos pa¨ªses europeos manifiestan apasionadamente su apego a la libertad de expresi¨®n, como consecuencia de la pol¨¦mica suscitada por la publicaci¨®n de las caricaturas blasfemas del profeta Mahoma en un peri¨®dico dan¨¦s, y posteriormente en otros, es indudable que surgen muchos interrogantes fundamentales a prop¨®sito del tema.
El primero es, desde luego: ?resulta leg¨ªtimo ejercer ese derecho a costa de los sentimientos de m¨¢s de mil millones de habitantes del planeta? Yo, que soy mujer, periodista y musulmana, muy pr¨®xima al laicismo, completamente partidaria y militante de la libertad de expresi¨®n en esta parte del mundo, no considero aceptable, sin embargo, que se mezclen la libertad de manifestar una opini¨®n y la de emitir un insulto. Aunque es comprensible que los europeos est¨¦n orgullosos de su libertad total de expresi¨®n, creo que deber¨ªan preguntarse qu¨¦ responsabilidades implica el ejercicio de ese derecho.
Los dibujos, adem¨¢s de no tener en cuenta las susceptibilidades de los creyentes, est¨¢n cargados de un mensaje profundamente islam¨®fobo
La publicaci¨®n de las caricaturas no s¨®lo no representa un uso responsable y saludable, sino que, para el conjunto de los musulmanes, representa un abuso innegable de los privilegios otorgados a los miembros de la profesi¨®n period¨ªstica. Los dibujos en cuesti¨®n, adem¨¢s de no tener en cuenta las susceptibilidades de los creyentes, est¨¢n cargados de un mensaje profundamente islam¨®fobo. Difunden estereotipos peligrosos, estigmatizan a todos los miembros de una comunidad y los condenan a ser vistos como posibles terroristas. Ninguna deontolog¨ªa del ejercicio del periodismo puede disculpar un uso semejante de la libertad, que s¨®lo se justifica -incluso cuando se trata de la libertad de ironizar- en la medida en que presta servicio a la comunidad en su conjunto. En el caso de las caricaturas, ?qu¨¦ posible mensaje constructivo puede extraerse de unos dibujos que no sirven m¨¢s que para decir que los musulmanes son muy peligrosos? Adem¨¢s, propagan una imagen falsa e injusta del islam y su profeta, porque esta religi¨®n se apoya en los principios de la clemencia y la misericordia, y propugna, como fundamentales, los valores de la paz, el di¨¢logo y, sobre todo, el profundo respeto al otro.
En este contexto creado por la publicaci¨®n de las caricaturas, Abdel Sabur Shahin, eminente pensador isl¨¢mico egipcio, ha aconsejado a los creyentes que respeten los preceptos del Cor¨¢n, en especial los que dictan a los musulmanes la necesidad de buscar y utilizar el di¨¢logo pac¨ªfico con todos los que poseen creencias distintas al islam. Lo cual prueba que los caricaturistas daneses han demostrado, adem¨¢s de una total ignorancia sobre los valores de la religi¨®n musulmana, un inmenso desprecio hacia ella.
Ahora bien, en semejante situaci¨®n, ?qu¨¦ podemos esperarnos sino una radicalizaci¨®n cada vez mayor de las sociedades musulmanas? Y esto ocurre, adem¨¢s, en un momento en que los movimientos que propugnan el islam pol¨ªtico van viento en popa. En estas condiciones, voces como la de Abdel Sabur Shahin, que predican la moderaci¨®n, el entendimiento y el di¨¢logo, son muy minoritarias. Los dibujos daneses no s¨®lo han provocado una c¨®lera generalizada, sino que han fomentado la creaci¨®n de un aut¨¦ntico frente anti-occidental.
Randa Achmawi es periodista egipcia. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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