Los humos de EL PA?S

Su editorialista tiene raz¨®n cuando se pregunta sobre el posible fracaso de la ley antitabaco: bares m¨¢s cargados de humo que nunca, nuevos y mejores puestos de venta en la calle, precio m¨¢s barato, y la capital del reino dispuesta a hacerle v¨ªas de agua a la ley para proteger al fumador con desprecio a los dem¨¢s.

Pero es lamentable su tono de resignaci¨®n, que le lleva a EL PA?S a animar al Gobierno a la par¨¢lisis, esperando unos a?os para que unos j¨®venes que no se sabe de d¨®nde han de salir sean "ellos, y no la ministra, quienes incentiven a los bares" y "demanden, en general, espacios sin humos". ?A qu¨¦ otras lacras sociales necesitadas de transformaci¨®n piensan ustedes aplicar esa vergonzosa llamada a la pasividad en la acci¨®n pol¨ªtica?

Es probable que ahora sea tarde para una prohibici¨®n general para la que falt¨® valor. Quiz¨¢ convenga incentivarlos fiscalmente o, por qu¨¦ no, exigir a los bares de fumadores una mayor contribuci¨®n fiscal. Pero hay otro frente mucho m¨¢s dif¨ªcil en el que parece nadie pens¨®, que est¨¢ contribuyendo a debilitar la aceptaci¨®n social de esta norma. La ¨ªntima y estrecha uni¨®n entre tabaco y redacciones period¨ªsticas est¨¢ resultando el peor enemigo de una decisi¨®n pol¨ªtica ejemplar y necesaria. Quiz¨¢ ah¨ª s¨ª es cierto que no tengamos m¨¢s remedio que esperar a una renovaci¨®n generacional. En todo lo dem¨¢s, ojal¨¢ que Hacienda y Sanidad no pierdan el coraje que han demostrado hasta ahora.