Los maestros nonagenarios
Un reciente art¨ªculo, cr¨ªtico con la labor de Greenspan al frente de la Reserva Federal, ha hecho recordar la figura de Paul Samuelson, seg¨²n Kenneth Arrow (premio Nobel en 1972), "el mejor economista de la historia". La mejora de la calidad de vida en EE UU y su fortaleza personal han propiciado que algunos de los grandes maestros de la econom¨ªa contempor¨¢nea permanezcan vivos cuando ya han traspasado la frontera nonagenaria. Es el caso del citado Paul Samuelson (nacido en 1915) y de John Kenneth Galbraith (1908). En ambos casos -por otra parte, diferentes- se une esa cualidad que caracteriza a los grandes cient¨ªficos sociales: sus intereses van m¨¢s all¨¢ de la especialidad en la que trabajaron y se formaron, y participan activamente en la vida p¨²blica de sus entornos, en una especie de teor¨ªa del compromiso sartriano, nada literaria.
Samuelson, vinculado al Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts, se doctor¨® en Harvard. En su tribunal figuraba Joseph Schumpeter, el gran economista austriaco. Hay una an¨¦cdota, no s¨¦ si ap¨®crifa, que dice que los miembros del tribunal quedaron impresionados por la capacidad cient¨ªfica del joven Samuelson, y que Schumpeter coment¨® abrumado: "Con nuestros conocimientos en relaci¨®n con los de este chico, ?podr¨ªamos haber aprobado nosotros?".
Catedr¨¢tico, escritor de peri¨®dicos (ha colaborado en decenas de ocasiones en EL PA?S), asesor de los presidentes Kennedy y Johnson, no hubo debate econ¨®mico en el siglo XX en el que no participase. En 1970, un a?o despu¨¦s de haber sido creado por el Banco de Suecia, se le concedi¨® el Premio Nobel de Econom¨ªa "por el trabajo cient¨ªfico a trav¨¦s del cual ha desarrollado la teor¨ªa econ¨®mica est¨¢tica y din¨¢mica, y contribuido activamente a elevar el nivel de an¨¢lisis en la ciencia econ¨®mica".
Pero si Paul Samuelson ha tenido influencia, ha sido por sus libros. Su manual Curso de econom¨ªa moderna: una descripci¨®n anal¨ªtica de la realidad econ¨®mica ha sido el m¨¢s vendido y el m¨¢s popular en la historia de la econom¨ªa. Hizo rico a nuestro economista y contribuy¨® a formar a muchas generaciones de t¨¦cnicos. Publicado a finales de los a?os cuarenta, a Espa?a no lleg¨® hasta 1965, traducido por Jos¨¦ Luis Sampedro (otro maestro a punto de ser nonagenario). En el pr¨®logo, Samuelson traza su objetivo: brindar al ciudadano "una teor¨ªa que le permita comprender las instituciones y los problemas econ¨®micos de la civilizaci¨®n de mediados del siglo XX". Economista nada dogm¨¢tico, intent¨® hacer la "s¨ªntesis neocl¨¢sica", uniendo lo mejor del keynesianismo con la parte aprovechable del liberalismo econ¨®mico, por lo que en ocasiones fue considerado un traidor tanto por los keynesianos puros como por los monetaristas.
Galbraith no es premio Nobel, pero su influencia ha sido superior a la de la mayor¨ªa de esos premiados y de muchos economistas de su tiempo. Continuador de los institucionalistas (Veblen es, para este economista de origen canadiense, "el h¨¦roe de mis maestros de la Universidad de California de los a?os treinta"), fue asesor de Roosevelt (del que opina: "El primero y en muchos sentidos el mayor de los personajes conocidos a lo largo de mi vida"), Kennedy, Johnson y Carter. Divulgador, periodista (estuvo al frente de la revista Fortune), autor de dos decenas de libros en los que recorre transversalmente la misma idea: la econom¨ªa, aislada de la pr¨¢ctica del poder, no tiene sentido. Por ello le han criticado tanto los economistas econom¨¦tricos que se a¨ªslan en su torre de marfil, y los neoliberales que dicen que la econom¨ªa se rige por la ley natural del laissez faire y que la suma de los ego¨ªsmos nacionales lleva ineluctablemente al bien com¨²n.
En el a?o 2000, ante la posibilidad de que Bush ganase sus primeras elecciones, un grupo de tres centenares de economistas norteamericanos (entre ellos Samuelson y Galbraith) firmaron un manifiesto avisando de las desastrosas consecuencias que tendr¨ªa para que el bienestar llegase a m¨¢s ciudadanos. Y ante la invasi¨®n de Irak, esos economistas volvieron a manifestarse en contra. Es hora de hacerles un merecido homenaje.
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