Con Andaluc¨ªa
La necesidad de un nuevo Estatuto ha formado parte del discurso y del programa de IULV-CA desde 1996, reivindicada pr¨¢cticamente en solitario hasta que el PSOE asumi¨® como propia tal posibilidad en 2001. Conseguido nuestro primer objetivo pol¨ªtico, no hemos dudado en implicarnos en el proceso parlamentario de reforma, conscientes de que ese es hoy el principal reto pol¨ªtico y social de Andaluc¨ªa. Sabemos que construimos un Estatuto para los pr¨®ximos treinta a?os y queremos, hoy como ayer, formar parte de ese futuro. Somos, por tanto, los m¨¢s interesados en impulsar el nuevo Estatuto y ponerlo en manos del pueblo andaluz en febrero de 2007.
El nuevo Estatuto debe servir a todos, pero ser¨¢ mejor cuanto m¨¢s ¨²til sea para quienes necesitan una mayor respuesta de la sociedad y de las instituciones para mejorar su calidad de vida, la solidaridad, la igualdad, la justicia social y la cohesi¨®n, y es ah¨ª donde hemos centrado nuestro trabajo, como corresponde a un partido de izquierdas. Estamos muy satisfechos de que se hayan incorporado, tal como propon¨ªamos, nuevos objetivos estrat¨¦gicos, nuevos valores c¨ªvicos, m¨¢s derechos sociales y laborales, con m¨¢s garant¨ªas para su disfrute efectivo, m¨¢s compromisos medioambientales, y la igualdad y la integraci¨®n social y laboral como objetivos de las pol¨ªticas sociales p¨²blicas.
Para desarrollar todo esto, IULV-CA ha propuesto y ha consensuado con el PSOE un modelo de financiaci¨®n solidario y multilateral y el m¨¢s alto techo competencial para Andaluc¨ªa, incluyendo el Guadalquivir, para apurar al l¨ªmite las posibilidades de autogobierno que nos permite hoy la Constituci¨®n, de modo que Andaluc¨ªa tenga los instrumentos jur¨ªdicos y econ¨®micos necesarios para situarse en pie de igualdad con cualquier otra Comunidad, superando injusticias y desequilibrios inaceptables. Por tanto, en la proposici¨®n de Ley ya registrada reconocemos un alto porcentaje de nuestras propuestas. A¨²n as¨ª, mantenemos todav¨ªa votos particulares respecto a identidad, calidad de la democracia, ordenaci¨®n territorial y ayuntamientos, entre otros, que sin duda mejorar¨¢n el texto final.
En la reforma del Estatuto, que se percibe como un tema suprapartidario, el consenso pol¨ªtico es un valor demandado por la sociedad, que rechaza con la misma fuerza la posibilidad de veto. Quien se quede fuera del consenso deber¨¢ tener unas poderosas razones, que puedan ser f¨¢cilmente explicadas y defendidas ante la ciudadan¨ªa, o de lo contrario pagar¨¢ un alto precio pol¨ªtico y electoral por su empecinamiento y por su aislamiento sin justificaci¨®n. El texto firmado por IU y PSOE es un suelo s¨®lido para seguir construyendo un Estatuto de m¨¢ximo autogobierno en el marco constitucional, pues es una propuesta de gran solvencia jur¨ªdica y pol¨ªtica, que ha conseguido una alta estima dentro y fuera de la Ponencia y cuenta ya con un amplio consenso social, como lo demuestra el apoyo de CCOO, UGT y otras organizaciones sociales. Por eso nos resultan incomprensibles las actitudes tan partidistas y tan poco constructivas del PA y del PP.
IU defiende la conveniencia de que el Estatuto refleje el proceso de construcci¨®n nacional de Andaluc¨ªa como pueblo y territorio diferenciado en una Espa?a plurinacional, pero no podemos entender ni compartir que el PA supedite a ello todos los avances que el texto ya tiene con respecto al Estatuto vigente. ?Y qu¨¦ decir del PP? Nunca ha querido la reforma del Estatuto andaluz ni de ning¨²n otro. Su falta de participaci¨®n, de rigor y de solvencia en la ponencia, su negativa a firmar la proposici¨®n o sus recientes vaivenes sobre el refer¨¦ndum demuestran que est¨¢n tan supeditados a la pol¨ªtica partidista de Rajoy que son incapaces de ejercer con responsabilidad la defensa de los intereses de Andaluc¨ªa. Arenas ha defendido hasta ahora posiciones contradictorias y con el mismo ah¨ªnco argumenta que las reformas estatuarias no son necesarias ni demandadas por la ciudadan¨ªa y que sin el PP la reforma no es posible.
El consenso es deseable pero no al precio de recortes y limitaciones, como las que plantean los votos particulares del PP, pues cualquier pretensi¨®n de rebajar los contenidos acordados no solo no tiene sentido sino que tampoco tiene espacio, pues no parece l¨®gico que la derecha, con un 38% de los votos, pretenda imponer sus criterios a una mayor¨ªa social de izquierdas, pues dada la correlaci¨®n de fuerzas en el Parlamento andaluz y Congreso de los Diputados, es posible aprobar un Estatuto avanzado y progresista fruto del impulso de la izquierda andaluza.
En este sentido, es bueno traer a la memoria que en 1980 la derecha no dio su respaldo al Estatuto, y, sin embargo, ¨¦ste se abri¨® paso, como tambi¨¦n es necesario recordar que, al igual que entonces, nuestro Estatuto es determinante para la configuraci¨®n final de un modelo de Estado que tiene que mantener la solidaridad como un principio esencial en defensa de la igualdad de derechos, servicios y bienestar de los ciudadanos. Por eso, hoy IU, como ayer el PCE, juega un papel importante al servicio de Andaluc¨ªa, impulsando la reforma, abriendo paso a un proceso federalizante del Estado, y apostando por corregir las tendencias centralistas e inmovilistas de la derecha o confederalistas de algunos sectores nacionalistas. En definitiva, conquistar m¨¢s autonom¨ªa para construir una mejor Andaluc¨ªa.
Diego Valderas Sosa es coordinador general de IULV-CA
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