CiU: garant¨ªa renovada
Alguien ha hecho referencia en alguna ocasi¨®n al gen convergente como un tipo de predisposici¨®n natural y psicol¨®gica de los dirigentes nacionalistas que comporta indefectiblemente el pragmatismo, el pacto y el acuerdo como finalidades en s¨ª mismas. El posibilismo en detrimento del idealismo o la renuncia en beneficio de la estabilidad; es decir, como simples modus vivendi. Sin embargo, nada m¨¢s lejos de la realidad.
S¨ª es cierto, en cambio, que el gradualismo como la f¨®rmula menos mala posible para alcanzar nuestros objetivos de manera progresiva y eficaz, ha sido la praxis por excelencia del catalanismo de CiU. Si bien nuestro objetivo en el medio plazo ha sido siempre la construcci¨®n de un aut¨¦ntico Estado plurinacional, tambi¨¦n hemos actuado con vistas a un proyecto de transformaci¨®n profunda y progresiva de Espa?a en el corto plazo, hacia una formulaci¨®n nueva, abierta y plural de esa realidad donde ir proyectando Catalu?a sin estrechuras insostenibles o de dif¨ªcil digesti¨®n.
El gradualismo ha consistido m¨¢s espec¨ªficamente, pues, en aprovechar la posici¨®n de fuerza del nacionalismo pol¨ªtico -una fuerza condicionada con frecuencia por el cors¨¦ de la coyuntura- para potenciar nuevos cambios y promover nuevos saltos adelante en la definici¨®n y concreci¨®n de un nuevo modelo de Estado.
Hoy podemos decir que durante estos primeros 25 primeros a?os de autonom¨ªa y de democracia, esta forma de hacer pol¨ªtica ya ha tenido dos grandes formulaciones. La primera: la conocida como el peix al cove, vigente durante los 23 a?os de gobiernos de Jordi Pujol al frente de la Generalitat. La segunda -muy reciente-: la que se est¨¢ abriendo paso, por un lado, con la definici¨®n de un programa de m¨¢ximos que una nueva generaci¨®n de pol¨ªticos aprob¨® casi por unanimidad del Parlament el pasado 30 de septiembre y en el que CiU tuvo un papel insustituible tanto en el contenido como en la forma; y, por otro lado, el posterior pacto entre Artur Mas y Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero por el mejor texto estatutario posible en las actuales circunstancias. ?Y cu¨¢les son esas circunstancias?: un PSOE extremadamente fr¨¢gil en sus convicciones federalizantes, un PP echado literalmente al monte y un tripartito catal¨¢n con fuertes tensiones internas y un curr¨ªculo de faltas leves, graves y muy graves que har¨ªan ruborizar a cualquier gobierno decente, con la consecuente debilidad insitucional e inexistencia de liderazgo.
Es decir, hoy el nacionalismo de CiU, adem¨¢s de conseguir un nuevo y muy sustancial paso adelante con el acuerdo del nuevo Estatuto -suficiencia financiera, garant¨ªa de inversiones del Estado en proporci¨®n al PIB por un periodo de siete a?os, menci¨®n a la condici¨®n de Catalu?a como naci¨®n, bilateralidad y nuevas competencias-, ha logrado fijar la foto de un horizonte nacional y generacional que va mucho m¨¢s all¨¢ y al cual poder remitirse leg¨ªtimamente en un futuro -desenga?¨¦monos- m¨¢s bien cercano. Por tanto, si realmente existe un aut¨¦ntico gen convergente no cabe duda de que se trata de una ecuaci¨®n de s¨ªntesis entre el esp¨ªritu de ambici¨®n del 30-S de 2005 y la agilidad, firmeza y savoir faire del 21-E de 2006; un equilibrio entre los principios de fondo que dirigen nuestra acci¨®n pol¨ªtica y una realidad que es la que es y que no s¨®lo no es posible eludir, sino con la que cabe negociar si se quiere progresar eficazmente.
En resumen; en poco menos de medio a?o y desde la oposici¨®n, CiU se ha convertido en el m¨¢ximo protagonista del nuevo escenario pol¨ªtico tanto en Catalu?a como en Espa?a y CiU es la que ha forzado en ¨²ltima instancia la salida m¨¢s digna posible en la negociaci¨®n del Estatuto catal¨¢n. Recordemos que hasta hace pocas semanas sendas posiciones del PSC y de ERC consist¨ªan en acatar la decisi¨®n del PSOE -la que fuere- los unos y en acceder a renuncias muy significativas con tal de mantener su posici¨®n de influencia, los otros. Por decirlo de otro modo: como ya casi ocurri¨® a las puertas del acuerdo del 30 de septiembre, si hubiera sido ERC qui¨¦n firmara el acuerdo con Zapatero, hoy el Estatuto que va a ser discutido en la comisi¨®n paritaria del Congreso de los Diputados no ¨²nicamente estar¨ªa muy por debajo de
lo acordado finalmente por CiU, sino queel clima de crispaci¨®n general hubiera subido a¨²n m¨¢s de tono.
Y CiU no s¨®lo es la que garantiza hoy tambi¨¦n la estabilidad pol¨ªtica y refuerza la dignidad pol¨ªtica y de las instituciones en Catalu?a, mientras el tripartito -que es un fraude en s¨ª mismo- se debate entre plantarse definitivamente asumiendo su fracaso o hacer una vez m¨¢s caso omiso de incoherencias profundas que ya no pasan inadvertidas a nadie y seguir, agonizante, un a?o m¨¢s. El nacionalismo de CiU es hoy -nuevamente- garant¨ªa de tranquilidad, y sobre todo de centralidad y moderaci¨®n, entre un PSOE que por su err¨¢tica pol¨ªtica exterior o sus medidas poco consensuadas en el ¨¢mbito educativo o social -por poner s¨®lo algunos ejemplos- corre el riesgo de perderla por anclarse excesivamente a la izquierda y un PP a trote desbocado hacia el callej¨®n sin salida de la extrema derecha m¨¢s anticatalana que nunca.
Felip Puig es portavoz de CiU en el Parlament de Catalunya.
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